AMIGO

latí­n amicus. La amistad es el cariño o afecto entre personas. Con el a. se pueden establecer lazos tan fuertes, que pueden arruinar o ser más poderosos que los familiares Pr 18, 24. Abraham gozó de la intimidad divina, y Dios le llama †œmi amigo† Is 41, 8. Existen en las Sagradas Escrituras ejemplos de amistad, como la de Rut y su suegra Noemí­ Rt 1, 16-18. La de David y Jonatán 1 S 18, 1; 2 S 25-27. La de David y Jusay, el arquita, 2 S 15, 37 y 16, 16. Las personas de confianza del soberano recibí­an el tí­tulo de a., Jusay es llamado †œa. del rey† 1 Cro 27, 33. Como herencia de la corte persa, existí­an †œlos amigos del rey† 1 M 2, 18; 3, 38; 7, 8; 10, 16-20; 11, 27; 14, 39; 15, 28; 2 M 8, 9, a los cuales el monarca encargaba de funciones públicas. †œAmigos mí­os†, llama Cristo a sus discí­pulos Lc 12, 4. Jesús previene a los apóstoles sobre la traición del a.

De causa de su nombre Lc 21 16, como le sucedió a él mismo después con Judas Mt 26, 50; Mc 14, 43; Lc 22, 47-48; Jn 13, 21 y 18, 1-3. A. era, como actualmente, una fórmula de cortesí­a o la manera corriente para dirigirse a otro Mt 20, 13 y 22, 12; Lc, 14- 10.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Persona con la cual nos une un sentimiento fraterno, de cariño y afecto. Cuando la palabra se usa en relación con un rey generalmente se incluye la idea de consejero, consultor, como en el caso de †¢Ahuzat, a. de Abimelec (Gen 26:26) o †œHusai a. de David† (2Sa 15:37), o Zabud, a. de Salomón (1Re 4:5). La Biblia, especialmente los Proverbios, alaba la amistad, advirtiendo contra las cosas que pueden dañarla (Pro 6:1; Pro 16:28; Pro 17:9; Pro 19:4, Pro 19:6; Pro 26:19; Pro 27:14). †œA. hay más unido que un hermano† (Pro 18:24). †œEl cordial consejo del a.†, alegra al hombre (Pro 27:9). Pero no se debe prestar atención a †œtu a. í­ntimo† si te invita a pecar (Deu 13:6). Es triste sentir que los a. fallan, como en el caso de Job (Job 12:4; Job 16:20). Es famosa la amistad de David y Jonatán (1Sa 18:3), así­ como la de †¢Rut y †¢Noemí­ (Rut 1:16-17). Tal fue la intimidad de Abraham con Dios, que éste le llamó su a. (Isa 41:8). De igual manera, el Señor Jesús llamó a sus discí­pulos a. (†œ… porque todas las cosas que oí­ de mi Padre, os las he dado a conocer† [Jua 15:15]). La amistad con Dios se obtiene a través de la obediencia (Jua 15:14).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

vet, El amor recí­proco y desinteresado es una de las caracterí­sticas de la amistad que en la Biblia se nos describe en algunas páginas verdaderamente inmortales, pero que, dado el carácter sobrenatural que inspira muchas de las amistades de la Escritura, no pueden ser entendidas solamente en su vertiente psicológica (1 S. 18 ss). Entre los paganos, al amigo se le amaba como a la “mitad de mi alma”, en decir de Horacio (“animae dimidium meae”); pero “el alma de Jonatán se apegó a la de David y le amó Jonatán como a sí­ mismo…; le amaba como a su alma, como a su propia vida” (1 S. 20:17). Por esta amistad tierna y conmovedora el joven David lo arriesga todo y salva la vida del amigo frente al propio padre, Saúl, que se siente postergado y celoso (1 S. 20:30). Esta amistad es sellada con un pacto y juramento de renovada ayuda (1 S. 20). El libro de los Proverbios y la literatura sapiencial dan consejos sobre la manera de conseguir, seleccionar y tratar a los amigos: elige al amigo entre muchos, ponle a prueba antes de confiarte a él, porque nada vale tanto como un buen amigo, que es “el otro tú”; ayúdale cuanto puedas y no lo traiciones nunca, porque la traición (bien sea el desamparo, la murmuración o la revelación de secretos) no es compatible con la verdadera amistad. Viejo amigo, vino añejo, gozo y gracia que Dios concede a quienes le aman: “Feliz quien encuentra un amigo de verdad.” La amistad entre los hombres y Dios es posible por medio de Jesucristo (Pr. 13:20; Jn. 3:16; 11:3, 11; Mt. 11:19; Lc. 12:4).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

La Biblia dice que un verdadero amigo es aquel que se adhiere más estrechamente que un hermano, es constante en su lealtad y amistad, acude en ayuda de su compañero angustiado y lo aconseja con fidelidad. (Pr 18:24; 17:17; 27:6, 9.) Por otra parte, los ricos y los que ofrecen dádivas tienen muchos amigos que solo están interesados en los beneficios egoí­stas que se derivan de la amistad. (Pr 14:20; 19:4, 6, 7.) Por ello, Jesucristo aconsejó que no se invitase a una cena a amigos que pudieran devolver el favor, sino a personas que no pudiesen hacerlo. (Lu 14:12-14.) El mismo puso el ejemplo en este respecto al ayudar espiritualmente a los despreciados, por lo que se le llamó †œamigo de recaudadores de impuestos y pecadores† (Mt 11:19); no obstante, indicó que sus verdaderos amigos eran solo aquellos que obedecí­an sus mandamientos. Les demostró su amor al entregar su alma en favor suyo y les animó a amarse unos a otros de la misma manera. (Jn 15:12-14.)
Aunque los cristianos del primer siglo se referí­an a sus compañeros creyentes en general como †œamigos† (3Jn 14), esto no excluye que en la congregación cristiana alguien esté más allegado a ciertas personas, sea por parentesco, por conocerse de tiempo, por antecedentes o intereses similares, por mera compatibilidad de personalidades o por las buenas cualidades cristianas de la otra persona. Jesús escogió a Pedro, Santiago y Juan debido a algunas de sus cualidades, para que le acompañaran en momentos de gran trascendencia, como en la transfiguración. Es posible que Jesús, previendo el futuro, los escogiera pensando en las responsabilidades que tení­a previstas para ellos en su servicio. (Mr 9:1-10; 14:32, 33; Lu 8:51.)
Aunque, al igual que Jesús, el cristiano manifiesta amor a la humanidad en general, correctamente solo brinda la clase de amor que va unida a la amistad a los que son amigos de Dios, tal como se le hizo ver al rey Jehosafat cuando se le preguntó: †œ¿Es a los inicuos a quienes se ha de dar ayuda, y es para los que odian a Jehová para quienes debes tener amor?†. (2Cr 19:2.) Las personas que desean ser amigas del mundo se hacen a sí­ mismas enemigas de Dios. (Snt 4:4.)
En el plano humano, la amistad más sobresaliente que se menciona en las Escrituras Hebreas fue la de David y Jonatán. A pesar de que Jonatán era el heredero natural al trono de su padre Saúl, no odió a David ni llegó a considerarlo un rival, sino que reconoció que el favor de Jehová descansaba sobre él. Así­, †œla misma alma de Jonatán se ligó con el alma de David, y Jonatán empezó a amarlo como a su propia alma†. (1Sa 18:1.) Después de la muerte de Jonatán en batalla, David lamentó en gran manera la pérdida de su amigo. Dijo: †œEstoy angustiado por ti, hermano mí­o, Jonatán, muy agradable me fuiste. Más maravilloso me fue tu amor que el amor procedente de mujeres†. (2Sa 1:26.) Esta amistad fue posible porque tanto David como Jonatán colocaron la lealtad a Jehová Dios por encima de todo lo demás.
Sin embargo, en marcado contraste con esta experiencia y debido a la corrupción moral que predominaba en su dí­a, el profeta Miqueas se vio obligado a decir: †œNo cifren su confianza en un amigo í­ntimo†. (Miq 7:5.) Jesús también advirtió a sus seguidores que personas que en un tiempo manifestarí­an ser sus amigos se les opondrí­an y hasta los entregarí­an a fin de que se les ejecutara. (Lu 21:16; véase AMOR.)

Amigo de Dios. Una de las bendiciones divinas otorgadas a Abrahán fue el privilegio y el honor de ser llamado †œamigo [o: amador] de Jehovᆝ. Esto se debió a su fe sobresaliente, de la que hizo máxima expresión al estar dispuesto a ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac. (Isa 41:8, nota; 2Cr 20:7; Snt 2:21-23; véase DECLARAR JUSTO.)
Como señaló Jesucristo en su ilustración sobre el mayordomo injusto, al que emplea debidamente las †œriquezas injustas† le es posible hacerse amigo de Jehová Dios y de su Hijo, quienes pueden recibir a dicha persona en los †œlugares de habitación eternos†. (Lu 16:1-13.) De hecho, Jesús llamó a sus discí­pulos: sus amigos, y, por lo tanto, ellos eran también los amigos de su Padre. (Jn 15:13-15; 14:21.) Los requisitos para ser un huésped en la tienda de Jehová como uno de sus amigos se registran en el Salmo 15:1-5.
En contraste, la amistad con el mundo constituye enemistad con Dios. (Snt 4:4; 1Jn 2:15-17.) La humanidad en conjunto está alejada de Dios y en enemistad con El; sin embargo, la reconciliación es posible, pero solo por medio de Jesucristo y el ministerio de la reconciliación que Dios ha confiado a los embajadores de su Hijo. La vida eterna será al fin la posesión exclusiva de los amigos de Dios. (2Co 5:18-20; Rev 21:3, 4; Sl 37:29.)

Amigo (compañero) del rey. Al usar esta expresión, la Biblia no dice que tuviera otra connotación aparte de la normal, es decir, la de ser un amigo o un compañero, por lo que no describe directamente las funciones especí­ficas del amigo del rey como tí­tulo oficial. Sin embargo, basándose en las costumbres de otras tierras, puede que la expresión designara a un oficial de la corte que fuera confidente, amigo personal y compañero del rey, alguien que a veces ejecutaba órdenes confidenciales. (Gé 26:26.)
Entre los dignatarios de la corte de Salomón mencionados en 1 Reyes 4:1-6, se hallaban dos hijos de Natán. De uno se dice que †œestaba sobre los comisarios†, mientras que del otro, Zabud, se dice que era †œamigo del rey†. Durante el reinado de David, el padre de Salomón, Husai el arkita ocupó ese puesto; a él se le llamó †œcompañero de David†. Cuando Absalón conspiró para conseguir el trono de su padre, Husai regresó a Jerusalén por petición de David con el objeto de frustrar el consejo de Ahitofel. (2Sa 15:32-37; 16:16-19.)
Entre los antiguos reyes egipcios, el tí­tulo de †œamigo† del rey correspondí­a a diversos rangos. No tení­a carácter exclusivo alguno, era una simple designación honorí­fica para funcionarios cuyos deberes reales se denominaban con otros tí­tulos. También en el Imperio griego se empleó con cierta frecuencia el tí­tulo †œamigo del rey†. Antes de tomar decisiones sobre cuestiones relevantes, el rey consultaba a un cuerpo constituido por estos †œamigos†. El puesto existió, así­ mismo, en Persia, Arabia y Etiopí­a.

Amigo del novio. En tiempos antiguos, uno de los conocidos más allegados del novio actuaba como su representante legal y asumí­a la responsabilidad principal de los preparativos para la boda. A veces preparaba los esponsales con los padres de la novia y le llevaba al padre el precio de esta, así­ como regalos para ella. Se le consideraba como aquel que reuní­a a los novios. La procesión nupcial llegaba a la casa del padre del novio o a la casa del novio, donde se celebraba el banquete de bodas. Allí­ se uní­an los novios. Cuando el amigo del novio oí­a a este hablarle a la novia en el banquete, se sentí­a feliz, pues habí­a cumplido con éxito su deber. (Jn 3:29.)
Juan el Bautista, quien preparó el camino para el Mesí­as, presentó los primeros componentes de la †œnovia† a Jesucristo, con quien esta †œnovia† estaba comprometida. (2Co 11:2; Ef 5:22-27; Rev 21:2, 9.) Por consiguiente, Juan estaba en posición de decir: †œUstedes mismos me dan testimonio de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de aquel. El que tiene la novia es el novio. Sin embargo, el amigo del novio, cuando está de pie y lo oye, tiene mucho gozo a causa de la voz del novio. Por eso, este gozo mí­o se ha hecho pleno†. Así­ como el cometido del amigo del novio quedaba cumplido al llegar este momento y él cedí­a su protagonismo, Juan dijo de sí­ mismo en relación con Jesús: †œAquel tiene que seguir aumentando, pero yo tengo que seguir menguando†. (Jn 3:27-30.)
En Mateo 9:15 se hace mención de los †œamigos del novio†. En este caso se trata de amigos que se unen al cortejo nupcial y a los que se ha invitado a la recepción de bodas.

Fuente: Diccionario de la Biblia

rea> ([‘re , 7453), “amigo; compañero; camarada”. Este nombre aparece cerca de 187 veces en la Biblia. En 2Sa 13:3 el término se refiere a un “amigo”: “Y Amnón tení­a un amigo que se llamaba Jonadab”. La misma palabra puede usarse para un marido (Jer 3:20) o un amante (Son 5:16). En otro sentido, rea> puede referirse a cualquier persona con la que uno tiene relaciones recí­procas: “Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes” (Joh 1:7). El término se halla además en frases como “unos a otros”, tal es el caso de Gen 11:3 “Y se dijeron unos a otros” (cf. Gen 31:49). Otros nombres cognados que aparecen con menos frecuencia son re>eh, que significa “amigo” (unas 5 veces; p. ej. 1Ki 4:5) y re>ah, que se traduce “compañero o asistente” (Jdg 11:38; Psa 45:14).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

etairos (eJtai`ro”, 2083), compañero, socio. Se usa como término bondadoso para dirigirse a alguien en Mat 20:13; 22.12; 26.50. Esta palabra, que expresa camaraderí­a, debe distinguirse del Nº 2, que es un término cariñoso. Algunos mss. tienen la palabra en Mat 11:16; los mejores tienen eterois; otros, como la RV y RVR, tienen “compañero”. Véase COMPAí‘ERO. 2. filos (fivlo”, 5384), adjetivo, que denota ser amado, querido, o amistoso, pasó a ser usado como un nombre: (a) masculino (Mat 11:19; catorce veces en Lucas, con una vez en femenino, 15.9; seis veces en Juan; tres en Hechos; dos en Jam 2:23, “amigo de Dios”; 4.4: “amigo del mundo”; 3 Juan 14, dos veces); (b) femenino (Luk 15:9, “sus amigas”).

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

1. “El amigo fiel no tiene precio” (Eclo 6,15s; 7,18), porque “ama en todo tiempo” (Prov 17,17) y hace la vida deliciosa (Sal 133; Prov 15,17). ¿Cómo serí­a posible olvidar la amistad que unió a David y Jonatás en un brote espontáneo (ISa 18,1-4), que duró en la prueba (ISa 19-20), hasta la muerte (2Sa 1,25s) y sobrevivió en la *memoria del corazón (2Sa 9,1; 21,7)?
Ahora bien, aunque existen tales amistades, las hay también que son ilusorias. ¿Por qué tienen tantos amigos los ricos, y tan pocos los pobres, lo enfermos, los perseguidos? (Prov 14,20; cf. Sal 38,12; 55,13s; 88,19; 109,4s; Job 19,19). ¿Por qué “el que comparte el pan conmigo levanta contra mí­ su calcañar” (Sal 41,10)? Estas dolorosas experiencias enseñan a proceder con lucidez en la elección de los amigos, tanto que a veces conviene ponerse en guardia (Eclo 6,5-13; 12,8-13,23: 37,1-5). Una amistad, incluso sincera (Job 2,12s), ¿no puede ser decepcionante (Job 6,15-30) y hasta arrastrar al mal (Dt 13,7; Eclo 12,14; cf. 2Sa 13,3-15)?
Así­ la amistad gana según va envejeciendo: “Vino nuevo el amigo nuevo: cuando envejece es cuando se bebe con placer” (Eclo 9,10); agradece la reprensión sincera (Prov 27, 5s): sobre todo se alimenta del *temor de Dios: “EI que teme al Señor encuentra verdaderos amigos, y como fiel es él, así­ lo será su amigo” (Eclo 6.16s). De hecho (cf. *amor), el modelo y la fuente de la verdadera amistad es la amistad que Dios sella con el hombre, con un Abraham (Is 41,8, Gén 18,17ss), con un Moisés (Ex 33,11), con los profetas (Am 3,7).

2. Al enviar a su Hijo entre nosotros se mostró Dios “amigo de los hombres” (Tit 3,4); y Jesús lo describió como uno que se deja molestar por el amigo importuno (Lc 11,5-8). Sobre todo, Jesús dio a esta amistad un rostro de carne: amó al joven rico (Mc 10.21), amó tiernamente a Lázaro y, a través de él, a todos los que por la fe debí­an resurgir de la tumba con él (Jn 11,3. 11.35 ss). Tuvo “compañeros” que compartieron su existencia (Mc 3,14), pero no todos llegaron a ser sus “amigoso (gr. philos); así­ a Judas se le llama todaví­a compañero (gr. hetairos) (Mt 26,50; cf. 20,13; 22,12), mientras que a los otros acaba Jesús de declarar: “Ya no os llamo *servidores, sino amigos” (Jn 15,15): han compartido sus pruebas, están prontos a afrontar la noche de la pasión (Lc 22,28s); así­ Jesús los hace participes de los secretos de su Padre (Jn 15,15), como entre amigos. El tipo de amigo de Jesús, fiel hasta la cruz, es “el discí­pulo al que amaba Jesús” (Jn 13,23) y al que confió a su propia madre (19,26).

En adelante reinará una amistad perfecta entre estos amigos prontos a dar la vida los unos por los otros, como Jesús lo hizo por cada uno (Jn 15,12ss). Aun cuando, entre hermanos, esta amistad puede conocer tormentas (Act 15,36-39; 2Tim 4,1014), renace sin cesar; es que sobrepasa la medida común de la amistad humana (Mt 5,46) y no conoce ya las barreras que separan a los hombres (Gál 3,28). Algunos hombres querrán romper su amistad con el que se hace discí­pulo de Cristo (Lc 21,16), pero éste no cesa de ofrecer su amistad a todos, aun a los que se creen sus *enemigos (Rm 12,13-21). -> Amor – Hermano – Prójimo.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas

Así como la palabra inglesa friend (amigo) deriva del sajón freond, que significa «uno amado o liberado», la palabra griega equivalente, filos, lleva la misma idea en su uso neotestamentario, especialmente en Juan. Allí el amigo es uno que ha sido libertado (Jn. 8:31–36) por el conocimiento que Jesús ha impartido (15:15). De aquí en adelante los discípulos ya no son esclavos, sino amigos que ahora participan de la gloria de Cristo (17:22).

Es de importancia la frase «amigo de Dios», que sirve como título de distinción (por ejemplo, Abraham en Is. 41:8, adoptado por el cristianismo, como en Stg. 2:23, y por el islam). El judaísmo confirió este honor a Moisés (Ex. 33:11) y a Israel. Filón (Mig. 45) incluyó en esta categoría a los profetas, pero en el sentido griego de que todo sofos es un «amigo de Dios».

Entre los cristianos alejandrinos «amigo de Dios» se aplicaba a los mártires y monjes, y gradualmente fue adquiriendo una significación mística que se expandió en el misticismo de la Edad Media.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Peterson, «Der Gottesfreund», ZKG (1923), pp. 161–202.

Herman C. Waetjen

ZKG Zeitschrift fuer Kirchengeschichte

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (24). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología