Desafortunadamente, no tenemos fotografías de Jesús, por lo que realmente no lo sabemos. Sin embargo, podemos hacer algunas conjeturas razonables basadas en lo que la Biblia nos dice acerca de él y su vida.

Como Jesús era carpintero, probablemente tenía brazos fuertes. En Mateo (21:12) mostró fortaleza cuando volcó las mesas de los cambistas en el templo. Caminó muchos kilómetros durante su ministerio, por lo que podemos imaginar que estaba en buena forma física.

Era costumbre que los hombres judíos llevaran barba. Isaías (50:6) profetiza cómo Jesús’ le tirarían cruelmente de la barba durante su juicio, la noche antes de su crucifixión.

No creemos que tuviera el pelo largo porque 1 Cor (11:14) dice: “…si un hombre tiene el pelo largo, es una desgracia para él.”

Jesús vivía en una parte del mundo que estaba seca y con mucho sol, por lo que podríamos suponer que tenía la piel bronceada.

Jesús era una persona afectuosa y tierna, y muchas personas buscaban en él consuelo y sanidad, por lo que sus expresiones faciales probablemente eran agradables y amables.

En última instancia, no es tan importante que sepamos cómo era Jesús, porque 1 Sam (16:7) nos dice: «La gente mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón».

Entonces, ¿cómo era Jesús? No lo sabemos con certeza, ¡pero sí sabemos que Dios lee nuestros corazones y considera que el interior es más importante que el exterior!

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