COMADREJA

Comadreja (heb. jôled, “cavador”, “que se arrastra” [del verbo jâlad, “cavar” en heb. medieval y “arrastrarse” en sir. antiguo]). Animal inmundo mencionado en Lev 11:29 Algunos eruditos piensan, sobre la base de una palabra similar en árabe, que se refiere al topo.* Comandante. Véase Capitán. Comezón. Véanse Sarpullido; Tiña. Comida. Traducción del: 1. Heb. ‘arujâh, “plato”, “comida”, “porción [ración]”, “alimento” (Pro 15:17). 2. Heb. lejem, cualquier alimento en general (Lev 22:11). 3. Gr. áriston, “desayuno”, “almuerzo” (así­ probablemente en Luk 14:12, donde se la distingue de déipnon, “cena” la comida principal del dí­a que se ingerí­a hacia la tardecita) y cualquier comida en general (Mat 22:4; Luk 11:38). Para “cocinar” se 241 emplea el verbo heb. bâshal, “cocer”, “sazonar”, “estofar” (Exo 16:23; 23:19; 29:31; 2Ki 4:38; etc.). La Biblia suele distinguir entre cocinar cualquier comida en general y cocinar carne. Los antiguos se serví­an en general sólo 2 comidas completas diarias: la principal era la de la tarde-noche, después de terminar el trabajo; la porción que se tomaba en la mañana temprano difí­cilmente se pueda considerar una comida completa. La comida del mediodí­a era la primera formal del dí­a. Por un perí­odo que variaba con el rango y la ocupación, las personas abandonaban sus tareas a eso de las 10 o las 11 de la mañana, principalmente para descansar, pero también para comer. En el NT esta comida se llama áriston, “desayuno”. En Jope, Pedro estaba por comer a la “hora sexta”, es decir, al mediodí­a, cuando vinieron los mensajeros de Cornelio (Act 10:9-19). Abstenerse de ella se consideraba “ayunar” (Jdg 20:26; 1Sa 14:24). Por causa del excesivo calor de las horas anteriores y posteriores al mediodí­a, los orientales descansaban durante ese perí­odo (2Sa 4:5), y trabajaban en las primeras horas del dí­a (cf Mat 20:1) y en las últimas de la tarde. Como salí­an muy temprano para sus trabajos, los agricultores, los pastores y aún los artesanos llevaban consigo o en sus burros un “desayuno” que consistí­a de aceitunas, pasas de uva, panes chatos y redondos, queso de leche de cabra y otros alimentos similares. No era una comida formal, sino más bien una merienda ligera para satisfacer el apetito hasta la hora de comer. Probablemente hay una sola referencia en el NT a esta costumbre de comer una merienda temprana (Joh 21:4, 5, 9, 12, 13). La comida de la tarde era la principal del dí­a, y se tomaba hacia la puesta del sol, cuando habí­a terminado el trabajo, las personas volví­an de sus tareas (Luk 17:7; 24:29,30) y toda la familia se reuní­a para la noche. En los tiempos del NT se llamaba déipnon. Durante un déipnon Marí­a ungió los pies de Jesús (Joh 12:1-3). A la última cena de Jesús antes de su crucifixión también se la llama déipnon (13:2,4; 21:20). Esta comida de la tarde fue la que Jesús proveyó a las multitudes (Mar 6:35-44; Luk 9:12-17). Los primeros hebreos probablemente tení­an el hábito de participar de sus comidas agachados o en cuclillas, como lo hacen aún hoy los beduinos o fellas. La mesa, en ese caso, apenas estaba un poco más alta que el suelo. Después de la conquista de Canaán, cuando la gente se convirtió en agricultora, se adoptó el uso de asientos (1Sa 20:5,24,25). Más tarde, en armoní­a con la riqueza y el lujo de la monarquí­a, los asientos fueron cambiados por canapés, divanes o sofás, y los comensales, en lugar de sentarse, se reclinaban (Eze 23:41; Amo 6:4-6). En tiempos del NT parece que el reclinarse en divanes habí­a llegado a ser la costumbre universal (Joh 13:23; figs 48,132). Los canapés o divanes se colocaban alrededor de las mesas sólo en 3 lados del cuadrado, quedando el 4º abierto para que los sirvientes pudieran, sin dificultad, poner los diversos platos sobre ellos. Los canapés se distinguí­an como superiores, medianos e inferiores, en ese orden; los primeros estaban a la derecha de los siervos que traí­an la comida a la mesa. Cristo desaprobó a quienes intentaban tomar las posiciones más distinguidas en las fiestas de casamiento (Luk 14:7-11). Por lo general 3 personas ocupaban cada diván, aunque ocasionalmente podí­an ser más. Cada comensal se reclinaba en diagonal sobre el diván, con su cabeza hacia la mesa, sosteniendo la parte superior de su cuerpo con su codo izquierdo, que descansaba sobre un almohadón para el propósito. Su cabeza quedaba así­ muy cerca del pecho del vecino que estaba detrás, de modo que podí­a reclinarla sobre él, o estar “recostado al lado de” ella (Joh 13:23; 21:20). El brazo derecho quedaba libre para servirse la comida. 132. Boceto de la disposición de un comedor romano. Las flechas reprecentan los comensales -por lo general 3 en cada canapé (diván o reclinatorio)-, cada uno recostado dobre el codo izquierdo y dejando libre la mano derecha para acercarla a la mesa. Antes de ocupar sus lugares en la mesa, los 242 miembros de la familia y los invitados se lavaban las manos (Mat 15:2; Mar 7:2). Esta costumbre tení­a una razón de peso, porque cada persona empleaba su mano para llevar la comida a la boca. Generalmente, habí­a un sólo plato en la mesa del cual todos sacaban su parte. Con el pulgar y 2 dedos, la persona tomaba un trozo de pan y lo mojaba en el plato del que todos se serví­an (Mat 26:23; Mar 14:20). La comida era precedida por una bendición (Mat 14:19; 15:36; Luk 24:30). Al terminar la comida se pronunciaba otra bendición, ahora de acción de gracia (en armoní­a con Deu 8:10), después de lo cual se lavaban otra vez la mano. En ocasiones festivas se observaba mayor ceremoniosidad. Se invitaba a los huéspedes, se preparaba una comida suculenta y el dí­a señalado se les enviaba una 2ª invitación como recordativo (Mat 22:3,4). Al llegar a la fiesta, los invitados eran saludados con un beso (Luk 7:45) y se les ofrecí­a agua para lavarse los pies llenos de polvo (Gen 18:4; 19:2; Luk 7:44). Los huéspedes generalmente llegaban con perfume en el cabello, la barba y los pies, y a veces la ropa; sin embargo, ocasionalmente eran ungidos al llegar a la fiesta (Luk 7:38; Joh 12:3). Un mayordomo dirigí­a la comida (Joh 2:8,9). Actuaba como maestro de ceremonias, probaba los alimentos, regulaba su distribución y dirigí­a el programa (vs 9,10). A veces la fiesta se realzaba con música (ls. 5:12), cantos (Amo 6:4,5), danzas (Mat 14:6; Luk 15:25-27) y adivinanzas (Jdg 14:10,12). Con este acompañamiento, las festividades a veces duraban varios dí­as (v 17). En 1Co 10:27 no hay una palabra para “comida”, pero está implí­cita en el contexto. Véanse ígape; Banquete; Caldo.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

ver ANIMALES

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Mamí­fero carnicero de cuerpo sumamente delgado y flexible, de pelaje rojizo. Caza principalmente durante la noche. Es famosa porque ataca y vence a las serpientes. La mención de la c. en Lev 11:29, como animal que no se podí­a comer, debe tomarse como una alusión genérica a animales parecidos al ratón, pero de cuerpo más largo. El nombre cientí­fico de la c. es Mustela vulgaris.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano