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Significado Bíblico de ASIRIA

Significado Bíblico de ASIRIA

Significado de Asiria

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(heb. Ashshûr o *Ashshur, tal vez «paso», «héroe» o «igual»; erets *Ashshûr ; ac.
Ashshur; egip. Iswr; fen. *Shr; gr. Assuría, de donde se translitera la forma
española).
País sobre el Tigris superior en la Mesopotamia; también el imperio dominado por los
asirios. El nombre llegó a ser sinónimo del gobierno imperial sobre esa región, de
modo que los babilonios y más tarde los persas (quienes sucedieron a los asirios
como poderes mundiales) a veces fueron llamados «asirios» (Lm. 5:6; Esd. 6:22). En
el mismo sentido se llama «asirios» a los gobernantes seléucidas en un documento de
la colección de los Rollos del Mar Muerto.
I. Territorio.
La patria de los asirios tuvo su límite sur en el Pequeño Zab, un tributario del Tigris.
En la vecindad de la desembocadura del Pequeño Zab, y sobre la orilla derecha
(oeste) del Tigris, se encontraba Asur (Ashur), la antigua capital de Asiria. Desde allí
la patria de los asirios se extendía hacia el noroeste por unos 130 km a lo largo del río
Tigris. Las ciudades más importantes estaban a lo largo de la margen izquierda
(oriental) del río: KarTukulti-Ninurta (al norte, no lejos de Asur), Cala, Nínive y Dur-
Sharrukin. El país no era muy grande, porque al oeste del río había un desierto, y la
faja de tierra agrícola que había entre el río y las montañas al este era estrecha y
mucho menos fértil que el suelo del sur de la Mesopotamia. Mapa XI.
47. Una puerta de ciudad asiria (reconstrucción moderna) en Bagdad.
La escasez de tierras pudo haber sido responsable de algunas de las peculiaridades de
los asirios. Fue un pueblo comercial emprendedor, y tuvo aventureros audaces,
guerreros valientes y organizadores talentosos. Autodisciplinados rígidamente, eran
crueles con los demás. No fue un pueblo científico ni literario, como sus parientes del
sur, los babilonios, sin embargo, no carecían de talento artístico. Sus esculturas
revelan el dominio de la piedra que les proveían las montañas cercanas (figs 30, 308,
312, 421, etc.).
II. Idioma.
Como los babilonios y los arameos, eran semitas y hablaban un idioma (asirio)
estrechamente emparentado con el babilónico (Gn. 10:22). También usaban la
escritura cuneiforme de los babilonios, con algunas modificaciones locales en la forma
de los caracteres. Con el tiempo el asirio fue sustituido por el arameo. Cabe destacar
el inmenso aporte literario en forma de anales de guerra, tablas sincrónicas y diversos
documentos sobre mitología, astrología y medicina.
III. Cultura.
Por el 1er milenio a.C., cuando entraron en contacto estrecho con los hebreos en
Palestina, habían perdido su pureza racial, porque al gobernar sobre todo un imperio
habían absorbido a muchos de los pueblos subyugados (como los horeos) y, por
tanto, mostraban una gran mezcla de ellos en su apariencia y en sus características.
De gran riqueza artística son las formas arquitectónicas (reflejadas mayormente en
los templos) y los tallados de marfil.
IV. Religión.
Como eran semitas, tenían 109 muchos dioses en común con otras naciones
semíticas, especialmente con los babilonios. Adoraban a los grandes dioses de éstos:
el dios sol Shamash; Sin, la diosa luna; Ea, el dios de la Tierra; e lshtar, la gran diosa
de la fertilidad. También honraban a Anu, Marduk (Bel*) y a su hijo Nabu (Nebo*).
Sin embargo, su dios principal, a través de toda su historia, fue Asur (que no
pertenecía al panteón babilónico). Lo representaban como un sol alado que protegía y
guiaba al rey, su principal servidor (fig 274, centro). También se lo representaba con
un árbol, símbolo de la fertilidad. Pero era principalmente y por sobre todo un dios
guerrero, y la guerra llegó a formar parte de la religión nacional de los asirios.
Pensaban que cada campaña militar se hacía en respuesta a órdenes directas de
Asur. Por ello, la participación en la guerra era un acto de adoración. Esta asociación
del dios con las campañas militares asirias explica por qué su culto desapareció con la
extinción del imperio, en contraste con el culto a los dioses en otras naciones, que
sobrevivió a la muerte de la nación. (Por ejemplo, el dios patrono de los babilonios,
Marduk, siguió siendo la deidad principal del valle de la Mesopotarnia bajo los persas,
quienes conquistaron Babilonia; pero Asur nunca reapareció en el mundo antiguo
después de la destrucción de Nínive.)
V. Período preimperial.
Una breve declaración de Gn. 10:11 y 12 muestra que las ciudades asirias debían su
existencia a una expansión del poder de la Babilonia primitiva. Mi. 5:6 llama a Asiria
sencillamente la tierra de Nimrod, quien fue el 1er fundador de imperios, partiendo
de la Mesopotamia inferior. En la historia secular, Asiria aparece primero en el s XIX
a.C. como un reino vasallo de los reyes de la Mesopotamia austral. Desde ese tiempo
luchó continuamente por su independencia, por la supremacía y a veces por el poder
imperial sobre otras naciones. Sus gobernantes más ambiciosos durante su período
temprano fueron Sargón I (c1780 a.C.) y Samsi-Adad I (c 1749-1717 a.C.), un
amorreo, y ambos extendieron su influencia económica o militar hasta Anatolia y
Siria. Luego siguió una lucha contra los horeos de Mitani y los hititas, de la cual,
después de varios tropiezos, Asiria salió vencedora.
Durante la última parte del 2º milenio a.C. varios gobernantes fuertes y ambiciosos
trataron de establecer un imperio y tuvieron éxitos Momentáneos. Se pueden
mencionar a los siguientes: Adad-nirari I (c 1306-c 1274 a.C.), quien derrotó a
Babilonia e hizo campañas por el este y el norte con gran éxito; Salmanasar I (c
1274-1244 a.C.); Tukulti-Ninurta I (c 1244-1207 a.C.), vencedor nuevamente de los
babilonios y conquistador de su capital, también obtuvo victorias sobre Elam, los
arameos y los urarteos; y Tiglat-pileser I (1113-1074 a.C.), quien estableció su
dominio sobre un área que se extendía desde el Golfo Pérsico hasta el Mar
Mediterráneo. Luego siguieron varios reyes débiles, cuyo poder apenas alcanzó más
allá de las fronteras de su patria.
VI. Período imperial.
Unos 150 años después de la muerte de Tiglat-pileser I, Asiria fue por unos 300 años
(desde el 933 hasta poco antes del 612 a.C.) la nación más poderosa de la tierra.
Formó un imperio que cubrió toda la Mesopotamia y la mayor parte de los países
vecinos, grandes extensiones de Anatolia, toda Siria y Palestina y aun, por un breve
tiempo, Egipto. Fue durante este período cuando Asiria se puso en contacto con los
hebreos y luego destruyó el reino de Israel, el del norte. Por eso, en la Biblia se
menciona a varios reyes asirios, y en sus registros se incluyen 11 reyes hebreos (de
Israel: Omri, Acab, Jehú, Joas, Menahen, Peka y Oseas; de Judá: Azarías, Acaz,
Ezequías y Manasés). Mapa XI.
1. Asur-dan II (933-910 a.C.).
Primer gobernante fuerte de este nuevo período; conquistó el norte de la
Mesopotamia. Desde su tiempo los ejércitos asirios estaban en campaña en países
extranjeros prácticamente cada año, y lo siguieron haciendo por siglos. Corrieron ríos
de sangre y los cadáveres se apilaron como montañas, para usar el lenguaje de aquel
pueblo.
2. Salmanasar* III.
Luego, unos 14 años de gobiernos débiles.
3. Adad-nirari III (810-782 a.C.).
Esto no significa que Asiria fuera impotente durante ese período, porque sus
campañas militares ocasionalmente llegaron hasta Damasco: Adad-nirari la conquistó
de Hazael, y el rey Joas de Israel le entregó tributos; pero los éxitos militares asirios
no eran permanentes. Habría sido en esta época que Jonás cumplió su ministerio en
Nínive. Esta etapa de debilidad comparativa de Asiria fue aprovechada por Jeroboam
II, un rey fuerte de Israel, para restablecer el control sobre territorios que se habían
perdido después del tiempo de Salomón.
4. Tiglat-pileser* III.
5. Salmanasar* V.
6. Sargón* II.
7. Senaquerib.*
8. Esar-hadón.*
9. Asurbanipal (669-c 627? a.C.).
Bajo este monarca el imperio llegó al pináculo de su gloria y extensión territorial.
Egipto, que se había rebelado en los últimos años del reinado de Esar-hadón, fue
subyugada una vez más, y Tebas,* quizá la ciudad más grande del 110 mundo en ese
entonces, fue saqueada. De estas incursiones el rey se llevó a Asiria 2 obeliscos y
estatuas del faraón egipcio (hace poco se encontraron en estado fragmentario 2 de
esas estatuas en el palacio quemado de Asurbanipal en Nebi Yunus, uno de los
montículos de ruinas de la antigua Nínive). Babilonia, dirigida por Shamash-shum-
ukin (hermano del monarca), también se rebeló, pero esta rebelión fue aplastada.
Asurbanipal también alega que el rey Manasés de Judá le pagó tributo.
Tal vez él (o su padre Esar-hadón) desterró por un tiempo a Babilonia al rebelde
Manasés (2 Cr. 33:11-13).
Sin embargo, por sobre todos estos éxitos militares, a Asurbanipal se lo conoce como
fundador de un gran palacio-biblioteca en Nínive (la biblioteca se descubrió en
Kuyunjik, otro montículo de ruinas en la zona de Nínive). Gran amante del arte y de
la literatura, Asurbanipal envió a sus escribas por toda la nación para que copiaran –
para su biblioteca, sobre millares de tabletas de arcilla y en escritura cuneiforme- las
producciones literarios (tablillas que son hoy uno de los tesoros invalorables del
Museo Británico). Generaciones de asiriólogos trabajaron en estas reliquias, las que
se constituyeron en la mayor fuente de informaciones literarias, históricas y culturales
sobre las civilizaciones babilónicas y asirias (fig 48).
Pero las señales de un colapso futuro ya eran claramente visibles en los días de
Asurbanipal, y unas 2 décadas después de su muerte el imperio declinó y se
derrumbó. Los detalles de los últimos años del Imperio Asirio son escasos, por falta
de informes históricos claros. Dos de los hijos de Asurbanipal lo gobernaron por unos
pocos años, pero fueron incapaces de enfrentar a las fuerzas que se conjugaban
contra el Imperio, especialmente la de los babilonios y los medos. Los primeros, que
habían proclamado su independencia bajo Nabopolasar en el 626 a.C., estuvieron en
guerra casi permanentemente con los asirios. En el 614 a.C. los medos, bajo Ciájares,
destruyeron la ciudad de Asur, y Nínive corrió la misma suerte 2 años más tarde (612
a.C.), cuando cayó ante los ejércitos combinados de Ciájares y Nabopolasar. El último
rey, Asurubalit II, pudo reunir un resto de las fuerzas asirias alrededor de sí y
retirarse hasta Harán, que fue su capital por corto tiempo. Sin embargo, los
babilonios pronto lo expulsaron de la ciudad, y con su salida los asirios
desaparecieron de la historia (c 609 a.C.).
Bib.: Herodoto ii. 141. A. T. Olmstead. History of Assyria [Historia de Asiria] (Nueva
York, 1923); A. L. Oppenheim, Ancient Mesopotamia [Mesopotamia Antigua]
(Chicago, 1964); CAH I-III (1970-1975).

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: ASIRIA

ASIRIA según la Biblia: El gran reino de Asiria estaba situado cerca del río Tigris, limitado al norte por Armenia, por el monte Zagros y Media al este, Babilonia al sur, Siria y el desierto de Siria al oeste.

El gran reino de Asiria estaba situado cerca del río Tigris, limitado al norte por Armenia, por el monte Zagros y Media al este, Babilonia al sur, Siria y el desierto de Siria al oeste.

Pero es indudable que sus fronteras no fueron siempre las mismas. Nínive vino a ser su capital. Sus ruinas se hallan ahora dentro del territorio del Iraq.

La primera alusión a Asiria se halla en Génesis (Gn. 2:4), donde leemos que uno de los ríos del Paraíso «va al oriente de Asiria» (traducción alternativa: «iba hacia el este a Asiria»).

El nombre de Asiria parece haber derivado de su primera capital, Assur (que ahora recibe el nombre de Qal ‘at Sarqat), sobre el Tigris.

Aparentemente, gentes procedentes de Babilonia establecieron allí una monarquía, y hubo varios reyes antes de Salmansar I (alrededor del año 1300 a.C.).

Su descendencia mantuvo el trono durante seis generaciones hasta Tiglat-pileser I (alrededor del año 1130 a.C.). Este último puede ser considerado como el fundador del primer Imperio Asirio.

Hermoseó Nínive y acaudilló sus ejércitos en varias direcciones. Después de él, el reino entró en decadencia bajo Rimón-nirari II, 911 a.C., pero el hijo de éste, Assurnatsir-pal, 883 a.C., volvió a reforzar el reino, arrebatando territorio de los fenicios y de los «Kaldu» (caldeos).

Le sucedió Salmansar III, 858 a.C., que expandió aún más sus fronteras, y dejó relatos de sus conquistas, de los que se conservan tres monumentos en el Museo Británico, uno de los cuales es el llamado Obelisco Negro.

En él aparecen como coaligados en contra de él, Ben-adad, rey de Siria, y Acab, rey de Israel. Éstos fueron derrotados en la batalla de Karkar en el año 853 a.C.

Hazael de Damasco fue también vencido; recibió tributo de Yahua, el hijo de Khumri, esto es, de Jehú, a quien incorrectamente llama hijo de Mori, rey de Israel.

El siguiente rey que invadió Siria fue Rimón-nirari III, 810 a.C. Extendió sus victorias hasta lo que él denomina «la costa del sol poniente», que indudablemente es el Mediterráneo, e impuso tributo sobre los fenicios, israelitas, edomitas, filisteos y Damasco. Después de esto el poder de Asiria se desvaneció por un tiempo.

El siguiente rey notable fue Tiglat-pileser II o III, 745 a.C., que es considerado como el fundador del segundo imperio asirio.

Consolidó las varias colonias, deportó a las poblaciones turbulentas y dividió al país en provincias, cada una de las cuales pagaba un tributo anual fijo.

En sus inscripciones aparecen los nombres de Joacaz (Acaz) de Judá; Peka y Oseas, de Israel; Reson (Rezín), de Damasco, e Hiram, de Tiro. También se halla el nombre de Merodac-baladán.

Tomó Hamat y tuvo a toda la Palestina a su alcance. Atacó a las tribus del otro lado del Jordán, y llevó al exilio a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de Manasés (1 Cr. 5:26).

Acaz buscó aliarse con él contra Rezín, rey de Damasco. Rezín fue muerto y Damasco tomada, y allí Acaz se encontró con el rey de Asiria (2 R. 16:1-10; 2 Cr. 28:16-21).

Se adueñó asimismo de Babilonia, que posteriormente recuperó su independencia bajo Merodac-baladán.

Algunos asiriólogos consideran que Tiglat-pileser (cuyo nombre parece haber sido Pulu) es el mismo que el Pul mencionado en las Escrituras, pero ello no concuerda con la cronología bíblica; además, en un pasaje (1 Cr. 5:26) se menciona a Pul y Tiglat-pileser como dos personas distintas.

Salmansar IV accedió al trono en el año 727 a.C. Oseas, rey de Israel, era tributario suyo; al descubrirse que se había aliado con el rey de Egipto, Samaria fue asediada (1 R. 20:1; 2 R. 17:3-5).

Sargón le sucedió en el año 722 a.C., y es él quien conquistó Samaria. Una inscripción suya en Corbasad dice: «Asedié la ciudad de Samaria y deporté a 27.800 hombres que moraban allí, y tomé cincuenta carros de ellos, y ordené que fueran tomados el resto.

Puse a mis jueces sobre ellos, e impuse sobre ellos el tributo de los anteriores reyes.» También llevó colonos nuevos a Samaria, pero es de suponer, por los nombres de los lugares de donde procedían, que tal cosa no fue hecha inmediatamente.

Conquistó Carquemis, castigó al rey de Siria, e hizo desollar vivo al rey de Hamat. Sargón es mencionado por el profeta Isaías como enviando a su general a Asdod, que la tomó (Is. 20:1).

Una inscripción menciona la caída de esta ciudad. Sargón derrotó a Merodac-baladán en Babilonia, pero fue asesinado en el año 705 a.C. Su nombre era Sharru-kenu, «rey fiel».

Senaquerib sucedió a Sargón, su padre, en el año 705 a.C. Ezequías había sido tributario; al rebelarse, Senaquerib tomó las ciudades amuralladas de Judá, y después Ezequías le envió los tesoros de su propia casa y los del templo.

A pesar de ello Jerusalén fue atacada y se dieron discursos blasfemos contra el Dios de Israel. Ezequías se humilló ante Dios y el ángel del Señor dio muerte a 185 000 asirios.

Senaquerib volvió a su tierra y fue asesinado por dos de sus hijos (2 R. 18:13-19:37). Escribiendo en primera persona Senaquerib relata: «Al mismo Ezequías lo encerré como a un pájaro en una jaula dentro de Jerusalén su ciudad real… además de su anterior tributo y dones anuales, le impuse otro tributo y la honra debida a mi majestad, y lo impuse sobre ellos.»

Una tableta muestra a Senaquerib sentado en un trono recibiendo el botín de la ciudad de Laquis. Se supone que vivió 20 años después que dejara Palestina, antes de ser asesinado.

Nada dice de la pérdida de su ejército, y es posible que nunca se recuperara de este choque.
Esar-hadón le sucedió en el año 681 a.C. Se dice de él que reinó del Éufrates al Nilo.

También conquistó Egipto y lo dividió en 20 provincias, gobernadas por asirios. Según una inscripción, reclamó la soberanía sobre Babilonia, y tuvo allí su corte. Esto explica que él, como rey de Asiria, llevara a Manasés cautivo a Babilonia (2 Cr. 33:11).

Es mencionado también en Esdras (Esd. 4:2) como habiendo enviado colonizadores a Judea. Después de reinar durante 10 años, asoció consigo en el reino al famoso Assurbanipal.

De nuevo fue otra vez conquistado. Reunió una famosa biblioteca en Kouyunjik, las tabletas de terracota de las que hay un número preservadas. Assurbanipal murió alrededor del año 626 a.C.

La gloria del reino de Asiria iba declinando, y alrededor del año 606 a.C. Nínive fue tomada y destruida (Nah. 1-2).

Los asirios eran idólatras. De las inscripciones se pueden ver cientos de nombres de dioses.

La lengua de los asirios era una rama de las lenguas semíticas, y provenía del acadio. Se escribía con escritura cuneiforme.

Asiria fue usada por Dios como Su vara para castigar a Su pueblo Israel por sus pecados. También esta misma vara, por su soberbia y maldad tuvo que sufrir el juicio de Dios (cp. Is. 10:5-19; 14:25; Ez. 31:3-17; Nah. 3:18, 19; Sof. 2:13).

Algunos de los pasajes que hablan del rey de Asiria son proféticos, y se refieren al futuro escatológico que espera su cumplimiento. cuando, como «reyes del norte», tendrán que ver otra vez con Israel, y será juzgada por Dios.

La indignación contra Israel cesa con la destrucción del asirio (cp. Is. 10:12; 14:25; 30:27-33). Un notable pasaje habla del derramamiento de bendición sobre Asiria con Egipto e Israel (Is. 19:23-25):

«Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.» Vemos así que los asirios tienen un gran puesto en las Escrituras tanto en el pasado como en el futuro, indudablemente porque han tenido que ver, y tendrán todavía que ver, con el pueblo terrenal de Jehová, «el Israel de Dios».

El asirio es el azote abrumador de la ira de Dios debido a la relación de Israel con la idolatría.

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: ASIRIA