Un año, o "tiempo," según el antiguo método hebreo de conservar registros cronológicos, era ordinariamente un año de doce meses lunares de aproximadamente treinta días cada uno, o 360 días. En las profecías simbólicas de las Escrituras, un día representaba un año. (Ver `Eze. 4:1-8`; `Núm. 14:33,34`.) Un «tiempo»; por lo tanto, de trescientos sesenta días en sentido profético, significaría 360 años. En la expresión bajo consideración hay tres tiempos y medio, o 1.260 años. El mismo período se menciona en el libro de `Rev; en el capítulo 12:14`, se llama tres veces y media (360 x 3,5 = 1.260); en el `capítulo 13:5`, se denomina cuarenta y dos meses (30 x 42 = 1260); y en el capítulo `12:6`, se llama mil doscientos sesenta días. Los estudiosos de la Biblia en general han llegado a la conclusión de que estos mil doscientos sesenta años llegaron a su fin en el año 1799 d. ;siete veces" (`Lev. 26:17`, `Lev. 18, 24,28`) o 2520 años, en los cuales el pueblo judío estaría sujeto a los poderes y reinos gentiles, terminará en el año 1914 d.C. cuando su reino fue volcado y destruido en el año 606 aC "Siete tiempos" o dos mil quinientos veinte años, llévenos a la fecha de 1914, cuando los judíos serán restituidos a su propia tierra, para tener un gobierno o reino propio, que será el núcleo del venidero gobierno universal tan frecuentemente mencionado en las profecías bíblicas.