EUNICE

2Ti 1:5.


Eunice (gr. Euní­k’, “buena victoria” o “victoriosa”). Madre de Timoteo, una judí­a cristiana casada con un griego (2 Tit 1:5; cf Act 16:1).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

victoriosa. Madre de Timoteo, el discí­pulo de Pablo, a quien desde niño instruyó en las Sagradas Escrituras, junto con Loida, abuela de aquél, Hch 16, 1; 2 Tm 1, 5; 3, 14-15.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Esposa judí­a de un griego, hija de Loida y madre de Timoteo (Act 16:1; 2Ti 1:5). Viví­an en Listra, donde las dos mujeres y Timoteo se convirtieron, probablemente durante la primera visita de Pablo (Act 14:6-20), ya que Timoteo sabí­a de la persecución de Pablo allí­ (2Ti 3:11). Crió a su hijo en el conocimiento de las Escrituras del AT (2Ti 3:15).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(buena victoria).

Madre de Timoteo: (2Ti 1:5).

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(Buena victoria). Hija de Loida. Madre de †¢Timoteo. Aunque el nombre E. es griego, ella era judí­a, así­ como su madre. E. estaba casada con un griego. Pablo dice que ella tení­a una †œfe no fingida†, recibida de su madre y que trasmitió a su hijo Timoteo (2Ti 1:5), al cual educó en la fe judí­a aunque no le circuncidó.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG MUJE MUNT

vet, = “buena victoria”. Madre de Timoteo e hija de Loida. Era judí­a y casada con un marido griego (Hch. 16:1; 2 Ti. 1:5); supo transmitir a su hijo el amor por las Escrituras, la práctica de la verdad y el temor de Dios que ella misma habí­a aprendido en la sinagoga, en su familia y entre los maestros de Israel.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. (2.a Timoteo 1:5)
LEASE 2 TIMOTEO 1. En la familia de Timoteo reinaba la tradición cristiana. Conocemos nombres en tres generaciones. Detrás de Timoteo hay Eunice, y detrás de ésta, Loida. Los tres manifiestan una “fe no fingida”, que ha pasado de uno a otro. La fe no es impartida por los padres sino que procede de Dios. Pero Dios se complace en permitir que su bendición se acreciente en las sucesivas generaciones, imprimiendo el valor de lo que permanece y el conocimiento de ser llamado, dentro de la familia, para glorificar el nombre del Señor.

Ni Loida ni Eunice podí­an haberse imaginado que Timoteo iba a ser llamado a un lugar de tanta prominencia en la Iglesia de Cristo. A Pablo esta especie de nubilidad espiritual, que va de una generación a otra, como israelita, le parece especialmente hermosa. Se goza al contemplarla. Pero nos habla de ello por algo más: quiere llamar nuestra atención a lo realizado por la madre, la forma en que Dios la usó, a ella y a Loida, para inspirar la fe ferviente y real en Timoteo.

Pablo viene a decirnos que el hecho que Timoteo fuera criado bajo la influencia de la gracia es motivo en sí­ para dar gracias a Dios. La salvación puede tener lugar a cualquier edad, incluso a edad muy avanzada, pero el llegar lejos en el conocimiento de Dios suele ser más seguro cuando el niño ha sido criado dentro de las Escrituras. El corazón, espí­ritu y conciencia del niño es más tierno y en él se hunden de modo indeleble las enseñanzas. Cuando han sido imprimadas con eficacia difí­cilmente se borran más adelante. Timoteo tuvo un inmenso privilegio al poder ser educado desde la niñez en el camino del Señor. Para él, el conocimiento de la Escritura y el contenido de la fe fue ví­vidamente real. No eran un mero barniz formal, sino que habí­an crecido y se habí­an hecho una posesión inseparable de su propia vida y conciencia.

Timoteo le debí­a esto a su madre, como Agustí­n se lo debí­a a su madre Mónica. Este es el privilegio de algunos hijos de madres cristianas, pero no de todas. Algunos hijos de madres cristianas, convertidos luego, han dicho que no habí­an recibido la más mí­nima bendición de su madre. Pero en otras ocasiones la madre inspira de modo permanente la vida del hijo y éste conserva siempre sagrados recuerdos de ella. Es algo glorioso que unifica a los dos espiritualmente. La ternura del amor materno es santificada por el amor de Cristo; el amor maternal potencia el ferviente anhelo de la madre de que el hijo sea del Salvador. La madre no descansa hasta que de un modo u otro, leyendo historias de la Biblia, dando consejos, ejemplo, estimulo, como sea, le induce a abrir su corazón al Salvador que se le está revelando por aquellos medios.

Nos lamentamos hoy del hecho que muchos hijos maduros se apartan de la fe. Pero al hacerlo hemos de preguntarnos dónde están las Eunices, cuya intensidad espiritual se ha contagiado al hijo. El padre sin duda tiene su responsabilidad, y su carácter, con frecuencia más fuerte, ha de guiar también al hijo en el hogar. Pero, aun cuando se ejerce la influencia del padre, la tierna actividad espiritual de la madre, su vida fiel, piadosa y de oración es la roturación del terreno que permite recibir la semilla en un blando seno. Las madres deben empezar su actividad en los niños cuando son muy jóvenes. No basta con educar al hijo a comportarse con modales, cuidarlos e instruirlos con rectitud. Hay que conducirlos a entrar en los misterios de la Divinidad.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión
1. ¿Da valor Pablo a la educación en la casa de Timoteo?
2. ¿Estamos haciendo bastante énfasis en la necesidad de que el niño sea educado en el hogar?
3. ¿Qué lección da la vida de Eunice a las madres de hoy?

Fuente: Mujeres de la Biblia

(de una raí­z que significa: †œvencer†).
Esta judí­a creyente, hija de Loida y esposa de un griego no creyente, fue la madre de Timoteo. (Hch 16:1.) Parece muy probable que el apóstol Pablo la conociese en Listra (Asia Menor) con ocasión de su primera gira misional, y, como resultado de su predicación, ella y su madre Loida se hiciesen cristianas. (Hch 14:4-18.) Eunice tení­a una fe †œsin hipocresí­a alguna†. (2Ti 1:5.) Aunque su esposo era pagano, Eunice fue ejemplar en enseñar a su hijo Timoteo los †œsantos escritos† desde su †œinfancia†, y cuando llegó a ser cristiana, también le instruirí­a en este camino. (2Ti 3:15.) Puesto que el esposo de Eunice era griego, Timoteo no fue circuncidado. (Hch 16:3.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Madre de Timoteo y mujer de notable fe (2 Ti. 1.5). Era judía (Hch. 16.1) y piadosa, porque ya había comenzado temprano la instrucción bíblica de Timoteo (2 Ti. 3.15), pero su esposo era gentil y su hijo no estaba circuncidado (Hch. 16.3). En vista de los matrimonios mixtos con familias frigias de rango (Ramsay, BRD, pp. 357; cf. CBP, 2, pp. 667ss), estas cosas pueden representar la elevación social de su familia y no un descenso personal. Algunos ms(s). lat. de Hch. 16.1, y Orígenes sobre Ro. 16.21, dicen que era viuda, punto de vista que podría estar apoyado por el término hypērjen en Hch. 16.3. Vivió en Derbe o Listra: lingüísticamente podría haber sido cualquiera de las dos (cf, BC 4, pp. 184, 254). Su nombre es griego y aparentemente no era común.

A veces se sugiere que Pablo se refiere a la fe judía, pero la interpretación más natural de 2 Ti. 1.5 (y de Hch. 16.1) es que la fe cristiana “habitó” (aoristo, lo que alude quizás al hecho de la conversión, sin duda en el primer viaje misionero de Pablo) “primero” en *Loida y en ella misma (o sea con anterioridad a la conversión de Timoteo).

A.F.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico