Transcripción de audio

Cuando tratas de enumerar todas las cosas buenas que Jesús obtuvo para nosotros al derramar su sangre y resucitar, cuando tratas de enumerar todas de esos: te das cuenta de que esto incluye todo lo que sirve a nuestro bien eterno.

¿Recuerdas la lógica del evangelio de Romanos 8:32? Es probablemente mi versículo favorito de la Biblia.

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará generosamente también con él todas las cosas?

Es una pregunta retórica, con un respuesta supuesta. ¿Cómo no nos dará con él gratuitamente todas las cosas? ¿Qué significa eso? En virtud de morir por nosotros, nos asegura todas las cosas: todo lo que sirve a nuestro bien eterno.

“Todas las cosas en esta vida sirven a nuestro bien eterno, incluso la aflicción y la pérdida, la enfermedad y discapacidad.»

Si se te da la soltería en lugar del matrimonio como tu vida, es porque la sangre de Jesús aseguró el bien eterno que la soltería hará por ti. O si te dan una discapacidad o una enfermedad que nunca se cura en esta vida, es porque la sangre de Jesús aseguró el bien eterno que esta discapacidad hará por ti. Esto significa que hay miles y miles de cosas buenas que Cristo no compró para ti en esta vida.

No hay ninguna promesa en la cruz, en la sangre del evangelio, de que los cristianos tendrán salud en este mundo. No hay promesa en el evangelio para eso. Él no compró para todos los cristianos un trabajo, un matrimonio, riqueza, una casa o éxito en los negocios. Si estas cosas llegan a un cristiano, se muestran como bendiciones del evangelio, bendiciones compradas con sangre que se convierten en ocasiones para conocer, disfrutar y mostrar la gloria de Dios. Es entonces cuando obran para nuestro bien eterno.

El que no escatimó ni a su propio hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ciertamente nos dará todas las cosas con él. Todas las cosas en esta vida sirven a nuestro bien eterno, incluyendo la aflicción, la pérdida y el dolor. Y en la resurrección recibiremos todo lo bueno: ninguna aflicción, ninguna pérdida, ninguna tristeza, y toda bendición espiritual y física en los lugares celestiales.

Lea, mire o escuche la mensaje: