Cuando estamos llenos de alegría y gratitud hacia Dios, hablamos con Él en alabanzas, salmos y cánticos. “Hablando entre vosotros con salmos e himnos y cantos espirituales, cantando y haciendo melodía en vuestro corazón al Señor” Efesios. 5:19.

También nos comunicamos con Dios por nuestros comportamientos. Tal vez hayas escuchado el dicho: «Tus acciones hablan más que tus palabras». Así que cada vez que nos ocupamos en el estudio, en testificar, en ayudar a nuestros hermanos y bendecir a nuestro prójimo, estamos hablando con Dios. Le estamos diciendo que amamos obedecer Su voluntad.

Además, hay momentos en los que es difícil relacionar nuestros sentimientos profundos con palabras de oración. Tal vez estamos experimentando una gran pena, dolor o ansiedad. Entonces hablamos al Señor con nuestros silenciosos suspiros, que Dios entiende. “…el espíritu (nuestro nuestro espíritu) une también su ayuda a nuestra debilidad; porque no sabemos qué hemos de pedir como conviene, pero el mismo espíritu (nuestro espíritu) intercede con gemidos indecibles,” Romanos 8:26 (DBY).