Al leer el contexto de este pasaje, vemos en el versículo 11 que Pablo está hablando a los gentiles que se han convertido al cristianismo.  Es por el don de la gracia de Dios y no por nuestro mérito personal que se nos ofrece la salvación (versículo nueve).  Nadie será salvo jamás a menos que acepte el favor de Dios a través de Jesucristo y coopere con los arreglos y bendiciones divinos.

NVI traduce el décimo versículo de la siguiente manera:  "Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” No somos salvos por nuestras obras, pero Dios se complace cuando nos esforzamos por glorificarlo a través de nuestras obras.