Hoy agradezco a Dios por el servicio y el sacrificio de 24,5 millones de veteranos en Estados Unidos.

Hoy es el Día del Veterano. Antiguamente era el Día del Armisticio porque el 11 de noviembre de 1918 en un vagón de ferrocarril en el Bosque de Compiengne en Francia se firmó el Armisticio con Alemania que puso fin a la Primera Guerra Mundial donde murieron 116.516 soldados estadounidenses.

Hay 9,5 millones de veteranos mayores de 65 años. 2,3 millones son negros. 1.1 millones son hispanos. 276.000 son asiáticos.

Cuando los soldados se acercaron a Juan el Bautista y le preguntaron: «¿Qué haremos?», es decir, «¿Cómo responderemos a tu llamado al arrepentimiento?», Juan respondió: «No extorsionar a cualquiera con amenazas o con falsa acusación, y contentarse con su salario” (Lucas 3:14).

De esto aprendemos que el arrepentimiento no exigía dejar de ser soldado. Las tensiones entre ser un seguidor de Jesús como soldado son esencialmente las mismas que las tensiones de ser un seguidor de Jesús en todas las demás estructuras de autoridad de la sociedad que Dios ordena para la estabilidad del mundo (como negocios, educación, gobierno y familia).

Ha habido elecciones angustiosas que los veteranos han tenido que tomar. Que ellos (y todos nosotros) recurramos a la cruz de Cristo para la resolución final de lo que hemos hecho. Estoy agradecido de que aceptaron el riesgo.