Biblia

Significado Bíblico de HOSPITALIDAD

Significado Bíblico de HOSPITALIDAD

Significado de Hospitalidad

Ver Concordancia

(heb. ârêaj; gr. filoxenía).

En los hogares orientales se requería la hospitalidad, aun para forasteros
desconocidos. El huésped podía gozar de esta hospitalidad sin la más mínima
obligación de pago. En su defensa, Job alegó que siempre había estado atento a
las necesidades de los viajeros (Job 31:31, 32). Abrahán fue hospitalario con
ciertos extranjeros, los cuales, supo más tarde, habían sido seres celestiales
(Gn. 18). Lot acogió a 2 de ellos, sin saber, al principio, que eran ángeles
(19:1-3). Tan seriamente consideraba su obligación hacia sus huéspedes, que
para protegerlos estuvo dispuesto a sacrificar la pureza de sus hijas (Gn.
19:4-8). Pablo habría tenido estos incidentes en mente cuando aconsejó a los
cristianos a ser hospitalarios, porque al serlo, sin saber algunos habían
hospedado a ángeles (He. 13:2). Los israelitas recibieron la orden de proteger
a los extranjeros y ser hospitalarios con ellos (Lv. 19:33, 34). Simón dejó de
honrar a Cristo con las cortesías que un huésped podía generalmente esperar
(Lc. 7:44-46). En la Biblia se mencionan cuartos de huéspedes (RVR
«aposentos»;* Mr. 14:14; Lc. 22:11). Eliseo y su criado eran huéspedes
frecuentes de una mujer sunamita, que finalmente hizo construir una habitación
para él (2 R. 4:8-10, 13).

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: HOSPITALIDAD

HOSPITALIDAD según la Biblia: En el oriente se ha considerado desde siempre como un sagrado deber acoger, alimentar, alojar y proteger a todo viajero que se detenga delante de la tienda o del hogar.

En el oriente se ha considerado desde siempre como un sagrado deber acoger, alimentar, alojar y proteger a todo viajero que se detenga delante de la tienda o del hogar.

El extraño es tratado como huésped, y los que de esta manera han comido juntos quedan atados por los más fuertes lazos de amistad, confirmados por mutuos presentes y pasados de padre a hijo.

La ley de Moisés recomendaba la hospitalidad (Lv. 19:34), que era también para los griegos un deber religioso.

La manera actual de actuar entre los árabes es algo que recuerda las más antiguas formas de hospitalidad hebrea. Un viajero puede sentarse ante la puerta de alguien que le es perfectamente desconocido, hasta que el dueño de la casa le invite a cenar.

Si prolonga su estancia por algo de tiempo, no se le hará pregunta alguna acerca de sus intenciones; podrá partir en cuanto quiera sin más pago que un «¡Dios sea contigo!».

Con el crecimiento de la población hebrea se vio la apertura de numerosos mesones (véase MESÓN), pero la hospitalidad familiar persistió igual. Hay de ellos numerosos ejemplos en el AT (Gn. 18:1-8; 19:1-3; 24:25, 31-33; Éx. 2:20; Jue. 19:15-21; 2 R. 4:8, etc.; cp. Jb. 31:32).

El rico malvado de Lc. 16:19-25 violó gravemente la ley de la hospitalidad.
El NT enseña cómo debe ser la hospitalidad cristiana (Lc. 14:12-13).

En gr., el término «hospitalario» es «philoxenos», amigo de los extraños (Tit. 1:8; 1 P. 4:9) y la hospitalidad es «philoxenia», amor a los extraños (Ro. 12:13; He. 13:2).
Este deber es tanto más llevadero cuanto que le acompaña una maravillosa promesa (Mt. 10:40-42).

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: HOSPITALIDAD