Significado Bíblico de PUBLICANO
Significado de Publicano
Ver Concordancia
 (gr. telons [de télos («impuesto») más onéomai («comprar»), literalmente 
«comprador de impuestos»], «cobrador de impuestos»; lat. publicanus). 
Persona a la que se le había dado el derecho de recaudar los impuestos internos 
para Roma. Tales impuestos abarcaban: 1. El del censo, que cada persona tenía 
que pagar; muy insultante para los judíos en vista de que era un reconocimiento 
tácito de su sumisión a Roma. 2. El impuesto sobre las propiedades, que era 
igualmente ofensivo, porque su pago se consideraba un insulto a Dios, a quien 
los judíos consideraban el dueño verdadero de la tierra y el dispensador de sus 
productos. 
El procedimiento era el siguiente: En lugar de cobrar los impuestos 
directamente por medio de sus propios funcionarios, el gobierno romano remataba 
el privilegio dentro de una provincia o de una ciudad a un ciudadano rico que 
pagaba una suma establecida, sin importarle cuánto de ella podía recuperar 
mediante los impuestos. La persona que así contrataba subdividía la región que 
le había sido asignada entre subcontratistas, o empleaba a personas para que 
hicieran el trabajo. Los publicanos o «cobradores de impuestos» del NT eran 
los agentes que realmente recaudaban; quizás en casi cada caso eran judíos. Se 
esperaba que cada publicanus cobrara una suma adicional suficiente como para 
producir ganancia. Si ya era suficientemente odioso tener que pagar los 
impuestos a los romanos, infinitamente peor era que se les ayudara a cobrarlos. 
 Los publicanos, con pocas honrosas excepciones, extorsionaban a la gente y, 
con la complicidad de los soldados romanos, explotaban todo lo posible sus 
fuentes de recursos. Por ello, eran sumamente detestados; la sociedad los 
aislaba y los evitaba en todo lo posible, y rara vez se los veía por el templo 
o la sinagoga (Mt. 11:19; 21:31). Un judío que se hacía publicano era 
considerado un lacayo de los odiados romanos y un traidor de Israel. 
Aunque Jesús reconocía el bajo estado moral de la mayoría de los publicanos (cf 
Mt. 5:46, 47; 18:17), se asoció libremente con ellos, y por esto incurrió en la 
censura de las autoridades judías (9:10-13;11:19). La razón que daba para 
justificar su actitud era que había venido a llamar a pecadores como ellos al 
arrepentimiento (9:13). Apreciaban su bondad, y aparentemente unos cuantos 
creyeron en él y llegaron a ser discípulos suyos (21:31, 32). En la parábola 
del fariseo y del publicano, Jesús hace un contraste entre los 2, favoreciendo 
al último (Lc. 18:9-14). Uno de los discípulos de Jesús, Leví Mateo, había 
sido publicado (Mt. 9:9; 10:3). En algún momento posterior a su llamamiento, 
recibió a Jesús en su casa, donde asistieron muchos de sus compañeros 
publicanos (Mt. 9:9, 10; Mr. 2:14,15; Lc. 5:27-29). Unos pocos días antes de 
su crucifixión, Jesús se relacionó con Zaqueo, un judío cobrador de impuestos 
de Jericó (Lc. 19:1-9), que llegó a ser uno de sus seguidores. 
Bib.: FJ-AJ xviii.1.1.