Biblia

Señor, prepárame para un buen fin

Señor, prepárame para un buen fin

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: hora de nacer, y hora de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de buscar, y tiempo de perder. (Eclesiastés 3:1–2, Juan 3:29–30)

Esas palabras, más que cualquier otra cosa que Juan haya dicho, revelaron el corazón que lo hizo tan grande. Comprendió de qué se trataba su vida: ¡Jesús! El comienzo de su ministerio se trató de Jesús y, más aún, su fin.

Y de eso se trata todo final de cada época de nuestra vida: el aumento de Jesús en nuestro decrecimiento.

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Lo que sea necesario, Señor

Habrá un tiempo dado por Dios para salir de cada rol en el que entramos. Algunos finales se sentirán dulces y claros; algunos se sentirán amargados y confusos. Por lo tanto, se requiere un tipo diferente de sabiduría para terminar bien que para comenzar bien. Exige humildad obrada por el Espíritu y fe fortalecida por el Espíritu para confiar en la soberanía, sabiduría y bondad de Dios en esas transiciones.

Debemos prepararnos para estos momentos o, mejor, debemos pedirle a Dios que nos prepare, para que al terminar cada momento, diremos con Juan el Bautista: “Él debe crecer, pero yo debo disminuir”.

Cueste lo que cueste, Señor, aumenta mi amor por tu supremacía y mi confianza en tus sabios propósitos para que, cuando me llegue el momento de salirme de algo para lo cual me has designado por un tiempo, reciba la disminución de mi influencia personal con fe gozosa.