La Biblia enseña: “Si confesamos nuestros pecados , El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad…si alguno peca, Abogado tenemos ante el Padre— Jesucristo, el Justo. Él es el sacrificio expiatorio por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los pecados de todo el mundo.” 1 Juan 1:9, 2:1,2 (NVI).  ​

Ya que Dios nos perdona a través de la sangre de Jesús, ¿por qué no nos perdonaríamos a nosotros mismos? ¿Somos más justos o más estrictos que Dios? No estar de acuerdo con la palabra de Dios indica falta de fe.

Sé consolado con Filipenses 3:13: “Olvidandolo que queda atrás. ” Olvidamos estas cosas porque es correcto que lo hagamos. Porque Dios se olvida de ellos y declara que nos ha lavado de todas nuestras imperfecciones. Isaías 1:18 (NVI), “‘Vamos, resolvamos el asunto,’ dice el SEÑOR. ‘Aunque vuestros pecados sean como la grana, serán blancos como la nieve.’” Confiemos en que Dios nos ayude a seguir lo más de cerca posible en Jesús’ pasos Nunca alcanzaremos la perfección en nuestras vidas humanas.

Sin embargo, porque somos perdonados, ¿significa eso que simplemente nos olvidamos de nuestras debilidades? No. Dios nos ama y nos disciplinará para desarrollar nuestro carácter. Hebreos 12:5-6, 10-11 (NVI), 5… “Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor, ni te canses cuando él te reprenda. Porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe por hijo…él (Dios) nos disciplina para nuestro bien, para que que participe de su santidad.  Por el momento toda disciplina parece más dolorosa que agradable, pero luego da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.”

Dios nos dará experiencias para ayudarnos a apreciar la gravedad de nuestros pecados y para fortalecer nuestra resolución. Somos perdonados, pero Dios también nos enseña. Aquellos cristianos que son sabios se someterán a la disciplina y crecerán de esa manera.