…si tienes una fe tan pequeña como un grano de mostaza, puedes decid a este monte: ‘Muévete de aquí allá’, y se moverá… – Mateo 17:20
¿Alguna vez has deseado tener más fe? ¿Fe más fuerte? ¿Una fe más profunda? A veces, pensamos que si podemos reunir más fe dentro de nosotros mismos, podemos lograr más.
Uno de los errores más grandes que podemos cometer en la vida cristiana es pensar que el poder es procedente de la fe misma. Pero en dos ocasiones separadas en los relatos de los evangelios, Jesús habla de una fe de “grano de mostaza” que puede resultar en grandes cosas.
¿Qué significa ‘fe tan pequeña como un grano de mostaza’?
¿Por qué Jesús usa un grano de mostaza para describir la fe? En los días de Jesús, la semilla de mostaza se usaba proverbialmente para representar las cosas más pequeñas. Y con un diámetro de 1 a 2 milímetros, ¡es una ilustración adecuada!
Al usar esto ilustración para describir la fe, Jesús está dirigiendo nuestra atención, no a la cantidad o fuerza de nuestra fe, sino al objeto de nuestra fe. Nuestra fe es tan fuerte como el objeto en el que está puesta.
Si nuestra fe, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza, está puesta en el Dios todopoderoso, grandes cosas pueden suceder. En El Evangelio según Mateo, Leon Morris dice: “No es necesario tener mucha fe; incluso una pequeña fe es suficiente, siempre y cuando sea fe en el gran Dios.”
La Biblia define la fe como una seguridad dependiente y vacía en el carácter y las promesas de Dios. La definición bíblica de fe más famosa es Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
El contenido de esa fe se aclara en el versículo 6: “…porque quien quiera acercarse a Dios debe creer que él existe [su carácter] y que recompensa a los que le buscan [sus promesas].”
La fe bíblica no tiene nada que ver con el esfuerzo propio personal (Efesios 2:8-9) y no confía en la fuerza y sabiduría humana (1 Cor. 2:5). En otras palabras, cuando hablamos de la fe bíblica, toda la fuerza y el poder provienen del objeto de la fe (Dios mismo), no del «tamaño» de la fe; incluso una fe de «grano de mostaza» servirá.
En Mateo: una introducción y comentario, RT France escribe: “Es importante observar aquí que no es la ‘cantidad’ de fe lo que pone al alcance lo imposible, sino la poder de Dios, que está disponible incluso para la fe ‘más pequeña’.”