Significado Bíblico de ESPERANZA
Significado de Esperanza
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Estos vocablos, sustantivos y verbos, significan «confianza», «expectativa», «seguridad», «esperanza», «deseo expectante». En la Biblia estas actitudes se expresan frecuentsemente como dirigidas hacia Dios y las cosas celestiales, y afirmadas en ellas. El salmista, al meditar sobre la incertidumbre y la vanidad de la vida, se dirigía a Dios como la base sólida de su esperanza (Sal. 39:7; cf 71:5; 146:5) y centraba su expectativa de salvación en Dios (Sal. 119:116).
La venida de Jesús al mundo dio nuevo contenido y forma a la esperanza. El cristiano se salva en la «esperanza» (Ro. 8:24), esperanza que recibimos por gracia (2 Ts. 2:16). Fuera de Cristo no hay esperanza (Ef. 2:12,13), pero Cristo es para el creyente «la esperanza de gloria» (Col. 1:27). La justificación por la fe produce paz y gozo «en la esperanza de la gloria de Dios» (Ro. 5:1,2). Mediante el Espíritu el cristiano espera «por fe la esperanza de la justicia» (Gá. 5:5).
La 2ª venida de Cristo es para él la bienaventurada esperanza (Tit. 2:13). Se dice que la esperanza es una «segura y firme ancla del alma» (He. 6:17-19). Basada en el sólido fundamento de la fe cristiana, imparte valor, entusiasmo, optimismo 403 y gozo. Es un antídoto para la desesperación y el desaliento. Estimula a una actividad plena de propósito, particularmente para el avance del reino de Dios.
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: ESPERANZA
ESPERANZA según la Biblia: Es descrita como la espera de algo que no se ve, pero que ha sido prometido (Ro. 8:24, 25). Bienaventurado es el hombre que tiene su esperanza puesta en el Señor; aunque surjan tribulaciones no dejará de llevar fruto (Jer. 17:7, 8).
Es descrita como la espera de algo que no se ve, pero que ha sido prometido (Ro. 8:24, 25). Bienaventurado es el hombre que tiene su esperanza puesta en el Señor; aunque surjan tribulaciones no dejará de llevar fruto (Jer. 17:7, 8).
No hay vaguedad alguna en la esperanza del cristiano: se trata de una firme ancla para el alma, porque el Señor mismo es su esperanza, y Cristo en él, es la esperanza de gloria (Col. 1:27; 1 Ti. 1:1; He. 6:18, 19). La venida del Señor, no la muerte, es la esperanza bienaventurada del cristiano (1 Ts. 4:13-18; 1 Jn. 3:2, 3).