Significado de Ladron
Ver Concordancia
(heb. gannâb, gedûd, îsh jeteƒ; gr. kléps; lstes, «robador»,
«revolucionario»).
Persona que sustrae lo que pertenece a otros por medio de la fuerza; se
diferencia del que hurta en que éste realiza el acto a escondidas. Bajo la
teocracia, un ladrón capturado debía reemplazar el buey robado por 5 bueyes y
una oveja robada con 4 ovejas, si el animal había sido muerto (Ex. 22:1). Si
el animal era recuperado, el ladrón debía pagar el doble (v 4). Si no era
capaz de hacer restitución, él misrno era vendido a esclavitud hasta que pagara
la deuda (v 3). No se incurría en crimen si alguien mataba de noche a un
ladrón en la casa robada, pero había «culpa de sangre» sobre el dueño de la
casa si le quitaba la vida de día (vs, 3). Cristo enseñó que en su 2ª venida
vendría tan silenciosamente como ladrón para los que no estuvieran preparados
(Lc.12:39, 40). Los klépts irregenerados estarán entre quienes no tendrán
vida eterna (1 Co. 6: 10); Judas era un klépts (Jn.12:6). En numerosos casos,
la RVR ha traducido lestes como «ladrón» (Mt. 21:13; 26:55; 27:38, 44; Mr.
11:17; 14:48; 15:27; Lc, 10:30, 36; 19:46; 22:52). Sin embargo, lestes
describe más adecuadamente al «bandido», «revolucionario», «asaltante»,
«salteador» (Jn.10:1; 2 Co. 11:26; etc.). Otro término utilizado en el NT es
el gr. hárpax, «ladrón», «estafador [timador, trampeador]» (1 Co. 5:10, 11;
6:10).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: LADRON
LADRÓN según la Biblia: Era un término que se aplicaba en tiempos bíblicos a los salteadores de caminos, y así lo vemos en varios pasajes del Nuevo Testamento
Era un término que se aplicaba en tiempos bíblicos a los salteadores de caminos, y así lo vemos en varios pasajes del Nuevo Testamento: Mt. 21:13; 26:55; 27:38, 44; Mr. 11:17; 14:48; 15:27; Lc. 10:30, 36; 19:46; 22:52; 23:39-43.
El ladrón arrepentido manifestó una fe tan extraordinaria como su arrepentimiento, reconociendo a Cristo, aun en la cruz, como al Rey divino, como al Salvador del hombre.
El acto de tornarse a Cristo, tal vez después de befarlo como el otro ladrón, parece haber sido repentino y haber sido causado por la resignación sobrenatural con que el Redentor sufría, por lo divino de sus miradas y de sus palabras y por las señales y circunstancias extraordinarias de aquel momento supremo.
Los ladrones eran crucificados por los romanos. Dos de ellos fueron crucificados con Jesús (Lc. 23:39-42). Cristo hubo de sufrir esta muerte afrentosa, y su identificación con el género humano y con los pecadores llegó hasta en el suplicio que sufrió.
La figura del ladrón que entra de manera sorpresiva e intempestuosa se usa para la Segunda Venida de Cristo, que se presentará sin anunciar su llegada (Mt. 24:43). De repente llegará el día del Señor (1 Ts. 5:2-4; 2 P. 3:10; Ap. 3:3; 16:15), como el ladrón en medio de la noche.