DESNUDEZ, OCULTAMIENTO

El tema de la desnudez, que puede interpretarse desde varias perspectivas, está vinculado no sólo a la falta de vestidos, sino al honor personal.

(1) Hay una desnudez paradisí­aca, hecha de transparencia: “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban” (Gn 2,25). No se avergonzaban, ni se dominaban uno al otro, sino que se supone que se amaban y atraí­an, como indican los versos anteriores, al decir que Adán entonó el primer canto al ver a la mujer: ¡Esta si que es carne de mi carne y hueso de mis huesos! (Gn 1,23).

(2) Hay una desnudez vinculada a la serpiente, pues desnudez y serpiente están relacionadas en el texto hebreo, donde se dice que la serpiente (nalias) era el más astuto (†˜arum, es decir, desnudo) de todos los animales. Por eso, tras haber “comido” del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, el hombre y la mujer se descubren desnudos como la serpiente y no logran soportarlo y se ocultan uno de otro (Gn 3,7), iniciando una historia de ocultamiento, miedo y mentira. Así­ se ocultan de Dios (Gn 3,8-10), que se habí­a manifestado como transparencia, en el jardí­n abierto de manera gratuita hacia el equilibrio superior de una vida siempre gozosa. Ahora el deseo de ser Dios ha encerrado al ser humano en su propia fragilidad, de manera que tiene miedo y quiere convertir el mundo (el jardí­n) en lugar de ocultamiento. Esa es la mentira: hacer algo y esconderse: no querer ser lo que somos, diciéndole a Dios tuve miedo (wa’ira†™, Gn 3,10) y pervirtiendo así­ la relación con él.

(3) Hay una desnudez de desamparo. Más que signo de deseo sexual, la desnudez es para la Biblia hebrea expresión de pequeñez, desamparo y falta de honor: varón y mujer se descubren indefensos y perdidos, uno ante el otro. Antes se deseaban en transparencia, ahora se siguen deseando, pero en ocultamiento, debilidad y frustración, de manera que deben taparse uno del otro. Más que falta de vestido, la desnudez es una expresión de deshonor y humillación. Ciertamente, desnudo es el hombre o mujer que no lleva ropa y que sufre las inclemencias del frí­o y los cambios de los tiempos (cf. 1 Sm 19,24; Jo 24,10); pero, de un modo todaví­a más intenso, desnudo es el hombre o mujer andrajoso, aquel que muestra su falta de honor, dignidad o poder en sus vestidos. Entendida así­, la desnudez es fragilidad: el desnudo es un hombre o mujer que se encuentra a merced de los otros. (4) Vestir al desnudo. A partir de las observaciones anteriores se entiende la exigencia de “vestir al desnudo” que aparece en diversos estratos de la Biblia: el verdadero ayuno consiste en partir el pan con el hambriento, acoger en casa a quien carece de hogar y vestir al desnudo (Is 58,7). Entre las notas que definen la justicia se hallan éstas: no robar, partir el pan con el hambriento, vestir al desnudo (Ez 18,7.16). En este contexto se sitúa la exigencia de Mt 25,31-46: “estuve desnudo y me vestí­steis”.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra