Predicar en la mediana edad

“La sabiduría adquirida a través de la experiencia de vida puede ser uno de los mayores beneficios de la mediana edad,” explica Gary Fenton en su libro El próximo capítulo de su ministerio (Baker Books). Él escribe: “Durante los primeros años del ministerio, tenemos tres fuentes principales para cada sermón: las Escrituras, la obra del Espíritu de Dios en nuestra vida y las percepciones que hemos extraído del texto. El resultado es que con frecuencia predicamos cosas que realmente no sabemos que son ciertas pero que aceptamos como ciertas de otras fuentes. Eso es normal. Hemos tenido poca experiencia de vida. El joven predicador corre el riesgo de sonar como un experto cuando en realidad no tiene experiencia de la cual hacer una aplicación. Puede sonar como un consultor de negocios que extrae su información del último libro.

“Pero en la mediana edad puedo predicar a los padres jóvenes con mayor integridad porque todavía puedo recordar en algún nivel cómo era durante esos años. Puede que ni siquiera use una ilustración personal, pero probablemente no daré una ilustración simplista que pase por alto las necesidades de los padres jóvenes. Tengo una mayor sensibilidad a sus necesidades porque he estado allí…

“Pero aquí está la tentación en la mitad de la vida: predicar desde nuestras experiencias más recientes. A menos que me discipline, descubro que hablo de los últimos cinco años de mi vida. Mi esposa y yo estamos ahora en la etapa del nido vacío. Sabemos lo que es enviar a tres hijos a la universidad: es un problema inmediato para nosotros. Así que tengo que hacer un esfuerzo intencional para escuchar a las familias que envían a sus hijos al primer grado o que tienen un nuevo bebé.”