Transcripción de audio

“No dejes que tu santo vea la fosa, ni tu santo vea destrucción. Tú me muestras el camino de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo. Delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:10–11). Eso es lo que hay al otro lado de eso que se llama morir: placeres para siempre.

“Nadie podría ofrecerme nada mejor que seguir a Jesús”.

No hay nadie en esta sala que pueda ofrecerme algo mejor. De hecho, no hay nadie en esta habitación o en este mundo que pueda siquiera concebir algo mejor que la plenitud del gozo y los placeres a su diestra para siempre. Completo. No hay nada más lleno que lleno y no hay nada más largo que para siempre.

Entonces, si vienes a mí y me dices: «Tengo un trato mejor para ti que seguir a Jesús», yo diría: «Adelante: probar.» Y luego lo dirías, y yo diría: «No hay comparación». Porque no hay nada más lleno que lleno, y no hay nada más largo que para siempre. Y eso es lo que obtengo de gozo en su presencia. Aquel que me amó y se entregó por mí, y se levantó triunfante sobre la tumba, y reina como Rey en el cielo vendrá de nuevo para hacer suyo el mundo.

No puedes mejorarlo.

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