Significado de Divorcio
Ver Concordancia
(heb. kertîthûth, «despido» [literalmente «un corte de separación»; del verbo
Kârath, «cortar»]; gr. apostásion).
Antes de la promulgación de la ley con respecto al divorcio, registrada en Dt.
24:1-4, los israelitas, como el mundo antiguo en general, aparentemente se
divorciaban de sus mujeres sin ninguna formalidad; por el simple acto de
ordenarles que salieran de sus casas. Esto es lo que hizo Abrahán con Agar,
con quien se había casado (Gn. 16:3; 21:9-14). De acuerdo con la costumbre
oriental, cada mujer estaba unida a un hombre, ya sea su padre o su esposo, y
no estar unida a ninguno representaba una desgracia y significaba sufrir
necesidad. Por ello, cuando un hombre despedía a su esposa la dejaba sin
amparo, y debía arreglarse sola en una sociedad que no tenía lugar para ella,
que no le tenía simpatía, y aun le era hostil. Con el fin de mejorar la suerte
de la mujer divorciada, Dios misericordiosamente ordenó que se le diera un
certificado que la identificara como una mujer divorciada. Con esto, podía
legal y apropiadamente llegar a ser la esposa de otro hombre sin que sobre ella
pesara ningún estigma. Jesús declaró que la provisión para el divorcio en el
código mosaico fue introducido por la dureza del corazón de la gente, pero que
originalmente «no fue así» (Mt. 19:3-9; cf. 1 Co. 7:10, 11). Por ello, la ley
de Dt. 24:1-3 no tenía la intención de sancionar el divorcio libre;
sencillamente ponía restricciones a una costumbre profundamente arraigada, para
proteger a la mujer de un esposo caprichoso. Jesús reinterpretó el mandato
acerca del divorcio afirmando que el hombre que daba el divorcio a su mujer por
cualquier razón fuera de la infidelidad matrimonial cometía adulterio al
casarse de nuevo (Mt. 5:31, 32:19:3-9).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: DIVORCIO
DIVORCIO según la Biblia: Disolución del lazo matrimonial. Moisés había consentido que los hombres repudiaran a sus mujeres por cualquier causa, como vemos en Dt. 24:1, 3;
Disolución del lazo matrimonial. Moisés había consentido que los hombres repudiaran a sus mujeres por cualquier causa, como vemos en Dt. 24:1, 3; pero el Señor Jesús mantuvo la ordenanza original de Dios de que lo que Dios había unido, el hombre no tenía derecho a separar; por ello un hombre no tiene derecho a divorciarse de su mujer excepto por causa de fornicación, cuando ella misma haya disuelto el lazo matrimonial (Mt. 5:31, 32; 19:3-9).
Se debe dar carta de divorcio a la mujer. La redacción de este documento, y conseguir su refrendo mediante testigos, era un cierto freno para el temperamento alterado de quien quería llevar a cabo su repudio.
El divorcio se usa simbólicamente para expresar la acción de Dios al repudiar a Israel, que había sido muy infiel, dándole carta de divorcio (Is. 50:1; Jer. 3:8).