¿Puedes explicar estos dos pasajes de la Escritura: `Juan 1:18`, “Nadie ha visto a Dios jamás;” y `Juan 14:9`, “Vosotros que me habéis visto a mí, ¿habéis visto también a mi Padre?”
La primera expresión debe entenderse en el sentido concreto. Ningún ser mortal podía ver al Señor Dios y vivir: «A quien ningún hombre ha visto ni puede ver». La última expresión, para ser entendida en armonía con la primera, debe ser considerada en abstracto. Como era imposible para los seguidores del Señor ver realmente a Dios, el Padre Celestial, la única forma en que podían ver a Dios era en el sentido representativo. Nuestro Señor Jesús, representó plena y perfectamente al Padre. Él era Dios manifestado en carne. El amor, la misericordia, la justicia y la sabiduría del Padre se manifestaron en la Vida y las enseñanzas del Señor Jesús. Entonces, los que conocieron al Señor Jesús, conocieron al Padre. El Señor Jesús nunca afirmó ser el Padre Celestial personalmente; pero siempre enseñó que Él era el Hijo de Dios. Las Escrituras declaran que Dios envió a Su Hijo unigénito al mundo. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo en el mismo sentido en que Él será «todo en todos» cuando el Hijo haya entregado el Reino al Padre al final del reinado milenial de Cristo.–`1 Cor. 15:17,28`.