DON

v. Dádiva, Presente
Jos 15:19 y ella respondió: Concédeme un d
Psa 68:18 subiste .. tomaste d para los hombres
Psa 68:29 tu templo .. los reyes te ofrecerán d
Psa 72:10 reyes de Sabá y de Seba ofrecerán d
Ecc 3:13 es d de Dios que todo hombre coma y
Ecc 5:19 goce de su trabajo, esto es d de Dios
Joh 4:10 si conocieras el d de Dios, y quién es
Act 2:38 y recibiréis el d del Espíritu Santo
Act 8:20 que el d de Dios se obtiene con dinero
Act 10:45 se derramase el d del Espíritu Santo
Act 11:17 si Dios, pues, les concedió .. el mismo d
Rom 1:11 para comunicaros algún d espiritual
Rom 5:15 pero el d no fue como la transgresión
Rom 11:29 irrevocables son los d y el .. de Dios
Rom 12:6 teniendo diferentes d, según la gracia
1Co 1:7 manera que nada os falta en ningún d
1Co 7:7 pero cada uno tiene su propio d de Dios
1Co 12:4 han diversidad de d, pero el Espíritu es
1Co 12:31 procurad, pues, los d mejores. Mas yo
1Co 14:1 procurad los d espirituales, pero sobre
2Co 9:15 ¡gracias a Dios por su d inefable!
Eph 2:8 esto no de vosotros, pues es d de Dios
Eph 3:7 fui hecho ministro por el d de la gracia
Eph 4:8 la cautividad, y dio d a los hombres
1Ti 4:14 no descuides el d que hay en ti, que
2Ti 1:6 que avives el fuego del d de Dios que
Heb 6:4 gustaron del d celestial, y fueron hechos
1Pe 4:10 cada uno según el d que ha recibido


Ver carisma.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(dado gratis).

Todos los bienes naturales o sobrenaturales que Dios nos ha dado gratis: Los ojos, manos, aire, sol, la fe, la Iglesia, la Biblia, su Madre.

(1Co 7:7, Efe 2:8).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Don es lo que se da. Dios, como Padre bueno, da muchas cosas buenas a los hombres (Mt 7,11); entre estos dones, recibidos de Dios, los más grandes son Jesucristo, su Hijo (Jn 3,16; 4,10), y el Espí­ritu Santo (Lc 11,13; Jn 14,16). Jesucristo nos ha dado también muchas cosas: la filiación divina (Jn 1,12), el agua viva (Jn 4,14), el pan del cielo (Jn 6,3233), la vida eterna (Jn 10,28), la paz Un 14,27), la gloria (Jn 17,22). Pero el más preciado don que nos ha hecho ha sido su propia persona, su propia vida (Mt 20,28; Mc 10,45; Lc 22,19); nos dio, y nos sigue dando cada dí­a, su propio cuerpo, ofrecido como banquete a través del pan y del vino (Mt 26,26-27; Mc 14,22-23; Lc 22,19; Jn 6,51). A sus apóstoles les dio el poder de hacer milagros (Mt 10,1; Mc 6,7; Lc 9,10) y autoridad para atar y desatar, para perdonar y retener (Mt 16,19; Lc 10,19). Y como El se lo dio todo gratis, ellos también han de dar gratis a los hombres (Mt 10,8) y ofrendas cultuales a Dios (Mt 5,23), y hasta la propia vida (Jn 13,37), pues El, como buen pastor, dio la vida por sus ovejas, que somos nosotros (Jn 10,11.15).

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

1. doma (dovma, 1390), destaca el carácter concreto del don más que su naturaleza benéfica (Mat 7:11; Luk 11:13; Eph 4:8; Phi 4:17). Véase .¶ 2. dorea (dwreav, 1431), denota don libre, acentuando su carácter de gratuito. En el NT se usa siempre de un don espiritual o sobrenatural (Joh 4:10; Act 8:20; 11.17; Rom 5:15; 2Co 9:15; Eph 3:7; Heb 6:4). En Eph 4:7 “conforme a la medida del don de Cristo”, el don es el dado por Cristo. En Act 2:38 “el don del Espí­ritu Santo”, la cláusula es epexegética, siendo el don el mismo Espí­ritu Santo; cf. 10.45; 11.17, y la frase: “el don de la justicia” (Rom 5:17).¶ 3. dorema (dwvrhma, 1434), que se traduce “don” en Jam 1:17, se distingue así­, como aquello que es dado, de la palabra precedente en el versí­culo, dosis, el acto de dar: “dádiva”. Se usa también en Rom 5:16: Se debe distinguir también de doron, palabra generalmente usada para don; véase Nº 4. 4. doron (dw`ron, 1435), relacionado con didomi, dar. Se usa: (a) de los dones presentados como expresión de honor (Mat 2:11 “presentes”); (b) de dones o donativos para el sostenimiento del templo y las necesidades de los pobres (Mat 15:5; Mc 7.11: “ofrenda”; Luk 21:1,4: “ofrendas”); (c) de las ofrendas ofrecidas a Dios (Mat 5:23,24; 8.4; 23.18,19; Heb 5:1; 8.3,4; 9.9; 11.4); (d) de la salvación por la gracia, como el don de Dios, y traducida “don” (Eph 2:8); (e) de presentes para la mutua celebración de una ocasión (Rev 11:10). Véanse OFRENDA, PRESENTE, REGALO.¶ 5. enkrateuomai (ejgkrateuvomai, 1467), (en, en; kratos, poder, fuerza), se traduce “no tiene don de continencia” (1Co 7:9); “se abstiene”, 9.25. Véanse ABSTENER, CONTINENCIA.¶ 6. pneuma (pneu`ma, 4151), véase , se traduce “dones” en 1Co 14:12, lit.: “puesto que estáis ávidos de espí­ritus”. Véase también VIENTO, etc. 7. carisma (cavrisma, 5486), don de gracia, don que involucra gracia (caris) de parte de Dios como el dador. Se usa: (a) de su libre don a los pecadores (Rom 5:15,16; 6.23; 11.29); (b) de sus dones a los creyentes por las operaciones del Espí­ritu Santo en la iglesia (Rom 12:6; 1Co 1:7; 12.4,9,28,30,31; 1Ti 4:14; 2Ti 1:6; 1Pe 4:10); (c) de aquello que es impartido mediante instrucción humana (Rom 1:11); (d) del don natural de la continencia, consiguiente a la gracia de Dios como creador (1Co 7:7); (e) de liberaciones bondadosas concedidas en respuesta a las oraciones de hermanos en la fe (2Co 1:11). Véase .¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

En el origen de todo don enseña la Biblia a reconocer una iniciativa divina. “Toda dádiva perfecta… desciende del Padre de las luces” (Sant 1,17; cf. Tob 4,19). Dios es quien tiene la iniciativa de la creación y quien da a todos alimento y vida (Sal 104); también Dios tiene la iniciativa de la salud (Dt 9,6; Un 4,10). Por consiguiente, la generosidad se descamina cuando pretende preceder a la *gracia (cf. Jn 13,37s); la primera actitud que se impone al hombre es abrirse al don de Dios (Mc 10,15 p). Recibiéndolo se’hace capaz de auténtica generosidad y es llamado a practicar a su vez el don (Un 3,16).

AT. 1. Los dones de Dios. El AT es, más que el tiempo del don, el tiempo de la *promesa. Los dones mismos no hacen sino prefigurar y preparar el don definitivo.

“A tu posteridad doy yo este paí­s” dice Yahveh a Abraham (Gén 15, 18). El eco de esta palabra resuena por todo lo largo del Pentateuco. El Deuteronomio se aplica a hacer apreciar tal don (Dt 8,7; 11,10), pero anuncia también que las infidelidades acarrearán el exilio; otro don es necesario: la *circuncisión del corazón, condición del retorno y de la vida (Dt 29,21-30,6).

Por medio de Moisés da Dios a su pueblo la *ley (Dt 5,22),. don excelente entre todos (Sal 147,19s), pues es una participación en su propia sabidurí­a (Eclo 24,23; cf. Dt 4,5-8). Pero la ley es impotente, si es malo el corazón que la recibe (cf. Neh 9, 13.26). A Israel le hace falta un *corazón nuevo; tal es el don futuro, hacia el que orientan los profetas sus aspiraciones (Jer 24,7; Ez 36, 26ss).

Lo mismo se puede decir de todos los dones del AT: los unos parecen quedar interrumpidos (dinastí­a daví­dica, presencia de la *gloria en el templo) y sucesivas decepciones fuerzan a dirigir las esperanzas más adelante; los otros no son ya sino re-cuerdos que atizan los deseos, *pan del cielo (Sab 16,20s), *agua de la roca (Sal 105,41). Israel ha recibido mucho, pero aguarda todaví­a más.

2. Los dones de Dios. Israel, para reconocer el soberano dominio y los beneficios de Yahveh, le ofrece *primicias, diezmos (Dt 26) y *sacrificios_ (Lev 1…). Aporta también dones para compensar las infidelidades de la alianza (Lev 4; 5) y restablecerse en el favor de Yahveh (2Sa 24,21-25).

Las ofrendas a Dios se sitúan, pues, en una perspectiva de reciprocidad (Eclo 35,9s).

3. Los dones recí­procos. En esta perspectiva se comprende, las más veces, el don entre individuos, familias ó pueblos. Donde se manifiesta la hesed, esa benevolencia y beneficencia mutuas, que son regla entre aliados o amigos. El que acepta el don acepta la *alianza y se veda toda actitud hostil (Gén 32,14; Jos 9,12ss; 2Sa 17,27…; 19,32…). Pero los dones que pudieran tender a corromper son severamente excluidos (Ex 23,8; Is 5,23). La perspectiva no carece, pues, de nobleza, en cuanto la reciprocidad de las prestaciones testimonia normalmente la reciprocidad de los sentimientos.

El don a los pobres, recomendado en términos magní­ficos (*limosna), tiende también a asimilarse a los dones recí­procos. Se espera que el pobre tenga un dí­a con qué corresponder ‘(Eclo 22,23) o que Yahveh compense en su lugar (Prov 19,17). Se desaconseja tajantemente dar al hombre malo (Tob 4,17): tal don redundará en pura pérdida (Eclo 12,1-7). El AT se cuida de asociar a una generosidad muy real una prudencia razonable.

NT. “Si conocieras el don de Dios”… (Jn 4,10). El NT, poniendo plena-mente de relieve la loca generosidad de Dios (Rom 5,7s) trastorna las perspectivas humanas. Es verdadera-mente el tiempo del don.

1. El don de Dios en Jesucristo. El Padre nos revela su *amor al darnos a su Hijo (Jn 3,16), y en el Hijo se da el Padre mismo, pues Jesús está totalmente lleno de la riqueza del Padre (Jn 1,14): palabras y obras, poder de juzgar y de vivificar, nombre, gloria, amor, todo lo que pertenece al Padre es dado a Jesús (Jn 17).

En su *fidelidad al amor que le une al Padre (Jn 15,10) .realiza Jesús el don completo de sí­ mismo: “da su vida” (Mt 20,28 p). “Verdadero pan del cielo dado por el Padre”, da “su carne por la vida del mundo” (Jn 6,32.51; cf. Lc 22,19: “Esto es mi cuerpo dado por vos-otros.” Por su sacrificio obtiene que se nos comunique el *Espí­ritu prometido (Act 2,33), “don de Dios” por excelencia (Act 8,20; 11,17). Ya en esta tierra poseemos así­ las arras de nuestra *herencia: somos enriquecidos con todo don espiritual (lCor 1,5ss) y jamás se celebrará bastante la sobreabundancia del don dela *gracia (Rom 5,15-21). En forma secreta, pero real (Col 3,3s) vivimos ya de la *vida eterna, “don gratuito de Dios” (Rom 6,23).

2. El don a Dios en Jesucristo. Desde el sacrificio de Cristo, a la vez don de Dios a la humanidad (Jn 3, 16) y don de la humanidad a Dios (Heb 2,16s), los hombres no tienen ya que presentar otros dones. La ví­ctima perfecta basta para siempre (Heb 7,27). Pero deben unirse a esta ví­ctima y presentarse ellos mismos a Dios (Rom 12,1), ponerse a su disposición para el servicio de los otros (Gál 5,13-16; Heb 13,16). Porque la gracia no se recibe como un regalo que pudiera uno guardar para sí­; se recibe para que *fructifique (Jn 15; cf. Mt 13,12).

3. El don sin correspondencia. El movimiento del don a los otros adquiere, pues, una amplitud y una intensidad jamás conocidas. La “codicia”, que se opone al don, debe combatirse sin remisión. Ahora ya, en lugar de buscar la reciprocidad de las prestaciones, hay más bien que esquivarla (Lc 14,12ss). Cuando se han recibido tanto de Dios, todo cálculo, toda estrechez de corazón resultan escandalosos (Mt I8,32s).

“Da a quien te pida” (Mt 5,42). “Habéis recibido gratis, dad gratis” (Mt 10,8). El cristiano está llamado a considerar todo, bienes materiales o dones espirituales, como *riquezas de las que sólo es administrador y que le han sido confiadas para el servicio de los demás (IPe 4,10s). Y, consejo inaudito, al que desea la perfección le exhorta Jesús incluso a dar toda su fortuna (Lc 18,22). El don de Dios en Jesucristo nos lleva todaví­a más lejos: Jesús “ofreció su vida por nosotros”, y así­ la gracia nos impele a “ofrecer también nos-otros nuestra vida por nuestros hermanos” (IJn 3,16); “no hay mayor amor…” (Jn 15,13).

El don realiza la unión en el amor y suscita en todos la *acción de gracias (2Cor 9,12-15). El donante da gracias a Dios tanto y más que el beneficiario, pues sabe que su misma generosidad es una gracia (2Cor 8, 1), fruto del amor que viene de Dios (cf. IJn 3,14-18). Y por eso en definitiva “hay más dicha en dar que en recibir” (Act 20,35).

-> Limosna – Bendición – Carismas – Espí­ritu de Dios – Gracia – Herencia.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas