A los ojos de Dios, el matrimonio es un arreglo muy sagrado y un compromiso de por vida.  “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.  Así que ya no son dos, sino uno.  Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:6)

Lamentablemente, diferentes circunstancias pueden romper este vínculo.  La Biblia es clara en que si el esposo o la esposa mueren, el cónyuge sobreviviente es libre de volver a casarse. “La mujer está ligada a su marido mientras él vive, pero si él muere, es libre de casarse con quien quiera – pero que sea guiada por el Señor.”   (I Corintios 7:39)  Esto sería igualmente cierto para el esposo si su esposa muriera.   Los votos matrimoniales son vinculantes hasta la muerte de cualquiera de los miembros de la pareja.

¿Pero qué pasa si una persona se ha divorciado de su cónyuge?   Saber por qué la pareja optó por divorciarse puede determinar si alguno de los dos está libre para volver a casarse, según la norma bíblica.  Jesús dijo en Mateo 19:9 – “Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres porque vuestro corazón era duro.   Pero no fue así desde el principio.  Os digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, salvo infidelidad conyugal, y se casa con otra mujer, comete adulterio.”   Si una esposa ha sido moralmente fiel a su esposo, pero el esposo se divorcia de ella por otras razones, no es libre para volver a casarse.  Tampoco la mujer de quien se divorció.   Mateo 5:32 dice – “Pero yo os digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, excepto por infidelidad conyugal, hace que ella se convierta en adúltera, (si se vuelve a casar), y cualquiera que se casa con la mujer divorciada comete adulterio.” Si el adulterio fuere el motivo del divorcio, sólo el cónyuge que fue traicionado por su cónyuge sería libre para volver a casarse.  La concesión para volver a casarse después de un divorcio es la misericordia de Dios para la persona contra quien se pecó, no para la persona que cometió la inmoralidad.