El árbol de la vida fue plantado en medio del Jardín del Edén (Génesis 2:9). Suministró lo que era necesario para que la vida de Adán continuara. Cuando Adán pecó, perdió el acceso al árbol de la vida para que no viviera para siempre (Génesis 3:22-24).
Este árbol de la vida se menciona varias veces en el libro de Proverbios. La primera vez es en 3:18. El contexto que comienza en el versículo 13 habla de sabiduría y del gran beneficio de encontrar sabiduría. También en 11:30 el resultado de la justicia es el árbol de la vida. El deseo cumplido se llama árbol de la vida en 13:12, al igual que una lengua tranquilizadora en 15:4.
El libro de Apocalipsis nos da una comprensión más amplia del árbol de la vida. Apocalipsis 2:7, “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida…” Comer de este árbol de la vida es la recompensa para los vencedores. El Apóstol Pedro escribió en 2 Pedro 1:4 (LBLA), “Él (Dios) nos ha concedido Sus preciosas y magníficas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser participantes del naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.” Así, los cristianos vencedores recibirán la naturaleza divina como premio a su fidelidad.
La humanidad volverá a tener la oportunidad de comer del árbol de la vida cuando Jesús y su Esposa reine sobre la tierra. Apocalipsis 22:1-2 (LBLA), “…un río de agua de vida…que salía del trono de Dios y del Cordero…A ambos lados del río estaba el árbol de la vida, que producía doce especies de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones”. ¿Qué da vida en el reino de Dios?
Jesús es identificado como el padre o dador de vida de la humanidad en Isaías y 1 Corintios. Isaías 9:6 dice: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, El Padre Eterno, El Príncipe de la Paz.” 1 Corintios 15:45 (NASB) enseña, “El primer hombre, Adán, se convirtió en un alma viviente. El postrer Adán se convirtió en espíritu vivificante.”
Cuando Cristo (Cabeza y cuerpo) establezca el reino de Dios en la tierra, la humanidad resucitada será sanada de sus enfermedad del pecado; física, mental y espiritualmente. Así, en símbolo, Cristo se convierte en el árbol de la vida y ofrece la vida eterna en la tierra a los obedientes a la voluntad perfecta y amorosa de Dios. Apocalipsis 22:14 (NASB), “Bienaventurados los que cumplen sus mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y puedan entrar por las puertas en la ciudad”. Los desobedientes no tendrán acceso al árbol de la vida y, por lo tanto, dejarán de existir (morirán) como se muestra en el versículo 15.