Me he estado preparando para el ministerio en Rumania, Suiza y Alemania. Uno de los mensajes que debo dar es «¿Qué es el ministerio centrado en el evangelio?» He dejado que mi mente retroceda a lo largo de décadas de predicación sobre esto. Un mensaje salta de mi memoria con gran alegría y fuerza. El mensaje de Un día en mayo de 2000.

El texto era Gálatas 6:14, solo un versículo, para Un día con una pasión.

Lejos de ser gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

O para decirlo positivamente: Sólo gloriarse en la cruz de Jesucristo. La palabra se puede traducir «exultar en» o «regocijarse». Sólo exulta en la cruz de Cristo. Solo regocíjate en la cruz de Cristo.

Al prepararme para este mensaje hace doce años, dos cosas me asombraron como nunca antes. Dos cosas impactantes en este versículo.

1) Es como decir: Presume solo en la silla eléctrica. Solo regocíjate en la cámara de gas. Solo regocíjate en la inyección letal. Sea vuestro único alarde, y único gozo, y único júbilo, la soga de linchamiento.

Ninguna forma de ejecución que jamás se haya ideado fue más cruel y agonizante que ser clavado en una cruz y luego colgado hasta la muerte. Fue horrible. No habrías podido verlo, no sin gritar, tirarte del pelo y rasgarte la ropa.

Así que presume en eso. Exulta en eso. Regocíjate en eso.

¿En serio?

2) Y como si fuera poco, Pablo dice que esta debe ser la única gloria de tu vida. La única alegría. La única exultación. “Lejos esté de mí gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.”

¿Qué puede querer decir él? ¿Ningún otro alarde? ¿Ninguna otra exaltación? Ninguna otra alegría.

¿En serio?

Eso es lo que traté de responder en “Jactándose sólo en la cruz”. Eso es algo de lo que le pido al Señor que me ayude a decir en este viaje a Europa. Gracias por orar.