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Sublime Gracia en los Destrozos del Adulterio

Sublime Gracia en los Destrozos del Adulterio

En los devocionales del personal recientemente estuvimos en Proverbios 6. Salomón advierte a su hijo contra la devastación del adulterio. En los versículos 32-33 escribe:

El que comete adulterio carece de sentido; 
   el que lo hace, se destruye a sí mismo. 
Recibirá heridas y deshonra, 
   y su vergüenza no será borrada.

Para Salomón, cada advertencia contra el adulterio debe haber estado obsesionada por el recuerdo de su padre y su madre, David y Betsabé. Imagina lo que debe haber sentido. Él fue el producto de un matrimonio que nunca debería haber sido.

Vio a la familia real, en medio de la edad de oro de Israel, implosionar porque esta unión que lo trajo a la existencia había llegado a existir. El pecado de David (2 Samuel 12:13), determinando llevar él mismo su condenación (Romanos 3:25-26). Pero no quitó de David sus heridas y su deshonra. 

Sin embargo, de los restos de la familia de David, emerge Salomón. Al elegirlo, de entre todos los hijos, para asumir el trono y escribir la Sagrada Escritura, Dios está diciendo algo sorprendente: Él realmente puede obrar todas las cosas, incluso el devastador pecado, para el bien de aquellos que lo aman y son llamados conforme a su propósito. (Romanos 8:28). 

La destrucción del adulterio es muy real. Su desgracia es duradera. Debe evitarse a toda costa. Pero aun así no es más poderosa que la gracia de Dios. 

A los que, como David, han caído, anímense. Si te has arrepentido y confías en Cristo, Él ha llevado toda tu condenación. Y aunque veas con doloroso y apropiado arrepentimiento el daño que causó tu adulterio, mantén los ojos abiertos. Es como si Dios sacara algo inesperado y sorprendentemente bueno de ello. Porque la gracia de Dios es más fuerte que el pecado del hombre.