EDOM, EDOMITAS

(heb., †™edhom, †™dhomin, de †™edhom, rojo). La nación y su pueblo, que eran descendientes de Esaú. El fundó el paí­s, así­ que su nombre es sinónimo de Edom (Gen 25:30; Gen 36:1, Gen 36:8). El paí­s también tení­a el nombre de Seí­r, o monte Seí­r, el nombre del territorio en el cual viví­an los edomitas, el área montañosa y la planicie entre el mar Muerto y el golfo de Acaba, que medí­a aprox. 167 km. de largo y hasta 67 km. de ancho. Cuando Esaú salió de Canaán para buscar lugar para su ganado y llegó al monte Seí­r (Gen 36:5-8), los horeos tení­an jefes tribales que gobernaban la tierra (Gen 36:29-30). Esaú tomó la hija de uno de estos jefes por esposa, Aholibama, hija de Aná (Gen 36:2, Gen 36:25). Los hijos y nietos de Esaú también fueron jefes tribales (Gen 36:15-19, Gen 36:40-43). Es probable que los edomitas poco a poco hayan asimilado a los horeos, hasta que desaparecieron (Deu 2:12, Deu 2:22).

Ocho reyes reinaron sobre Edom antes de que los israelitas tuvieran tal gobernante (Gen 36:31-39). Uno se negó a permitir que los israelitas pasaran a través de su paí­s (Num 20:14-21). Saúl luchó contra los edomitas (1Sa 14:47) pero David los conquistó y puso guarniciones por toda la tierra (2Sa 8:14). El ejército israelita pasó seis meses destruyendo a todos los hombres del reino (1Ki 11:15-16). Salomón hizo de las ciudades edomitas de Ezión-geber y Elot, en el golfo de Acaba, puertos desde los cuales navegaban sus barcos a Ofir (2Ch 8:17-18). Judá perdió a Edom durante el reinado de Joram (2Ki 8:20, 2Ki 8:22).

Unos 50 años más tarde, Amasí­as, rey de Judá, derrotó severamente a los edomitas (2Ki 14:7). Alrededor del 735 a. de J.C. Rezí­n, rey de Siria, luchó con Judá, capturó a Elot y echó a los judí­os (2Ki 16:6). Cuando Jerusalén fue destruida y Judá fue despoblada por los babilonios en el 586 a. de J.C., los edomitas se regocijaron por la aflicción de los habitantes de Judá y comenzaron a adueñarse de la parte sur de Palestina. Finalmente penetraron hasta Hebrón al norte, intensificando el odio que ya ardí­a entre los judí­os y los edomitas (comparar Psa 137:7; Eze 25:12-14; Amo 1:11; Oba 1:10-13).

Edom figura prominentemente en las escrituras proféticas (Isa 11:14; Isa 34:8 ss.; Isa 63:1 ss.; Eze 35:2 ss.; Joe 3:19; Amo 9:12; Abdí­as). La explicación de la presencia inesperada de Edom encuentra su origen en que la conquista de Edom fue un singular logro de David; la derrota de Edom por lo tanto se convirtió en sí­mbolo del reinado del Mesí­as daví­dico.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

El antiguo reino de Edom estaba en el sur del Wadi Zered, abajo del mar Muerto. Tanto la tierra como su gente son frecuentemente mencionadas en el Antiguo Testamento. Hasta el presente no se han encontrado registros escritos del antiguo Edom, de modo que el conocimiento de este reino antiguo viene de los registros de los israelitas, egipcios, asirios y babilonios y de los descubrimientos arqueológicos en el área.
I. La Tierra de Edom era un territorio montañoso y extremadamente escarpado de ca. 161 kms. que se extienden desde el rí­o Arnón, que era el lí­mite sur de Moab, y tan al sur como el golfo de Akaba. A lo ancho incluí­a las montañas y la fértil meseta tanto hacia el oriente como al occidente de Araba, la gran hondonada que conecta el mar Muerto con el golfo de Akaba. El área más importante era la meseta hacia el oriente de Araba. El punto más alto era el monte Seir que se eleva ca. 1067 mts. sobre Araba. En los dí­as de la monarquí­a hebrea la capital era Sela, la cual estaba en el extremo sur de un valle apartado, que eventualmente llegó a ser *Petra. Otras ciudades importantes eran Bosra y Teman. La fortaleza económica del reino descansaba en su agricultura, sus recursos minerales y en los impuestos demandados a las caravanas que atravesaban sus caminos, especialmente el Camino del Rey.
II. Edom en el Antiguo Testamento. De acuerdo con Gn. 36:1-17 los edomitas eran descendientes de Esaú. Sin embargo, la tierra fue ocupada antes del arribo de los descendientes de Esaú (Gn. 14:6) . Jefes tribales emergieron aquí­ muy temprano (Gn. 36:15-19, 40-43; 1 Cr. 1:51-54), y los edomitas tuvieron reyes †œantes que reinase rey sobre los hijos de Israel† (Gn. 36:31-39; 1 Cr. 1:43-51).
En los dí­as del éxodo, Israel buscó pasar a través de Edom, viajando por el Camino del Rey pero le rehusaron el permiso (Nm. 20:14-21; 21:4; Jue. 11:17, 18). Sin embargo, algún parentesco se reconoció con Edom (Dt. 23:7, 8). El profeta Balaam prometió que Israel un dí­a poseerí­ Edom (Nm. 24:18).
Josué asignó a Judá las tierras al oeste del mar Muerto hasta los lí­mites con Edom (Jos. 15:1, 21). Doscientos años más tarde Saúl peleó contra Edom (1 S. 14:47), auque tení­a edomitas a su servicio (1 S. 21:7; 22:9, 18). David conquistó Edom y colocó guarniciones en la tierra (2 S. 8:13, 14). Léase sirios por edomitas en el v. 13; hay una confusión del escriba al usar †œr† en lugar de †œd†. Los métodos de David fueron despiadados (2 S. 8:13). El dejó a Joab en Edom por 6 meses †œhasta que hubo acabado con todo el sexo masculino en Edom† (1 R. 11:15, 16). Algunos huyeron a Egipto, incluyendo un prí­ncipe real, Hadad, quien más tarde dio problemas a Salomón (1 R. 11:14–22). En su época Salomón tení­a un puerto en el mar Rojo en *Ezión-geber y explotaba las minas de cobre en la región (1 R. 9:26–28).
En el tiempo de Josafat, los edomitas incursionaron Judá en compañí­a de otros; pero fueron vencidos (2 Cr. 20). Josafat intentó reabrir el puerto de Ezión-geber sin éxito (1 R. 22:48). El gobernador de Edom (1 R. 22:47) reconoció el gobierno de Josafat y se unió a él en su ataque contra Mesa, rey de Moab (2 R. 3:4-27).
Bajo Joram, Edom conquistó su independencia (2 R. 8:20–22; 2 Cr. 21:8–10); pero más tarde Amasí­as capturó Sela, su capital, y mató a muchos (2 R. 14:7; 2 Cr. 25:11, 12). Su hijo Uzí­as restauró el puerto de Elat (2 R. 14:22) aunque lo perdió en los dí­as de Acaz y nunca más pudo ser recuperado (2 R. 16:6). Después del 736 a. de J.C. Edom llegó a ser un estado vasallo de Asiria.
Cuando Judó cayó en el 586, Edom se regocijó (Sal. 137:7). Por su odio amargo hacia Judá los profetas pronosticaron su destrucción (Jer. 49:7–22; Lm. 4:21, 22; Ez. 25:12–14; 35:15; Jl. 3:19; Am. 9:12; Abd. 10 y sigtes.). Algunos edomitas entraron al sur de Judá y se establecieron hacia el sur del Hebrón bajo la presión de las invasiones árabes durante el siglo V a. de J.C. En el siglo III a. de J.C. , los *nabateos ocuparon el antiguo Edom y sacaron la mayorí­a de la gente hacia Judá. Judas Macabeo los dominó más tarde (1 Mac. 5:65) y Juan Hircano los obligó a circuncidarse, incorporándolos así­ al pueblo judí­o. La familia de Herodes era de descendencia edomita.
III. Descubrimientos Arqueológicos y Edom. Ciertos reconocimientos del terreno han mostrado que entre los siglos XXIII y XX a. de J.C. , existió una floreciente civilización en Edom. Lamentablemente fue destruida, posiblemente por invasores del desierto. Poca evidencia de colonización urba a se encuentra antes del siglo XIII a. de J.C. La destrucción de la antigua civilización puede estar vinculada con la invasión de Génesis 14. La presencia de antiguos sitios a lo largo del camino central principal —el Camino del Rey— señala la existencia de este camino durante este perí­odo inicial. El descubrimiento de cerámica de las edades última del bronce y primera del hierro en muchos sitios en Edom indica una fecha en el siglo XIII para el establecimiento del último reino de Edom. Este pueblo edificó una serie de fortalezas amuralladas alrededor de sus viviendas en el altiplano, especialmente sobre la posición oriental que estaba expuesta a las incursiones del desierto. Estaban estratégicamente ubicadas lo que hací­a posible la comunicación por medio de señales de fuego en caso de ataque. Esto indica un sistema militar bien organizado bajo un gobierno fuerte. Los registros egipcios de los dí­as de Thutmose II ( ca. 1495–1490 a. de J.C. ) hablan de contacto con los nómadas Shasu. Registros posteriores de los dí­as de Merneptah (1224–1215 a. de J.C. ) y Ramesés III ( ca. 1198–1167) muestran que por lo menos algunos del pueblo shasu se encontraban en la región de Edom porque el monte Seir está especí­ficamente mencionado.
Descubrimientos arqueológicos han producido una gran cantidad de evidencias desde los dí­as de Salomón, es decir, desde la edad del hierro I. El puerto de *Ezión-geber (Fase I) y numerosos sitios de minerí­a y fundición en el Wadi Araba, que datan de la primera edad del hierro, indican una considerable activadad en el sur de Edom. La planta compleja de fundición de Ezión-geber, que usó los vientos del norte para corriente de aire, es una indicación de un alto grado de conocimiento técnico. Los objetos encontrados en las excavaciones indican que el comercio se efectuaba entre el puerto y ciertos lugares como Egipto y el sur de Arabia. La destrucción de Ezión-geber l durante el siglo X puede atribuirse a la invasión de Sisac (1 R. 14:25).
Durante el perí­odo entre el séptimo y el cuarto siglos (Fases IV y V), Elat permaneció edomita. Varios sellos edomitas del siglo VII que ostentan el tí­tulo †œQos †™anal, siervo del rey† se han encontrado. Bajo el posterior gobierno persa, el comercio aún florecí­a en este puerto a juzgar por los tiestos arámicos de los siglos V y IV a. de J.C. , algunos de los cuales fueron recibos por la venta de vino. Algunos pedazos de cerámica griega de Atica indican un comercio con los griegos. Eventualmente, el puerto cayó en manos de los nabateos.
Mientras que el cuadro de los logros culturales edomitas emerge lentamente, se necesitará mucha más excavación antes de que el cuadro sea claro.
BIBLIOGRAFIA: N. Glueck, The Other Side of Jordan, New Haven, 1940. AASOR , XV, XVIII, XIX. Articles in BASOR , 71, 72, 75, 76, 79, 80, 82, 84, 85. F. M. Abel, Géographie de la Palestine, II, Paris, 1933, págs. 281–285. M. Du Buit, Géographie de la Terre Sainte, Paris, 1958, págs. 143 y sigtes.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

I. Aspecto bíblico

El término Edom (˒eḏōm) denota ya sea el nombre de Esaú, dado en memoria del guiso rojo por el que cambió su primogenitura (Gn. 25.30; 36.1, 8, 19), o el de los edomitas colectivamente (Nm. 20.18, 20–21; Am. 1.6, 11; 9.12; Mal. 1.4), o la tierra ocupada por los descendientes de Esaú, anteriormente tierra de Seir (Gn. 32.3; 36.20–21, 30; Nm. 24.18). Se extendía desde el uadi Zered hasta el golfo de Ácaba, en una extensión de unos 160 km, llegando a ambos lados del Arabá o desierto de Edom (2 R. 3.8, 20), la gran depresión que conecta el mar Muerto con el mar Rojo (Gn. 14.6; Dt. 2.1, 12; Jos. 15.1; Jue. 11.17–18; 1 R. 9.26, etc.). Es una zona montañosa y accidentada con picos que alcanzan los 1.067 m. Si bien no es tierra fértil, tiene buenas zonas cultivables (Nm. 20.17, 19). En tiempos bíblicos la carretera real pasaba por la meseta oriental (Nm. 20.14–18). La capital, *Sela, se encontraba en una pequeña meseta detrás de Petra. Otras ciudades importantes eran Bosra y Temán.

Los edomitas (˒eḏôm, ˒adômı̂m) eran descendientes de Edom (Esaú, Gn. 36.1–17). La arqueología moderna ha demostrado que la tierra estuvo ocupada antes de la época de Esaú. Llegamos a la conclusión de que los descendientes de Esaú emigraron hacia dicha tierra, y que con el tiempo se convirtieron en el grupo dominante que incorporó en su seno a los horeos originales (Gn. 14.6) y a otros grupos. Después de ca. 1850 a.C. hubo un corte en la cultura de Edom hasta poco antes de ca. 1300 a.C., y la tierra fue ocupada por nómades.

Esaú ya había ocupado Edom cuando Jacob regresó de Harán (Gn. 32.3; 36.6–8; Dt. 2.4–5; Jos. 24.4). Allí los jefes tribales (°vrv1 “duques”) surgieron muy temprano (Gn. 36.15–19, 40–43; 1 Cr. 1.51–54), y los edomitas tuvieron reyes “antes que reinase rey sobre los hijos de Israel” (Gn. 36.31–39; 1 Cr. 1.43–51).

En la época del éxodo Israel solicitó permiso para viajar por el camino real, pero el pedido fue rechazado (Nm. 20.14–21; 21.4; Jue. 11.17–18).

A pesar de esta falta de cortesía, a Israel se le prohibió aborrecer a su hermano edomita (Dt. 23.7–8). En esos días Balaam predijo la conquista de Edom (Nm. 24.18).

Josué asignó el territorio de Judá hasta los linderos con Edom (Jos. 15.1, 21), pero no usurpó sus tierras. Dos siglos más tarde el rey Saúl luchó con los edomitas (1 S. 14.47) aun cuando algunos de ellos estaban a su servicio (1 S. 21.7; 22.9, 18). David conquistó Edom y colocó guarniciones por todo el territorio (2 S. 8.13–14. Enmiéndase ˒arām en el vv. 13 a ˒eḏôm a causa de una confusión de algún escriba entre las letras resh “r” y daleth “d”. Cf. 1 Cr. 18.13). En esta época los edomitas experimentaron una gran derrota con miles de muertos (2 S. 8.13), y 1 R. 11.15–16 dice que Joab, comandante de David, permaneció en Edom seis meses hasta que “hubo acabado con todo el sexo masculino en Edom”. Algunos deben de haber escapado, porque Hadad, principe real, huyó a Egipto y posteriormente se convirtió en un problema para Salomón (1 R. 11.14–22). Esta conquista de Edom le permitió a Salomón construir un puerto en Ezióngeber, y explotar las minas de cobre en la región, como lo demuestran claramente las excavaciones (1 R. 9.26–28).

En la época de Josafat los edomitas se unieron a los amonitas y los moabitas para incursionar contra Judá (2 Cr. 20.1), pero los aliados comenzaron a pelearse entre sí (vv. 22–23). Josafat procuró usar el puerto de Ezión-geber, pero sus barcos fueron hundidos (1 R. 22.48). En esta época, Edom era gobernada por un representante que actuaba como rey (1 R. 22.47). Este “rey” reconoció la supremacía de Judá y se unió a la coalición Judá-Israel en un ataque a Mesa, rey de Moab (2 R. 3.4–27).

Bajo Joram Edom se rebeló, pero, aun cuando Joram los derrotó en batalla, no pudo reducirlos al punto de que se sometieran (2 R. 8.20–22; 2 Cr. 21.8–10), y Edom tuvo un respiro durante unos 40 años.

Posteriormente Amasías invadió Edom, mató 10.000 edomitas en el valle de la Sal, capturó Sela, la capital, y mandó 10.000 más a la muerte despeñándolos desde la cumbre del Sela (2 R. 14.7; 2 Cr. 25.11–12). Uzías, su sucesor, restauró el puerto de Elat (2 R. 14.22), pero bajo Acaz, cuando Judá estaba siendo atacada por Peka y Rezín, los edomitas invadieron Judá y se llevaron cautivos (2 Cr. 28.17). El puerto de Elat cambió de manos una vez más. (Lease “Edom” y no “Aram” en 2 R. 16.6; así °vrv2). Judá nunca recuperó Edom. Inscripciones as. muestran que Edom se convirtió en estado vasallo de Asiria después de ca. 736 a.C.

Después de la caída de Judá Edom se regocijó (Sal. 137.7). Los profetas predijeron juicio contra Edom por su odio implacable (Jer. 49.7–22; Lm. 4.21–22; Ez. 25.12–14; 35.15; Jl. 3.19; Am. 9.12; Abd. 10ss). Algunos edomitas se introdujeron en el S de Judá y se establecieron al S de Hebrón (* Idumea). Edom misma cayó en manos árabes durante el ss. V a.C., y en el ss. III a.C. fue avasallada por los nabateos. En el curso de estos siglos otros grupos de edomitas huyeron a Judá. Posteriormente Judas Macabeo los subyugó (1 Mac. 5.65), y Juan Hircano los obligó a circuncidarse y a incorporarse al pueblo judío. Los Herodes eran de ascendencia edomita.

II. Aspecto arqueológico

Si fechamos la aparición de los edomitas propiamente dichos a partir de fines de la edad del bronce tardía y el comienzo de la edad del hierro, existe un conjunto limitado de pruebas arqueológicas a través de los siglos hasta los tiempos romanos. Algunos sitios importantes han sido excavados: Tauilán fue ocupada del ss. VIII al VI a.C. Tell el-Kheleifeh en el golfo de Acaba fue ocupada durante el período de los reyes de Israel, y posteriormente. Umm el-Biyara (detrás de Petra) ha sido investigada. Se conoce una variedad de pequeñas fortafezas de la edad del hierro en las fronteras de Edom. Información importante se conserva en escritos asirios desde alrededor del 733 a.C. hasta el final del imperio asirio en 612 a.C. Algunos aspectos de la cultura general han comenzado a surgir, p. ej. varios sellos y óstraca importantes revelan nombres y deidades y arrojan luz sobre las transacciones comerciales. El nombre de la deidad Qaus aparece en nombres de personas. Pero, en general, la información arqueológica es bastante escasa por ahora.

Bibliografía. S. Moscati, Las antiguas civilizaciones semíticas, C. F. Pfeiffer, “Edom-Edomitas”, °DBA, pp. 229–231; H. Cazelles, Historia política de Israel, 1984; G. Cornfeld, Arqueología de la Biblia, 1976.

F. M. Abel, Géographie de la Palestina, 2, 1937, pp. 281–285; D. Baly, The Geography of the Bible, 1974; C. M. Bennett, RB 73, 1966, pp. 372ss; 76, 1969, pp. 386ss; Nelson Glueck, The Other Side of Jordan, 1940; AASOR 15, 18–19; artículos diversos en BASOR 71–72, 75–76, 79–80, 82, 84–85; BA 28, 1965, pp. 70ss; J. Lindsay, Tyndale Paper 21, 3, 1976, Melbourne; B. Rothenberg, PEQ 94, 1962, pp.5ss; J. R. Bartlett en POTT, pp. 229–258; LOB.

J.A.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico