Hay un principio que nos gusta aplicar a muchas áreas de nuestra vida, especialmente cuando se trata de dar. Pero este principio va más allá de lo que damos, realmente se aplica a todo lo que hacemos. Ese principio del que estoy hablando es el principio de sembrar y cosechar. Esto es lo que dice la Biblia.
“No os engañéis: de Dios nadie puede burlarse. El hombre siega lo que siembra” (Gálatas 6:8).
En su forma más básica, sembrar es lo que pones, cosechar es lo que obtienes. Quiero tomar este principio y aplicarlo a algunas áreas de la vida donde necesitamos reforzar eso.