Puedo olerlo. Es como tostadas, bistec o brownies. No solo atrae nuestro deseo, crea deseo. Las profundas caídas en el mercado de valores hacen salivar a muchas personas. Saben que rebotará. Están sentados en efectivo. Para fin de año, su montón podría impulsar la recuperación hacia la riqueza.

Para tales personas tengo una palabra de Dios. La palabra es: No desees ser rico. Te matará. Y en un mundo como el nuestro muchos probablemente perecerán contigo. El lenguaje de Pablo es más gráfico que el mío:
Gran ganancia es la piedad con contentamiento, porque nada trajimos al mundo, y nada podemos sacar del mundo. Pero si tenemos comida y vestido, con esto estaremos contentos.

Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, en muchas codicias necias y dañinas, que hunden a los hombres en ruina y destrucción. Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males.

Es por este anhelo que algunos se han desviado de la fe y han sido traspasados de muchos dolores. (1 Timoteo 6:6-10)