La paloma es la figura favorita de los judíos como emblema de paz y salvación. De hecho, la paloma de Noé, con su rama de olivo, parece haberse convertido en un símbolo para todas las naciones. Una paloma, por su naturaleza, es un símbolo del espíritu de mansedumbre, paciencia, longanimidad, bondad, amor y fidelidad que es el espíritu del Padre – el espíritu santo.

Cuando Jesús fue sumergido en el Jordán, se necesitaba usar alguna figura como evidencia externa de la bendición divina. La paloma  era esa figura. Acertadamente representaba la plenitud del espíritu de amor de Jehová en Jesús. Sin embargo, no debemos suponer que el espíritu santo es una paloma, ni que tiene forma corporal como una paloma, pero como se instruye en todas las Escrituras, el espíritu santo es un poder o influencia divina.

Los creyentes cristianos también manifiestan el fruto del espíritu que es el espíritu manso y apacible. Este espíritu es uno de los adornos llamativos de todos aquellos que poseen el espíritu de santidad para con el Señor.