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Especial referencia al acontecimiento que la Biblia presenta como un castigo universal por la corrupción a la que el hombre había llegado (Gn. 6 a 8). Evidentemente el relato del diluvio constituye una leyenda babilónica o mesopotámica, aprovechada pedagógicamente en la Sagrada Escritura y fue ocasión para entender y justificar las tres grandes razas o grupos humanos que la cultura antigua consideraba constitutivas de la humanidad: los semitas, habitantes del Oriente (Asia); los camitas, habitantes del Sur (Africa); y los jafetitas, pobladores del Oeste (Europa) (Gn. Cap. 10).
La presentación del Diluvio evidentemente no es un hecho de ciencia ni de arqueología, lo cual no quiere decir que en las cuencas mesopotámicas en donde estaba enclavada la cultura babilónica no quedara cierta conciencia histórica de inundaciones desastrosas propias de la orografía y de la hidrografía local.
Pero lo importante es recoger el mensaje que en la Escritura late con este relato: el castigo de los pecados, la providencia divina para sus elegidos, la promesa de Dios de que el género humano “no será más veces destruido” y la vigencia del precepto divino de reproducirse y llenar la tierra de habitantes.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa