Transcripción de audio

Quiero asegurarme de que se dé cuenta de que el perdón no es la meta del evangelio. El perdón siempre sucede en la búsqueda de una meta mejor. Si me levanto por la mañana y peco contra mi esposa con mis palabras antes del desayuno y la lastimo, necesito perdón.

¿Por qué? Y si responde: “Para que ella haga la cena”, esa es la forma en que mucha gente trata a Dios. Por eso quieren el perdón. El infierno está caliente, por el amor de Dios. Prefiero cenar en un lugar fresco. No es una buena respuesta.

¿Sabes por qué debo desear el perdón? La quiero. No me gusta la pared. No me gusta el hielo. No me gusta la ofensa que he creado. Así que ten cuidado de por qué quieres el evangelio.

“No necesitas nacer de nuevo para no querer quemarte. Pero tienes que nacer de nuevo para estar satisfecho en Dios.”

El evangelio existe para eliminar las barreras entre usted y Dios: el disfrute de Dios, el deleite en Dios. No es solo para aliviar tu conciencia y sacarte del infierno. Los pecadores quieren eso sin ningún nuevo nacimiento en absoluto. No necesitas nacer de nuevo para no querer quemarte. Pero hay que nacer de nuevo para estar satisfecho en Dios. Esto es enorme: que entiendas correctamente el objetivo del evangelio. Y no es salida del infierno, entrada al cielo, golf para siempre. Ese no es el evangelio.

Entonces, el hedonismo cristiano va a por todas. Quiere la meta final del evangelio. Amo 1 Pedro 3:18, por esta razón: “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios”. Por eso murió. Él murió para llevarte a disfrutar de Dios.

Y si no disfrutas a Dios, no eres salvo. Por eso murió. Para que puedas disfrutar de Dios más que nada: más que esposa, más que familia, más que dinero, más que éxito, más que perdón, más que vida eterna.

“Tu misericordia es mejor que la vida” (Salmo 63:3). Entonces, ahí es donde se encuentra tu alegría, y el hedonismo cristiano no te permitirá conformarte con menos.

Lee, mira o escucha el mensaje completo: