En las Escrituras, la palabra "mar" se usa, no solo como un nombre para un cuerpo de agua, sino también simbólicamente, como representación de una humanidad sin ley, inquieta, insatisfecha y descontenta. En Su gran profecía (`Lucas 21:5-36`) nuestro Señor nos dice que en el tiempo de angustia, con el cual se introducirá el Milenio, bramarán el mar y las olas; y en `Sal. 46:1-3`, se representa, que las montañas simbólicas, o reinos, de la tierra se hundirán, abrumados por el mar simbólico, en una tormenta anárquica. Una vez que el Reino del Mesías haya puesto orden en la confusión actual, después de que haya establecido los intereses del mundo sobre una base adecuada de equidad, «no habrá más mar»; en el sentido de que ya no habrá un elemento inquieto e insatisfecho entre las masas de la humanidad. Pero aunque muchas de las profecías han tenido un cumplimiento tanto literal como simbólico, no somos lo suficientemente sabios para decir si esta tendrá o no un cumplimiento literal. Estamos seguros, sin embargo, de que tendrá un cumplimiento simbólico como ya se ha sugerido. Incluso si el mar literal continuara, no conocemos ninguna razón por la que los continentes de la tierra no puedan unirse mediante el levantamiento de tierras sumergidas para conectarlos. Sin embargo, es mejor para nosotros no caer en especulaciones en este sentido, de las cuales no tenemos un conocimiento absoluto.