Significado Bíblico de PUERTA

Significado de Puerta

Ver Concordancia

(heb. sha{ar, el conjunto de la puerta y, la mayoría de las veces, refiriéndose
a una de gran multitud; dal, propiamente la hoja de la puerta, que solía ser de
madera y, a veces, enchapada de metal; delet, que junto con dal se refieren a
las puertas menores, las de casas particulares; aram. tera{ y gr. thúra, por lo
general se refieren a la puerta de una casa familar; gr. púl, por lo general
se refiere a la puerta monumental [del templo, la ciudad, el Hades, etc.];
pulon).

416. Una puerta antigua en el muro de la ciudad de Ugarit (Ras Shamra).

Entrada, generalmente protegida, a una ciudad, un palacio o un templo. La
puerta de una ciudad servía como atalaya (2 S. 18:24; 2 R. 9:17), punto para
hacer negocios (2 R. 7:1), para tener audiencias (1 R. 22:10), transacciones
legales (Gn. 23:10, 18; Rt. 4:1-11) y juzgar los casos y pronunciar sentencias
(Dt. 21:19-21; 22:13-21; Am. 958 5:10). Los lugares sin edificación cerca de
las puertas dentro de las ciudades, eran sitios públicos de reunión y centros
de vida comunitaria (Neh. 8:1, 3).

417. Modelo de los fundamentos de la puerta de la ciudad de Tell en-Natsbeh,
probablemente en la antigua Mizpa, del período de los reyes hebreos. La torre
(izquierda) en el muro exterior tenía una ranura para la barra de la puerta;
nótese los asientos en la caseta del portero y en el exterior.

Las excavaciones en Palestina muestran diferentes estructuras de puertas. Las
de las ciudades más antiguas eran sencillas, no mucho más que aberturas en el
muro que se cerraban con un portón (fig 416). Con la llegada del 2º milenio
a.C. fueron más complejas y techadas. Se construían de uno a 4 pares de torres
en la abertura para que su captura fuera lo más difícil posible. Durante ese
milenio la mayoría de las ciudades tenían una sola puerta, o a lo más 2, ya que
tales brechas en los muros siempre eran puntos débiles en el sistema defensivo.
Cuando se fortificaron y se hicieron más complejas sus estructuras su número
también aumentó. Por ejemplo, Jerusalén tenía 7 puertas en tiempos de los reyes
de Judá. Las puertas de madera, sin duda cubiertas o reforzadas con bronce
(fig 516), probablemente estaban dispuestas por pares, afirmadas a postes
verticales; el extremo inferior de éstas giraban dentro de un encastre de
piedra, mientras el extremo superior lo hacía en uno metálico. Para asegurarlas
se usaban vigas atravesadas y afirmadas en receso en los muros de las torres
que estaban a cada lado de la puerta (Dt. 3:5; 1 R. 4:13; 2 Cr. 8:5; 14:7). En
Gezer, Meguido y Hazor se encontraron puertas casi idénticas (figs 495, 496).
También son de un diseño y tamaño similar a las del templo de Ezequiel (Ez.
40:6-19).

La fig 417 es una maqueta que representa la puerta de la ciudad de Tell
en-Natsbeh, del período de los reyes hebreos, como se la veía cuando fue
excavada por W. F. Badé en 1932. El primer plano muestra el atrio de entrada
con sus bancos de piedra. Entre las 2 torres a cada lado del pasadizo había
habitaciones que tenían asientos de piedra enfrentados. La puerta tenía unos
4,25 m de ancho. Las hojas giraban sobre pivotes con bases de piedra. Una
piedra en el medio del pasadizo servía como tope para ellas. En la torre
fortificada del este (izquierda en la ilustración) había una ranura para la
barra que se atravesaba sobre las hojas una vez cerrada la puerta.

En este Diccionario se mencionan las siguientes puertas (véase bajo cada nombre
las explicaciones correspondientes; agréguese «Puerta de/del/de la/de las/de
los»): Benjamín, Efraín, Josué, Shur y Sodoma. A continuación de esta entrada
véanse las siguientes: Ángulo, Juicio, Muladar, Pescado, Cárcel, Fuente,
Ovejas, Caballos, Tiestos, La Hermosa, Más Alta, Nueva, Oriental y Vieja.

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: PUERTA

PUERTA según la Biblia: (a) Las ciudades fortificadas y los palacios tenían una o varias puertas que permitían la entrada y salida de sus habitantes y que impedían, en caso necesario, la entrada al enemigo. Con frecuencia tenían poderosas torres que las protegían (2 Cr. 26:9).

(a) Las ciudades fortificadas y los palacios tenían una o varias puertas que permitían la entrada y salida de sus habitantes y que impedían, en caso necesario, la entrada al enemigo. Con frecuencia tenían poderosas torres que las protegían (2 Cr. 26:9).

A menudo, la puerta era una entrada monumental, embovedada, que atravesaba la torre. Se cruzaban grandes barras contra las puertas para hacerlas impenetrables (Dt. 3:5; 1 R. 4:13; 2 Cr. 8:5; 14:7).

El término «puerta» significa asimismo el lugar más público de la ciudad, donde se trataban los asuntos (1 R. 22:10; 2 R. 7:1; Ez. 11:1), donde se llevaban a cabo las transacciones legales ante testigos (Gn. 23:10, 18; Rt. 4:1-11).

Era el lugar en el que se examinaban y juzgaban los litigios (Dt. 21:19; 22:15; 25:7-9; Jb. 29:7; Am. 5:15). Las moradas aristocráticas tenían portales (Lc. 16:20) que permitían una exhibición de lujo (Pr. 17:19).

El término heb. «deleth» designa el conjunto de la puerta que gira sobre sus goznes, así como la hoja móvil (Gn. 19:6; Jue. 3:23). El término «tsela» se emplea a propósito de los paneles móviles de un batiente (1 R. 6:34).

En el Templo de Salomón, la puerta del santuario ocupaba, según parece, 1/4 del muro (1 R. 6:33). En el estado actual de nuestros conocimientos, la interpretación de este pasaje no es muy segura. La LXX y la Vulgata traducen «puerta cuadrangular».

Para la Puerta de las Ovejas, del Pescado, de la Fuente, véase JERUSALÉN b, C.

(b) «Puerta» se usa metafóricamente del medio de entrada a bendición. El Señor Jesucristo dijo: «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo.» La salvación es sólo por medio de Él (Jn. 10:9).

También dijo que, como Pastor verdadero, Él había entrado en el redil por la puerta; esto es, que aunque era el Hijo de Dios, entró obedientemente a través de lo que Dios había ordenado, siendo circuncidado, presentado en el Templo, y entrando además a formar parte del residuo mediante el bautismo (Jn. 10:1-9; cfr. Lc. 2:21-22; 3:21-22).

Dios abrió «la puerta de la fe» a los gentiles mediante el ministerio de Pablo y Bernabé (Hch. 14:27). Las oportunidades para el servicio reciben el nombre de «puertas abiertas» (cfr. 1 Co. 16:9; 2 Co. 2:12; Col. 4:3; Ap. 3:8).

En la Iglesia en su estado laodicense el Señor es presentado fuera de ella, pidiendo admisión, a fin de que algunos le oigan individualmente, con promesa de bendición a aquellos que le abran (Ap. 3:20).

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: PUERTA