Salomón no es el único
En Deuteronomio 17, Moisés instruye a Israel acerca del rey que un día nombrarán para sí mismos. Él da las siguientes tres estipulaciones negativas:
- no debe adquirir muchos caballos (v.16)
- no debe adquirir muchas esposas (v.17a)
- no debe adquirir plata ni oro en exceso (v. 17b)
Ahora avancemos rápidamente a Samuel y Reyes. En 2 Samuel 7:12-17, Dios le promete al rey David un hijo que será rey para siempre. Cinco capítulos después nace su hijo Salomón, y por 1 Reyes 1 este hijo ha tomado el trono. ¿Podría ser este el rey eterno prometido?
El autor de Reyes nos deja en vilo. No es hasta 1 Reyes 10:14-11:8 que obtenemos una respuesta clara. Note lo que dice allí:
- 10:21 – “Todas las vasijas para beber del rey Salomón eran de oro, y todos los utensilios de la Casa del Bosque del Líbano eran de oro puro.
- 10:26 – “Y Salomón reunió carros y gente de a caballo. Tuvo 1.400 carros y 12.000 jinetes.”
- 11:3 – “Tuvo 700 mujeres, princesas y 300 concubinas.”
En otras palabras, tenía exceso de oro, exceso de caballos y exceso de esposas. Y aunque no tiene por qué hacerlo, el autor concluye en 11:6: “E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió enteramente a Jehová, como había hecho David su padre”.
Entonces Salomón no es en última instancia el Hijo/Rey que fue prometido en 2 Samuel 7. Y si Salomón no es el uno, entonces debe haber otro.
Vendría otro hijo de David: habría otro rey.
- Este rey no tendría exceso de plata y oro. Él sería rico, pero por nosotros se haría pobre para que nosotros, por su pobreza, pudiéramos ser ricos (2 Corintios 8:9).
- Este rey no tendría muchos caballos. Tendría que pedir prestado un burro para entrar a Jerusalén (Juan 12:14).
- Este rey no tendría muchas esposas. Él tendría una Novia y daría su propia vida por ella, para poder santificarla y presentarla en esplendor, santa e irreprensible delante de él para siempre (Efesios 5:25-27).
¡Aquí está tu rey, oh Israel! ¡Aquí está vuestro rey, oh pueblos! Aquí está el Hijo de David que fue prometido, y reinará para siempre.