Significado Bíblico de ANATEMA
Significado de Anatema
Ver Concordancia
(gr. anáthema, literalmente «algo puesto [establecido]»; luego, «algo puesto aparte»
como una ofrenda votiva a un templo, «algo maldito»).
En la LXX anáthema corresponde comúnmente al heb. jêrem, (una cosa) «dedicada
[maldita]». Este vocablo hebreo proviene del verbo heb. jâram, «dedicar a la
destrucción».
La idea básica de esta palabra es que algo (o alguien) ha sido puesto bajo una
prohibición; prohibición que lo destina a la destrucción o lo aparta de la sociedad (Dt.
13:17; Jos. 6:17, 18; 7:1-15; 1 R. 20:42; etc.). A veces una «cosa» era eliminada del
uso profano y «consagrada» o «santificada» (Lv. 27:28, 29; Ez. 44:29). En el NT el
término se usa en Ro. 9:3; 1 Co. 12:3; 16:22 y Gá. 1:8, 9, con el sentido de
pronunciar una maldición sobre otro, o ponerse uno mismo bajo maldición. En 1 Co.
16:22 tiene el sentido especial de pronunciar maldición sobre quien deliberadamente
desprecia el amor de Cristo.
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: ANATEMA
ANATEMA según la Biblia: Ésta es una palabra griega no traducida en la mayor parte de los pasajes (Ro. 9:3; 1 Co. 12:3; 16:22; Gá. 1:8, 9). En Hch. 23:14 se traduce «maldición».
Ésta es una palabra griega no traducida en la mayor parte de los pasajes (Ro. 9:3; 1 Co. 12:3; 16:22; Gá. 1:8, 9). En Hch. 23:14 se traduce «maldición».
El solemne pasaje de 1 Co. 16:22, dice: «El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene.»
En Gálatas (Gá. 1:8, 9) se dice que si alguien, hombre o un mismo ángel del cielo, predica cualquier otro evangelio que el que habían recibido, que sea anatema.
Dos solemnes denuncias que tienen relación con la postura adoptada acerca de la persona del Señor Jesús y del evangelio de Dios.
La palabra «anathema» se usaba de cualquier ofrenda votiva en los templos paganos, las cuales no podían ser redimidas; de ahí, cualquier cosa dedicada.
En el NT se trata de lo consagrado a la maldición de Dios y a la destrucción.
En el AT se corresponde con el término «herem», todo aquello consagrado a la destrucción (cp. Lc. 27:28, 29; Jos. 6:17; 7:1).