Las iglesias realmente deberían ser un refugio para los cansados, una casa segura para los quebrantados, un rescate para los abusados y maltratados. Estas expresiones locales del pueblo de Dios reunido están destinadas a ofrecer el amor, la esperanza y la sanidad que Dios mismo nos ofrece en el evangelio.

Lamentablemente, la iglesia inflige algunos de los dolores más graves y duraderos. por la gente en estas iglesias. El pecado se cuela en los rincones de nuestros santuarios y corrompe a los líderes, ministerios y relaciones. Y duele.

Jackie Hill, una poeta, fue herida por la iglesia y se resistió a regresar, hasta que se dio cuenta de que la iglesia con todos sus defectos es el único medio que Dios tiene para hacerla más como él. En tres minutos, comparte su corazón y algo de esperanza para los que sufren.