Mejor que el Everest
Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
Si vives dentro de esta enorme promesa, tu vida es más sólida y estable que el Monte Everest.
Nada puede derribarte cuando estás dentro de los muros de Romanos 8:28. Fuera de Romanos 8:28, todo es confusión, ansiedad, temor e incertidumbre. Fuera de esta promesa de la gracia futura de Dios que todo lo abarca, hay casas de paja de drogas y pornografía y docenas de diversiones fútiles. Hay paredes de listones y techos de hojalata de estrategias de inversión frágiles y coberturas de seguros fugaces y planes de jubilación triviales. Hay fortificaciones de cartón de cerrojos y sistemas de alarma y misiles antibalísticos. Afuera hay mil sustitutos de Romanos 8:28.
Una vez que cruzas la puerta del amor hacia la estructura maciza e inquebrantable de Romanos 8:28, todo cambia. Llegan a tu vida la estabilidad, la profundidad y la libertad. Simplemente ya no puedes dejarte llevar. La confianza de que un Dios soberano gobierna para tu bien todo el dolor y todo el placer que jamás experimentarás es un refugio incomparable y seguridad y esperanza y poder en tu vida.
Cuando el pueblo de Dios realmente vive por la gracia futura de Romanos 8:28 —desde el sarampión hasta el funeral— son las personas más libres, fuertes y generosas del mundo.
Su luz resplandece y el pueblo da gloria a su Padre que está en los cielos (Mateo 5 :16).