Comentario de Efesios 2:15 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

y abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos hombres un solo hombre nuevo, haciendo así la paz.

2:15 — “aboliendo en su carne las enemistades, la ley”. Pablo se refiere a la ley de Moisés. Habla de “la ley de los mandamientos, expresados en ordenanzas”. De esta misma ley él habla en 2Co 3:1-18, y le llama “el ministerio de muerte grabado con letras en piedras” (v. 7), o simplemente “la letra” que mata.

La ley de Moisés se llama “el ministerio de muerte” porque solamente condenaba el pecado y al pecador sin proveer un salvador. Había condenación pero no había salvación, porque “la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” (Heb 10:4), sino solamente cada año se hacía memoria de los pecados (v. 3); es decir, los sacrificios que había bajo la ley de Moisés apuntaban hacia Cristo, “el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Jua 1:29). La carta a los hebreos explica perfectamente la necesidad del sacrificio de Cristo, y de una nueva ley.

Pero en Efe 2:14-17 Pablo habla de la abolición de la ley de Moisés para quitar las enemistades causadas por ella. Esa pared era necesaria durante el período de tiempo en que estaba en vigor la ley de Moisés. La nación de Israel fue escogido por Dios para ser su pueblo escogido y especial, para que a través de esta nación pudiera venir el Mesías, el Salvador del mundo.

Fue muy necesario que Israel se quedara muy apartado de las otras naciones. Por lo tanto, se les dio una tierra especial, una ley especial, y costumbres especiales y peculiares. En Est 3:8 leemos, “Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey”.

Muchas leyes fueron diseñadas para hacerles una nación distinta y separada de las demás naciones; por ejemplo, los israelitas no podían comer la misma comida que las demás naciones comían. También se les prohibió casarse con los cananeos. Tuvieron que guardar el día séptimo como día consagrado a Dios. Estas y muchas otras leyes les hicieron muy diferentes y distintos a los demás. Estas leyes formaron una pared de separación entre los judíos y los gentiles.

Los “sabatistas” hablan de una “ley moral” (los diez mandamientos) y una “ley ceremonial” (las ordenanzas con respecto a los sacrificios y otros servicios), dividiendo en dos partes la ley antigua, y afirman que solamente la “ley ceremonial” fue abolida. Pablo no hace tal distinción, sino habla de “la ley” (singular), y dice que fue quitada (Col 2:14; 2Co 3:7; 2Co 3:11; 2Co 3:13; Rom 7:1-3, etc.).

Pedro se dio cuenta de que a los gentiles ya no era correcto llamarles inmundos. Cuando fue a la casa de Cornelio, el Señor le dijo en el éxtasis, “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hch 10:15). El dijo a Cornelio y a los demás, “Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo… En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hch 10:28; Hch 10:34-35).

Cristo quitó, pues, esa ley que hizo separación entre los judíos y los gentiles. No lo hizo meramente por medio de sus enseñanzas, sino “en su carne”; es decir, en la cruz (Col 2:14).

El orgullo del judío recibió un fuerte golpe cuando la ley de Moisés fue quitada, porque se consideraba a sí mismo como el favorito del cielo, y poseído del conocimiento verdadero. Lo que no podía

— o, por lo menos, no quería — reconocer el judío fue la naturaleza provisional de aquel sistema que le favoreció sobre los demás hombres. Tampoco quería reconocer que dicho sistema sería y fue superado e invalidado por un mejor pacto que abolió las distinciones entre judíos y gentiles y los unificó en Cristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

aboliendo en su carne. Col 1:22; Heb 10:19-22.

la ley de los mandamientos. Gál 3:10; Col 2:14, Col 2:20; Heb 7:16; Heb 8:13; Heb 9:9, Heb 9:10, Heb 9:23; Heb 10:1-10.

para crear … un nuevo hombre. Efe 4:16; 2Co 5:17; Gál 6:15; Col 3:10.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

aboliendo … la ley: Pablo no decía que Dios desechó los justos estándares de la Ley. Más bien, que los justos estándares de la Ley que las personas no podían alcanzar fueron alcanzados en Cristo. Él es nuestra justicia; los creyentes cumplimos la Ley en Él (Mat 5:17, Mat 5:20; Rom 3:21, Rom 3:22, Rom 3:31). La iglesia cristiana, compuesta por judíos y gentiles, se describe como un solo y nuevo hombre. En los primeros días del cristianismo, la Iglesia se conformaba principalmente por judíos. Pero bajo la dirección del Espíritu Santo, los creyentes testificaron a los gentiles (Hch 10:1-48), quienes más tarde excedieron a los miembros judíos en número.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

aboliendo en su carne las enemistades. Por medio de su muerte, Cristo abolió las leyes, las fiestas y los sacrificios del AT que tanto distinguieron a los judíos de los gentiles. Ahora bien, la ley moral de Dios (como está resumida en los Diez Mandamientos y permanece escrita en el corazón de todos los hombres, Rom 2:15) no fue abolida, sino incorporada al nuevo pacto porque refleja su propia naturaleza santa (Mat 5:17-19.) Vea las notas sobre Mat 22:37-40; Rom 13:8-10. un solo y nuevo hombre. Cristo no excluye a ninguno que acuda a Él, y los que son suyos no tienen distinción espiritual entre unos y otros. La palabra “nuevo” traduce el término griego que significa algo que se diferencia por completo de lo que era antes. Se refiere a algo diferente en clase y calidad. En sentido espiritual, una persona nueva en Cristo ya no es judía ni gentil, solo cristiana (cp. Rom 10:12-13; Gál 3:28).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:15 — “aboliendo en su carne las enemistades, la ley”. Pablo se refiere a la ley de Moisés. Habla de “la ley de los mandamientos, expresados en ordenanzas”. De esta misma ley él habla en 2Co 3:1-18, y le llama “el ministerio de muerte grabado con letras en piedras” (v. 7), o simplemente “la letra” que mata.
La ley de Moisés se llama “el ministerio de muerte” porque solamente condenaba el pecado y al pecador sin proveer un salvador. Había condenación pero no había salvación, porque “la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” (Heb 10:4), sino solamente cada año se hacía memoria de los pecados (v. 3); es decir, los sacrificios que había bajo la ley de Moisés apuntaban hacia Cristo, “el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Jua 1:29). La carta a los hebreos explica perfectamente la necesidad del sacrificio de Cristo, y de una nueva ley.
Pero en Efe 2:14-17 Pablo habla de la abolición de la ley de Moisés para quitar las enemistades causadas por ella. Esa pared era necesaria durante el período de tiempo en que estaba en vigor la ley de Moisés. La nación de Israel fue escogido por Dios para ser su pueblo escogido y especial, para que a través de esta nación pudiera venir el Mesías, el Salvador del mundo.
Fue muy necesario que Israel se quedara muy apartado de las otras naciones. Por lo tanto, se les dio una tierra especial, una ley especial, y costumbres especiales y peculiares. En Est 3:8 leemos, “Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey”.
Muchas leyes fueron diseñadas para hacerles una nación distinta y separada de las demás naciones; por ejemplo, los israelitas no podían comer la misma comida que las demás naciones comían. También se les prohibió casarse con los cananeos. Tuvieron que guardar el día séptimo como día consagrado a Dios. Estas y muchas otras leyes les hicieron muy diferentes y distintos a los demás. Estas leyes formaron una pared de separación entre los judíos y los gentiles.
Los “sabatistas” hablan de una “ley moral” (los diez mandamientos) y una “ley ceremonial” (las ordenanzas con respecto a los sacrificios y otros servicios), dividiendo en dos partes la ley antigua, y afirman que solamente la “ley ceremonial” fue abolida. Pablo no hace tal distinción, sino habla de “la ley” (singular), y dice que fue quitada (Col 2:14; 2Co 3:7; 2Co 3:11; 2Co 3:13; Rom 7:1-3, etc.).
Pedro se dio cuenta de que a los gentiles ya no era correcto llamarles inmundos. Cuando fue a la casa de Cornelio, el Señor le dijo en el éxtasis, “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hch 10:15). El dijo a Cornelio y a los demás, “Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo… En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hch 10:28; Hch 10:34-35).
Cristo quitó, pues, esa ley que hizo separación entre los judíos y los gentiles. No lo hizo meramente por medio de sus enseñanzas, sino “en su carne”; es decir, en la cruz (Col 2:14).
El orgullo del judío recibió un fuerte golpe cuando la ley de Moisés fue quitada, porque se consideraba a sí mismo como el favorito del cielo, y poseído del conocimiento verdadero. Lo que no podía — o, por lo menos, no quería — reconocer el judío fue la naturaleza provisional de aquel sistema que le favoreció sobre los demás hombres. Tampoco quería reconocer que dicho sistema sería y fue superado e invalidado por un mejor pacto que abolió las distinciones entre judíos y gentiles y los unificó en Cristo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Aquí encontramos una aposición que explica la expresión anterior con respecto al muro de enemistad. Así lo expresa la RV: «la ley de los mandamientos en orden a ritos». En la RV95 aparece entre paréntesis: (la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas) (cf. Col 2:14; Rom 8:3). Nos ayudan en la traducción las siguientes versiones. DHH simplifica la expresión: «Puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos». Y también la TLA: «Cristo ha puesto fin a los mandatos y reglas de la ley». Quizás en algunos idiomas se tenga que traducir indicando que “Cristo puso fin a los mandatos y reglas de la ley de los judíos”. O bien, se puede decir que “Cristo se sacrificó para que nosotros no tuviéramos que obedecer la ley con sus ritos y ordenanzas a fin de estar bien con Dios”. Esa es la idea que debe expresarse en la traducción. La pregunta es ¿qué significa la expresión?

Sin duda es una alusión a la ley de Moisés y quizás más en particular a sus aspectos rituales, ceremonias y ritos, lo cual está bien corroborado en el resto del NT (la carta a los Hebreos, Gálatas y Romanos son documentos fundamentales). De hecho, lo primero que Pablo menciona en este párrafo es la circuncisión (vv. Efe 2:11-12). La circuncisión, como señal del pacto de Dios con Abraham (Gén 17:1-27) no era algo malo o negativo. Era una señal física en el cuerpo del varón, que le recordaba la promesa incondicional de Dios para toda su descendencia. Lamentablemente para los descendientes de Abraham, esa señal se había convertido en un fin en sí misma, y era interpretada incluso como una señal de exclusividad. La circuncisión le hacía pensar al judío que sólo él era elegido por Dios. Lejos de recordarle su misión en el mundo de ser una bendición para todas las familias y pueblos de la (Gén 12:1-3; Éxo 19:4-6), la circuncisión se había convertido en una muralla de separación, como la que había construido en su templo en Jerusalén para mantener fuera a los no judíos. De manera que el autor no está rechazando el ritual como algo que es malo por sí mismo, sino la interpretación y uso que los judíos le daban en aquellos días.

En el caso del aspecto moral de la ley, resumido en los diez mandamientos, sabemos que Jesús mismo confirmó de manera clara su vigencia para los cristianos (Mat 5:17-48). Lo mismo hacen los apóstoles en sus escritos neotestamentarios (Rom 3:31; Gál 3:1-29; Efe 5:13-14). Y el autor de esta carta cita explícitamente uno de los 10 mandamientos en Efe 6:2-3, como algo que es un deber ineludible. De manera que Pablo no está pensando tanto en los deberes morales del cristiano como en los rituales como la circuncisión (v. Efe 2:11) que creaban una barrera entre judíos y no judíos.

La ley que Dios le dio a los judíos como una pedagoga (Gál 3:24) para guiar al pueblo y guardarle de la idolatría y formas de vida de las naciones, pronto se convirtió en una barrera por la cual los judíos expresaban su exclusividad y, en la práctica, su enemistad hacia los no judíos. Esa Ley, entendida por los judíos como el camino a la salvación, no es ya un obstáculo para los gentiles, pues que ahora pueden ser reconciliados con Dios y con sus hermanos judíos por el sacrificio de Cristo, sin tener necesidad de guardar los múltiples requisitos de la ley, en particular la circuncisión, para ser considerados como parte del pueblo de Dios. No olvidemos que cuando un prosélito se convertía al judaísmo, lo primero que debía hacer era circuncidarse.

En el enunciado para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz se reitera, a manera de propósito, lo que Jesús quería lograr con su muerte: La paz. Esta se expresa sucintamente en términos de la reconciliación de ambos bloques, para crear una nueva humanidad (para el lenguaje creacional que se usa aquí véase Efe 2:10). De hecho la cláusula que indica propósito, para, controla los dos verbos que siguen, crear y reconciliar (v. Efe 2:16).

Debemos notar el papel preponderante que la frase en él mismo tiene en este pasaje. La unidad y creación de una nueva humanidad se hace una realidad en Cristo (véase el comentario a Efe 1:1-6). Al unirnos a Cristo, judíos y gentiles, nos unimos los unos a los otros. Nuestra unión es posible gracias a nuestra unión con Cristo. Veamos cómo lo expresan las diversas traducciones. DHH dice: «en sí mismo creó de las dos partes un solo hombre nuevo. Así hizo la paz». El problema de esta traducción es que el griego usa el género masculino para la expresión de los dos, y aquí se hace neutro. La idea en el original es de dos personas que llegan a ser una. TLA: «y por medio de sí mismo ha creado, con los dos grupos, un solo pueblo amigo» La versión pone énfasis en la reconciliación añadiendo la idea “amigo”. La BNM ofrece una traducción más explícita en cuanto al sentido de “los dos” y traduce: «a fin de crear en sí mismo, con judíos y no judíos, una sola y nueva humanidad».

Casi todas las versiones usan la expresión en sí mismo para señalar que fue en Cristo que se realizó la nueva creación (2Co 5:17). La BP hace más explícito esto cuando traduce «creando así en su persona». De manera parecida el LPD usa esa expresión y habla de pueblos: «Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz».

En esta traducción se debe evitar a toda costa el lenguaje sexista y hablar no de un nuevo hombre sino más bien de una «nueva humanidad» como lo hacen NBE, BP, NVI. BNM. El versículo concluye indicando que de esta manera Jesús “hizo/constituyó la paz”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

2Co 5:17; Col 3:10.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

n 107 Rom 8:3

ñ 108 Mar 7:28

o 109 Deu 4:8

p 110 Rom 2:10

q 111 1Co 12:12

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

aboliendo…enemistad. La muerte de Jesús puso fin a los requisitos de la ley (mandamientos…ordenanzas) que producían enemistad entre judíos y gentiles.

nuevo hombre. Es decir, la nueva creación que Cristo hace en judíos y gentiles que creen en Cristo y que forman parte de su iglesia (vers. 19).

Fuente: La Biblia de las Américas

15 (1) Cristo derribó la pared intermedia de separación que existía entre los judíos y los gentiles, aboliendo la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas. Cuando El fue crucificado en la cruz, todas las ordenanzas fueron clavadas allí ( Col_2:14).

15 (2) Ya que la humanidad vino a ser carne ( Gén_6:3) y quedó, por ello, alejada de Dios y Su propósito, Dios ordenó que Su pueblo escogido fuera circuncidado, que se despojara de la carne. La ordenanza de circuncisión fue instituida a causa de la carne del hombre. Fue en la carne que Cristo fue crucificado. Cuando fue crucificado, fue rasgada Su carne, la cual era tipificada por el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo en el templo ( Heb_10:20).

15 (3) Esta no es la ley de los mandamientos morales, sino la ley de los mandamientos rituales compuestos principalmente de la práctica de la circuncisión, la observancia de las reglas alimenticias y la observancia del sábado. Estas ordenanzas eran las “columnas” principales del judaísmo. Los mandamientos morales nunca serán abolidos, pero los mandamientos rituales estuvieron vigentes sólo durante un tiempo específico, dispen-sacionalmente, y por eso no son permanentes.

15 (4) Es decir, ritos, las formas o maneras de vivir y adorar, que crean enemistad y división. Para practicar la vida adecuada de iglesia, debemos rechazar y abandonar todas las ordenanzas.

15 (5) Cristo creó un solo y nuevo hombre, la iglesia, forjando la naturaleza divina de Dios en la humanidad. Forjar la naturaleza divina en la humanidad fue una cosa nueva. Por consiguiente, fue un acto de creación. En la vieja creación Dios no forjó Su naturaleza en ninguna de Sus criaturas, ni siquiera en el hombre. Sin embargo, en la creación del nuevo hombre, la naturaleza de Dios fue forjada en el hombre para hacer que la naturaleza divina de Dios sea una sola entidad con la humanidad.

15 (6) Cristo no sólo es el Creador de un solo y nuevo hombre, la iglesia, sino que también es la esfera en la cual y el medio por él cual fue creado el nuevo hombre. El es el elemento mismo del nuevo hombre, y como tal, hace que la naturaleza divina de Dios sea una sola entidad con la humanidad. La palabra griega traducida aquí en puede denotar el elemento, lo cual significa con, e implica que el nuevo hombre fue creado con Cristo como su esencia divina.

15 (7) Los judíos y los gentiles estaban extremadamente separados por las ordenanzas divisoras. Pero los dos fueron creados en Cristo con la esencia divina para ser una sola y nueva entidad, la cual es el hombre corporativo, la iglesia.

15 (8) La iglesia no sólo es la iglesia de Dios, el Cuerpo de Cristo (la plenitud, la expresión, de Aquel que todo lo llena en todo, 1:23), la familia de Dios, la casa, el templo y la morada de Dios (2:19,21-22), sino que también es un solo y nuevo hombre, el cual es corporativo y universal, creado de dos pueblos, los judíos y los gentiles, y compuesto de: todos los creyentes, quienes, aunque son muchos, son un solo y nuevo nombre en el universo.

Dios creó al hombre como una entidad colectiva ( Gén_1:26). El hombre corporativo creado por Dios fue dañado por la caída del hombre; por lo tanto, era necesario que Dios produjera un nuevo hombre. Esto se realizó por medio de la obra de Cristo al abolir en Su carne las ordenanzas y crear en Sí mismo el nuevo hombre.

15 (9) Cristo hizo la paz entre todos los creyentes, al abolir en la carne las ordenanzas divisivas, es decir, al dar muerte a la enemistad, y al crear dé los creyentes judíos y gentiles un solo y nuevo hombre.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

en su carne. Para entender el sentido que da Pablo a esta corta frase, véase Gál 4:4 y Heb 2:14.

la ley. El conjunto del sistema legal judío.

los dos. i.e., judío y gentil.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Se inserta expresados para suplir elipsis del original; preceptos…Col 2:14.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

T265 Ἐν δόγμασιν significa: que consiste en ordenanzas.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

g Col 2:14.

Fuente: La Biblia Textual III Edición