Significado Bíblico de CAMA
Significado de Cama
Ver Concordancia
(heb. generalmente mittâh y mishkâb; gr. klín, krábbatos, klinárion).
Este término, que aparece con frecuencia en las Escrituras, no siempre
corresponde a un mueble; en muchos casos, sencillamente señala el lugar donde
la gente se reclinaba o acostaba (Job 17:13; Sal. 63:6; etc.). Para los
antiguos, a veces no era más que una estera o una manta extendida sobre el piso
(Jn. 5:8, Jesús ordena al hombre inválido que tome su cama y camine). Sin
embargo, las camas existieron desde épocas muy 192 antiguas. La Biblia
menciona que los reyes y los ricos usaban camas o divanes adornados (Est. 1:6;
Ez. 23:41; Am. 3:12; 6:4). En Israel, en tiempos del NT, la realeza o los
nobles tenían camas altas; las clases más pobres, camas bajas. En Egipto se
descubrieron camas de esos tiempos, y en la excavación del sureño Tell
el-Farah (en Palestina) se hallaron esquineros metálicos. La «cama» de Og,
rey de Basán, por mucho tiempo conservado en Rabá de los amonitas (Dt. 3:11),
habría sido su sarcófago.
105. Cama de la reina Hetep-heres, madre del constructor de la Gran Pirámide en
Gîzeh. La cabecera está a la derecha.
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: CAMA
CAMA según la Biblia: En la antigüedad existían camas de muchos tipos diferentes.
En la antigüedad existían camas de muchos tipos diferentes.
Para los pobres, se limitaban a unas esteras que podían arrollarse por la mañana, y se podían guardar en un rincón. Así, una persona sanada podía «tomar» su cama (Mt. 9:6; Mr. 2:9, 11, 12; Jn. 5:8-12).
Para cubrirse, bastaba un cobertor, y en invierno uno más grueso; pero a menudo usaban sus propios vestidos. Esto explica la ley de que una capa tomada como prenda debía ser devuelta cuando se pusiera el sol, para que su propietario pudiera dormir abrigado en ella (Dt. 24:13).
Como cama propiamente dicha se usaban divanes sencillos. En Proverbios se nos da una descripción de una lujosa cama, «con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto» (Pr. 7:16).
Se hacían camas con verdaderas armaduras de madera o incluso de hierro, como la del rey de Basán, Og (Dt. 3:11), y de marfil (Am. 6:4).