Muchas historias y profecías bíblicas usan la imagen de un cordero para simbolizar a nuestro Señor debido al carácter y disposición del animal. Un cordero siempre sigue y obedece la voz de su Pastor así como Jesús siempre cumplió completamente la voluntad del Padre. Como dijo Jesús de sí mismo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí; porque soy manso y humilde de corazón…” Mateo 11:29. Ningún otro animal refleja tan bellamente los mejores rasgos de nuestro Salvador.

Recuerde el sacrificio de un cordero durante las 10 plagas en Egipto. La nación de Israel comió el cordero pascual, y los primogénitos quedaron bajo la protección de su sangre. Cuando el Apóstol Pablo explicó el significado simbólico de este evento, llamó a Jesús nuestro cordero pascual que nos inmoló. “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis masa nueva, como sois sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra pascua, es sacrificada por nosotros.” 1 Corintios 5:7.

El profeta Isaías también usó la imagen de un cordero para describir a Jesús. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero es llevado al matadero, y como oveja muda delante de sus trasquiladores, así él no abre su boca; boca.” Isaías 53:7. Así como un cordero es tranquilo, manso, y puede ser fácilmente llevado al matadero, así nuestro Señor se sometió voluntariamente, sin oposición, al sufrimiento y la muerte.

Cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús, declaró: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” Juan 1:29. Profetizó el futuro sacrificio de Jesús, quien, como el cordero de Isaías, sería manso y humilde, y moriría. Prometía que la muerte debería ser voluntaria y aceptada con dulzura y tranquilidad. Sería también el sacrificio del cordero pascual para quitar el pecado del mundo.