La palabra "naturaleza" en su verdadero sentido, aplicado a las criaturas o seres, significa el tipo de organismo y la esfera de existencia en la que viven, se mueven y tienen su ser. Así, cuando se hace referencia a la naturaleza humana, significa las condiciones de existencia relacionadas con la raza humana. La naturaleza angélica está en una esfera de existencia superior y diferente a la de la humanidad. (`Sal. 8`.) Así como hay una gran diferencia entre las condiciones de existencia de un pez y un pájaro, podemos suponer razonablemente que hay una diferencia igualmente amplia entre lo humano y lo angélico. La naturaleza Divina es la más elevada de todas las naturalezas, y es diferente de todas las demás en este sentido: posee vida inherente y, por lo tanto, es inmortal. Mientras que todas las demás naturalezas poseen vida que no es inherente, sino que se sostiene participando de los elementos vivificantes propios de las diferentes naturalezas. Una mezcla de naturalezas sería algo híbrido, una monstruosidad. El Señor Jesús experimentó dos cambios de naturaleza– de lo espiritual a lo humano (`Heb. 2:16,17`) y luego de lo humano a lo Divino. En las Escrituras se promete que los fieles seguidores de Cristo también experimentarán un cambio de naturaleza, y «llegarán a ser partícipes de la naturaleza divina», la naturaleza de Dios. `2 Pet. 1:4`.