ARREBATAMIENTO

término que se utiliza para significar la muerte, que Dios se llevó a alguien, como se dice de Henoc en Gn 5, 24 y de Elí­as en 2 R 2, 1-12. A. se puede referir al éxtasis como también al traslado fí­sico de la persona, episodios muy repetidos a los que se hace mención en las Escrituras. Elí­as frecuentemente desaparecí­a arrebatado por Dios 1 R 18, 12; Ez 3, 12; Ez 8, 3; Ez 11, 24 y 37, 1-2; Dn 8, 2. En el Nuevo Testamento encontramos el episodio más importante de a. cuando Jesús fue llevado al desierto para ser tentado Mt 4, 1-11. Felipe, después de bautizar a un eunuco, fue arrebatado del Espí­ritu del Señor y se encontró en Azoto Hch 8, 39. A. fue el de Pablo cuando fue derribado del caballo, camino de Damasco, cuando Dios lo llama a su servicio Hch 9, 3-5.

Pablo también, se refiere a un hecho de esta naturaleza en 2 Co 12, 2-4.

En le género literario apocalí­ptico es común encontrar pasajes de éxtasis, de visiones, en los cuales Dios se revela, como dice Daniel 2, 8; el autor del Apocalipsis entra en éxtasis Ap 4, 1-2 y 12, 5.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

tip, ESCA DOCT

ver, VENIDA (Segunda) En el Antiguo Testamento nos encontramos con dos casos de personas arrebatadas a Dios: Enoc (Gn. 5:24; He. 11:5) y Elí­as (2 R. 2:11), sin ver la muerte. En el Nuevo Testamento tenemos la promesa del arrebatamiento de los de Cristo en Su venida. Primero habrá la resurrección de los muertos “en Cristo”, y luego todos los creyentes vivos entonces, juntamente con los santos acabados de resucitar, serán arrebatados para recibir al Señor en el aire (1 Ts. 4:16-17). Este hecho preliminar de la venida del Señor es del mayor de los intereses para la Iglesia, que recibe la instrucción de esperar a su Señor (Tit. 2:11-14). (Véase VENIDA [SEGUNDA]).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Derivado del latín, rapio, la palabra rapto puede señalar un éxtasis de espíritu como el que aspiran disfrutar los místicos, pero a veces se refiere al traslado de una parte a otra por la fuerza. Aquí está siendo considerada solamente en este último sentido, como una fase de la revelación profética que tiene que ver con la venida del Señor por su iglesia. Pablo trata de consolar a los creyentes de Tesalónica cuyos seres amados habían muerto recientemente, con la seguridad de que en la venida de Cristo ellos tendrían prioridad. Cuando ellos hayan resucitado, los santos que estén vivos serán «arrebatados» (harpagēsomeza) junto con ellos a encontrar al Señor en el aire, para no verse más separados de él o unos de otros (1 Ts. 4:17). Este será también el tiempo de la transformación corporal de los creyentes (Fil. 3:20–21; 1 Co. 15:51–52).

El verbo harpadsō aparece trece veces en el NT. Leemos que el Espíritu arrebató a Felipe cerca de Gaza y lo trasladó a Cesarea (Hch. 8:39). Pablo fue arrebatado al paraíso donde tuvo experiencias inefables (2 Co. 12:2–4). No puede haber dudas en cuanto al lenguaje de Pablo en 1 Ts. que exige el retiro de los santos de la tierra en el momento de la venida del Señor. La suposición de que la apostasía de 2 Ts. 2:3 tiene la intención de referirse al arrebatamiento es muy improbable, porque esta expresión no indica una simple partida (para lo cual la palabra adecuada sería afixis, como se usa en Hch. 20:3–9), sino más bien rebelión o apostasía.

Hay tres puntos de vista sobre la relación de este acontecimiento con el período de tribulación que las Escrituras proféticas ponen inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo. Los pretribulacionistas ponen el arrebatamiento antes de la tribulación, sosteniendo que la tribulación está marcada por el derramamiento de la ira divina sobre una sociedad que rechaza a Cristo, ira que no tiene como objetivo la iglesia y es completamente ajena a ella, por mucho que se pueda beneficiar por la experiencia de la tribulación en sentido general. Los defensores de este punto de vista creen que Dios ha prometido eximir a la iglesia de todo este periodo de tribulación y juicio sobre el mundo. El arrebatamiento es el método de Dios para el cumplimiento de su propósito. El lenguaje de Pablo exige su remoción del escenario terrenal. Parece no tener sentido una traslación hacia el aire para luego regresar inmediatamente a la tierra, como lo exige el punto de vista de los postribulacionistas. En el intervalo entre el arrebatamiento y la manifestación pública de Cristo ante el mundo, él va a recompensar a su pueblo.

Algunos tribulacionistas sostienen que es impropio hablar de la gran tribulación como equivalente en toda su extensión con la semana 70 de Dn. 9:27, porque tanto allí como en Apocalipsis se concibe el período como dividido. Solamente la segunda mitad será caracterizada por la tribulación. Será precedida por un período de paz y seguridad (1 Ts. 5:3). Dado que los santos serán librados de los sufrimientos de la tribulación, el arrebatamiento ocurrirá aproximadamente en el punto medio de los siete años. En substancia, este punto no difiere del anterior, porque ambos sostienen la exención de la iglesia de la era de tribulación.

Los postribulacionistas sostienen que la iglesia permanecerá en la tierra durante el tiempo de tribulación e ira que fue predicho, y experimentará la tribulación, pero no la ira. La primera viene de los hombres, la segunda es visitación divina. Él dará protección a los suyos cuando se manifieste su ira. No habrá un intervalo apreciable entre el arrebatamiento y la venida del Señor con los santos arrebatados para juzgar el mundo y establecer el reino.

La divergencia en punto de vista se debe al hecho de que en ningún lugar de las Escrituras se trata el arrebatamiento en relación con la venida de modo que pueda ubicársele temporalmente. Los postribulacionistas enfatizan que el punto de vista de ellos es más sencillo y natural como solución. En 2 Ts. 1:6–10, donde se trata el efecto de la venida sobre creyentes e incrédulos, no hay indicación alguna de una venida en dos fases. Los pretribulacionistas enfatizan la dificultad involucrada en la exención de la iglesia de los juicios que se representan como que se derraman sobre la tierra como un todo, aunque esta dificultad se ve aminorada por el hecho de que los santos de la tribulación (Ap. 6:14) sobreviven al sufrimiento. También piensan que, así como la venida del Señor en el AT mayormente presentada como una en la descripción profética resultó en una doble venida, separada por la edad presente, así la venida futura de Cristo, aunque a veces es presentada como un solo suceso, puede bien ser efectuada en dos etapas, una de las cuales involucra solamente a los santos y la otra solamente al mundo incrédulo.

BIBLIOGRAFÍA

George Eldon Ladd, The Blessed Hope; John F. Walvoord, The Rapture Question.

Everett F. Harrison

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (57). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología