ABNEGACION

(Negarse a sí­ mismo). El que no toma su cruz y sigue en pos de mí­, no es digno de mí­: (Mat 10:39, Mat 16:24-26; Jua 12:24-25).

– Ejemplo de Jesús y Marí­a, Jua 19:25.

– Ver “Penitencia”, “Mortificación.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

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Literalmente significa la “negación de sí­ mismo”. Es virtud de renuncia, sacrificio y autodominio, altamente apreciada en el pensamiento cristiano.

Más que por lo que tiene de renuncia y sufrimiento (aspecto negativo) es virtud por lo que presenta de fuerza y de energí­a (aspecto positivo) y por lo que significa de imitación de Jesús, el cual “se humilló a sí­ mismo y se hizo obediente hasta la muerte y la muerte de cruz… por lo que Dios lo exaltó y le dio el nombre supremo.” (Filip. 2. 8-10)

La abnegación equivale al altruismo, a la caridad, a la fortaleza, al espí­ritu de sacrificio, a la entrega desinteresada a los demás hasta las últimas consecuencias humanas y espirituales. (Ver Virtudes)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El hombre debe dominarse a sí­ mismo, sacrificar los propios intereses como una ofrenda a Dios o como un servicio al prójimo. Con tal de ser grato a Dios, debe estar dispuesto a renunciar incluso a las cosas más queridas para él (Mt 5,29) y a cargar con la cruz que El quiera depararle (Mt 16,24). Debe ser generoso y poner al servicio de la comunidad sus propios bienes (Mc 10,21), pues el apego excesivo a los bienes terrenos hace peligrar gravemente la suerte futura (Lc 17,33; Jn 12,25). > discipulado; llamada; vocación.

E.M.N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

La negación de sí mismo, el abstenerse de gratificar los deseos que uno tiene, es un imperativo que recae en el seguidor de Cristo. El Salvador mismo sentó el ejemplo de la abnegación en su kenōsis (Fil. 2:7; Heb. 5:8; 1 P. 2:21–24). Enseñó a sus discípulos a «negarse a sí mismos totalmente» (aparneomai) y a tomar su cruz diariamente (Mt. 16:24–26). El creyente es identificado con Cristo en su muerte (Ro. 6:6–10; Gá. 2:20). La muerte de Cristo en la cruz es eficiente y suficiente para la salvación del pecador; y la cruz es también la fuente de su santificación (Ro. 6:11–13; Gá. 6:14). Por lo tanto, «los que están en Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias» (Gá. 5:24). La aplicación práctica de la identificación en la muerte de Cristo está en la mortificación de nuestros miembros (Col. 3:5) por el poder del Espíritu Santo que nos capacita (Ro. 8:13). Nuestro Señor acentuó esta enseñanza gráficamente por medio de declarar que «mejor te es entrar en la vida cojo o manco … con un solo ojo … que … ser echado en el infierno» (Mt. 18:8–9).

El apóstol Pablo acentuó la negación de uno mismo, al declarar que debemos «renunciar [arneomai] a la impiedad y a los deseos mundanos (Tit. 2:12). Por medio de rechazar semejante conducta, el creyente puede estar preparado para la segunda venida de Cristo (2:13).

Pero se hace énfasis no sólo en la necesidad, sino que también en las recompensas que trae la negación de sí mismo. Aquel que lo deja todo por Cristo recibe «cien veces más ahora en este tiempo … con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna» (Mr. 10:28–31). Pablo sufrió la «pérdida de todas las cosas»; y tuvo la privación de posición, fama, nombre y posesiones materiales como nada en contraste con la justicia imputada de Cristo que él recibió por fe (Fil. 3:7–11). Por tanto, pudo testificar que toda su gloria estaba en la cruz del Señor Jesucristo (Gá. 6:14).

El Salvador enseñó explícitamente que el que ama su propia vida la perderá (Mt. 10:39; Mr. 8:35; Jn. 12:25); y que si «el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto» (Jn. 12:24). El propósito que Dios tiene en que el cristiano se niegue a sí mismo es que se conforme a la persona de su Señor, y que su efectividad como siervo crezca. El podrá correr la carrera de la vida cristiana con paciencia quitándose de encima «el peso» de más (Heb. 12:1–2).

BIBLIOGRAFÍA

HDAC, II, pp. 467–468; ISBE, III, pp. 1439–1440; SHERK, X, p. 344.

V.R. Edman

HDAC Hastings’ Dictionary of the Apostolic Church

ISBE International Standard Bible Encyclopaedia

SHERK The New Schaff-Herzog Encyclopaedia of Religious Knowledge

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (2). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología