FILIPENSES, EPISTOLA A LOS

carta del apóstol Pablo escrita a los fieles de la Iglesia de Filipos, estando cautivo, lo más posible, en Efeso, entre los años 52 y 54. Esta carta es la más afectuosa y personal del Apóstol, a una comunidad devota de él, generosa en sus contribuciones para la misión de Pablo, que le enviaron a Tesalónica, Flp 4, 16; y a Corinto, 2 Co 11, 9. A una de estas donaciones se debió la epí­stola, dineros llevados desde Filipos por Epafrodita, quien a su vez fue el portador de la epí­stola, tras recuperarse de una enfermedad grave, 2, 25-30. El Apóstol informa a la congregación filipense de su situación personal en la cárcel, pero se alegra, pues, según sus palabras, †œlo que me ha sucedido ha contribuido más bien al progreso del Evangelio†, 1, 12; porque †œCristo es anunciado†, 1, 18; y †œserá glorificado†, 1, 20. Por lo tanto, dice a los filipenses que lo importante está en que lleven una vida digna del Evangelio, en que luchen por la fe del Evangelio sin dejarse intimidar; pues se les ha dado la gracia de que por Cristo, no sólo crean en él, sino que también padezcan por él.

Les exhorta a tener entre todos los mismos sentimientos que Cristo el cual †œse humilló a sí­ mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó†, 2, 8-9. Luego Pablo pasa a hablar del futuro, de su deseo de visitar a la congregación de Filipos, de su esperanza de enviarles a Timoteo, tan pronto se aclare su situación; les devuelve a Epafrodito, para quien pide la estimación de los filipenses, ya que estuvo a punto de morir por la obra de Cristo. Después, los exhorta a seguir el verdadero camino de la salvación, cuidándose de los perros, es decir, de los gentiles, de los malos obreros y de los falsos circuncisos, pues el verdadero circunciso es el que da culto según el Espí­ritu de Dios y se glorí­a en Cristo Jesús. Por último, los exhorta a mantenerse firmes y alegres en el Señor; les agradece las ayudas y se despide.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Una de las cartas más personales de todas las que escribió Pablo. Fue escrita a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos (Phi 1:1).

La iglesia en Filipos, en la antigua Macedonia, fue la primera fundada en Europa por Pablo (Act 16:9-40) y, por consiguiente, es la primera penetración importante del evangelio en territorio gentil (comparar Phi 4:14-15). La primera persona que se convirtió con la predicación de Pablo fue Lidia, una vendedora de púrpura. Toda su casa se bautizó y así­ se convirtió en el núcleo de la nueva iglesia (Act 16:15). La singular conversión del carcelero y los milagros que la acompañaron también se produjeron en Filipos (Act 16:25-34). Esta iglesia, aunque pobre, en varias ocasiones reunió fondos para Pablo y también lo ayudó mientras estaba en la prisión (Phi 4:10-16). El Apóstol no tiene ningún reproche para ella en su carta. Los miembros de la misma son su gozo y corona (Phi 4:1).

La ocasión de esta carta fue la donación de dinero y ropas que Epafrodito le llevó a Pablo a la prisión (ya sea en Cesarea, Efeso o Roma). Pablo aprovechó la ocasión para agradecer a los filipenses por éste y otros favores. Al hacerlo, como era su costumbre, agregó algunas exhortaciones cristianas a la humildad, el gozo y la firmeza. El énfasis principal está en el gozo; el concepto de regocijarse aparece no menos de 16 veces en la carta. Las doctrinas de la persona y la obra de Cristo, la justificación por la fe y la segunda venida del Señor están entre las exhortaciones prácticas.

Bosquejo general:
I. Capí­tulo 1 Saludos y agradecimiento (Phi 1:1-11) El progreso del evangelio (Phi 1:11-20) De la permanencia en el mundo y el trabajar y sufrir por Cristo (Phi 1:21-30)
II. Capí­tulo 2 Exhortación a la humildad fundamentada en la humillación y exaltación de Cristo (Phi 2:1-13) Exhortación a vivir la vida cristiana (Phi 2:14-18) Comentarios personales con respecto a Timoteo y Epafrodito (Phi 2:19-30)
III. Capí­tulo 3 Advertencia contra los falsos maestros (Phi 3:1-3) Poderosa confesión de fe de Pablo (Phi 3:4-14) La esperanza del cristiano en cuanto al cielo (Phi 3:15-21)
IV. Capí­tulo 4 †œRegocijaos en el Señor siempre† (Phi 4:1-7) Exortación al desarrollo de las virtudes cristianas (Phi 4:8-13) La confianza de Pablo en la providencia divina (Phi 4:14-19) Saludos finales (Phi 4:20-22)

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

La iglesia en *Filipos nació durante el segundo viaje misionero del apóstol, registrado en Hch. 16.12–40. La carta de Pablo a esta comunidad cristiana se ha considerado siempre como una comunicación muy personal y tierna, si bien hay un cambio muy perceptible en la introducción al cap(s). 3.

I. Bosquejo

a. Destinatarios y saludos (1.1–2).

b. Acción de gracias y confianza de Pablo (1.3–7).

c. Oración apostólica (1.8–11).

d. La gran ambición y el gozo de Pablo (1.12–26).

e. Exhortación y ejemplo (1.27–2.18).

f. Planes futuros (2.19–30).

g. La gran digresión (3.1–21).

h. Estímulos, agradecimientos, y saludos (4.1–23).

II. Fecha y origen

Por el relato de la vida de Pablo en los Hechos de los Apóstoles sabemos de sólo tres encarcelamientos (16.23–40; 21.32–23.30; 28.30), durante uno de los cuales se escribió esta carta (Fil. 1.7, 13–14, 16). Es obvio que no puede haber sido escrita durante el primero; y parece a primera vista que la elección está sencillamente entre su cautiverio en Cesarea y los dos años en que estuvo detenido en Roma.

a. La hipótesis de Cesarea

Este punto de vista comienza en 1799, cuando fue propuesta por H. E. G. Paulus. Surgió luego el apoyo algo sorpresivo de E. Lohmeyer en el comentario de Meyer, y se han llevado a cabo varios estudios interesantes (véase Martin, Philippians, NCB, 1976, pp. 45–48) en apoyo de dicho marco para la carta. La sugerencia de la composición de la carta durante el encarcelamiento en Cesarea contiene algunas dificultades, que pueden enumerarse así:

1. La custodia de Hch. 23.35 no sugiere el inminente martirio que Lohmeyer toma como tema central de toda la carta (cf. su análisis de la carta en estos términos, pp. 5s).

2. El tamaño y el tipo de la comunidad cristiana en el lugar de su cautiverio no concuerdan con lo que conocemos de la iglesia en Cesarea (1.14ss), como lo indica Moffatt (An Introduction to the Literature of the New Testament, 1918, p.169).

3. Las perspectivas del apóstol cuando se desarrollaban los acontecimientos de Hch. 23–24 estaban relacionadas con una visita a Roma, pero de este deseo no hay el menor indicio en Filipenses; más bien tiene la mirada puesta en una nueva visita a Filipos (2.24ss).

b. La hipótesis romana

La propuesta alternativa sostiene que la carta fue escrita y despachada durante el cautiverio romano del apóstol; y esta sigue siendo la interpretación tradicional, con muchos adherentes. Hay indicaciones considerables a su favor:

1. Las alusiones al praetorium (1.13) y a la “casa de César” (4.22) concuerdan con los detalles históricos de la detención en Roma, cualquiera sea el significado preciso de los términos.

2. La gravedad del cargo y del veredicto inminente (1.20ss; 2.17; 3.11) sugiere que Pablo está siendo juzgado por su vida en el tribunal judicial supremo, cuya decisión no puede apelarse. Se sugiere que este elemento de prueba demuestra que no puede haberse tratado de un tribunal provincial cuyo juicio espera Pablo, por cuanto aun cuando el veredicto allí fuese desfavorable, todavía tendría una “carta de triunfo” (en la frase de C. H. Dodd) para jugar que invalidaría la sentencia local y transferiría el caso a Roma. El hecho de que parece no contar con dicho recurso constituye prueba presuntiva de que ya ha hecho uso de la posibilidad de apelación que tenía, y que la apelación es justamente lo que lo ha llevado a la ciudad imperial.

3. La iglesia de Roma correspondería, en tamaño e influencia, a las referencias en 1.12ss, que sugieren una confraternidad cristiana de considerable importancia.

4. La duración del encarcelamiento es suficiente, según los que apoyan este punto de vista, como para acomodar los viajes que menciona o sugiere la carta. Pero esta es una cuestión que se discute.

5. Hay un testimonio indirecto del origen romano de la epístola en el prólogo marcionita a la carta, que dice: “El apóstol los alaba desde Roma en la prisión por Epafrodito.”

Existen, sin embargo, ciertas dificultades en torno a este antiguo y respetable punto de vista que han hecho que los eruditos vacilen. A. Deissmann fue el primero, aparentemente, en formular dichas dudas, las que podemos enumerar como sigue:

1. Deissmann llamó la atención al hecho de que los viajes de y hacia el lugar de cautiverio sugieren que este no puede haber estado muy lejos de Filipos. Sostuvo que siguiendo la hipótesis romana resulta difícil hacer entrar “esos enormes viajes”, como los llamó, en los dos años mencionados como el tiempo de duración del encarcelamiento en Roma.

2. Más todavía, la situación que se evidencia en la carta, con su presagio de martirio inminente, casi no concuerda con la relativa libertad y tranquilidad de Hch. 28.30–31. Si la carta surgió de ese encarcelamiento resulta claramente necesario postular un desenlace desfavorable en las relaciones del apóstol con las autoridades, que condujo a un deterioro de su condición y sus perspectivas.

3. Una crítica manifiesta a la teoría tradicional es el testimonio de 2.24, versículo que expresa la esperanza de que, si el apóstol sale en libertad, se propone volver a visitar a los filipenses, como también reanudar su tarea misionera y pastoral entre ellos. Este es un datum importante proporcionado por la carta misma, porque sabemos por Ro. 15.23–24, 28 que en esa época el apóstol consideraba que su obra misionera en oriente estaba completa, y tenía la vista puesta en occidente, principalmente España. Si la carta procede de Roma (e. d. si es posterior a la composición de Ro. 15) se hace necesario creer que había surgido una nueva situación que le hizo modificar sus planes. Esta posibilidad, en efecto, no debe descartarse, como sabemos por sus movimientos en Corinto; pero por cierto que demuestra que la tesis romana no está enteramente libre de puntos débiles.

c. La hipótesis efesia

En lugar de fecharla en Roma esta hipótesis propone ubicar la carta en un supuesto cautiverio en Éfeso. Las pruebas de este encarcelamiento son de tipo inferencial, y por consiguiente les falta fuerza lógica plena; pero los entendidos que la apoyan encuentran que ubicar la carta en este período de la vida de Pablo elimina las dificultades que ofrece la teoría romana. Por ejemplo, la intención de visitar Filipos por segunda vez se cumple entonces en Hch. 20.1–6, y los desplazamientos de Timoteo concuerdan también con el relato de Hechos. W. Michaelis, que ha defendido consecuentemente el origen efesio de la carta, demuestra persuasivamente que, siguiendo este punto de vista, los desplazamientos mencionados tanto en Hechos como en Filipenses encajan como las piezas de un rompecabezas. La distancia más corta entre Filipos y Éfeso hace que los viajes resulten más factibles, mientras que existen pruebas, sobre la base de inscripciones, que satisfacen los requisitos de 1.13 y 4.22. Éfeso era el centro de la administración imperial en Asia, y por lo tanto habría un praetorium allí.

Las dificultades principales para la aceptación de esta novedosa teoría son:

1. Su carácter especulativo. El encarcelamiento efesio no puede demostrarse con fuentes directas, si bien hay bastante confirmación indirecta del mismo, especialmente en 1 y 2 Co.

2. La ausencia de toda mención de un asunto que (según se argumenta) debe haber ocupado la mente del apóstol en la época de la fecha sugerida, a saber, la colecta para las iglesias en Judea.

3. Quizá la objeción más fuerte sea la imposibilidad de explicar por qué fue que, si Pablo corría peligro en Éfeso, no se valió de sus derechos como ciudadano romano y apeló al emperador para que tuviera que ser juzgado en Roma. De tal posibilidad no hay mención alguna en la carta.

Nuestra conclusión, por lo tanto, tiene que ser desalentadora para los que esperan una respuesta clara y firme. Las pruebas, nos parece, están sumamente equilibradas, por lo cual no es posible llegar a una decisión definitiva. El fechamiento de la carta en Roma puede seguir aceptándose con ciertas limitaciones; siguen en pie uno o dos motivos de incertidumbre. La hipótesis efesia tendría que aportar mayores elementos de prueba para contrarrestar el parecer que lleva muchos siglos, y esto no lo ha logrado, a pesar de que tiene muchos puntos en su favor; y si tuviese un apoyo más firme, basado en pruebas directas, indudablemente contaría con una adhesión más amplia. La corriente de la opinión crítica, no obstante, se orienta hacia la hipótesis que favorece el fechamiento en el período efesio (vease Martin, op. cit., pp. 36–57) (* Pablo).

III. La unidad de la carta

En la historia textual esta carta se conoce únicamente como un todo integral; pero existen muchas propuestas que se oponen a esa unidad, principalmente basadas en la presencia de un abrupto cambio de tono, estilo, y contenido al comienzo del cap(s). 3. Damos explicaciones sobre este cambio súbito bajo los encabezamientos titulados “Interpolación” e “Interrupción”.

a. Interpolación

Según esta orientación la razón del cambio abrupto en 3.1b está en que dicho versículo introduce un fragmento interpolado tomado de otra carta paulina, que de algún modo ha logrado quedar entretejida con la epístola canónica. No hay mayor acuerdo en cuanto a determinar dónde termina la interpolación, ya sea en 4.3 (así K. Lake), 4.1 (A. H. McNeile-C. S. C. Williams, F. W. Beare), o 3.19 (J. H. Michael). Beare concibe a la carta como un documento compuesto formado por tres elementos: una carta de agradecimiento, para acusar recibo de la ofrenda de los filipenses por mano de Epafrodito (4.10–20); un fragmento interpolado que denuncia la enseñanza falsa de los misioneros judíos y el antinomianismo de los cristianos gentiles (3.2–4.1), y que puede tener por destinataria otra iglesia y no la de Filipos, como propuso ya antes J. H. Michael; y la estructura de la carta (1.1–3.1; 4.2–9, 21–23), que se considera como la última carta de Pablo que se conoce y, en un sentido, su mensaje de despedida a la iglesia militante en la tierra. Este análisis tiene varias variantes (véase Martin, op. cit., pp. 14–21 por los detalles), pero en general la división en tres partes o fragmentos tiene apoyo amplio. Para una convincente defensa de la unidad de la carta, véase R. Jewett, NovT 12, 1970, pp. 40–53.

b. Interrupción

El cambio repentino del estilo y de la perspectiva de la carta puede explicarse más aceptablemente por la interrupción del apóstol en el transcurso de su dictado, como ha sugerido Lightfoot. Véase tamb. E. Stange, “Diktierpausen in den Paulusbriefen”, en ZNW 18, 1917–18, pp. 115s.

Según esta interpretación, 3.1a es la conclusión natural de la carta. Pablo está preocupado por noticias alarmantes que acaba de recibir, y apresuradamente hace un aparte para dictar una vehemente palabra de advertencia. “Las mismas cosas” es una expresión prospectiva, que se proyecta hacia las serias admoniciones de vigilancia contra los judaizantes, que habrán de seguir a continuación. Véase V. P. Furnish, NTS 10, 1963–64, pp. 80–88.

La integridad de la carta ha de aceptarse, por lo tanto, con una posible reserva sólo en el caso de 2.5–11, que algunos consideran como una composición prepaulina o pospaulina, mientras que F. W. Beare encara un aspecto nuevo cuando sugiere que esta sección debe su origen a un escritor gentil desconocido que cayó bajo la influencia de Pablo durante su ministerio. Pablo acepta lo que escribió poniéndole su imprimatur al incluirla en su epístola. Hay un análisis exhaustivo sobre la paternidad y el origen del himno cristológico en 2.5–11 en la monografía de este autor; vease inf.

IV. Ocasión y propósito de la carta

La razón más obvia que llevó a Pablo a escribir esta carta se ha de ver en su situación de prisionero, y su deseo de encomendar a sus colegas Timoteo y Epafrodito a la iglesia. Pablo escribe como si quisiera prepararles el camino a estos hombres, y particularmente con el fin de anular cualquier crítica que pudiese surgir contra Epafrodito (cf. 2.23ss).

Esta también la nota de agradecimiento por la donación de los filipenses, a la que alude en varias partes (1.5; 4.10, 14ss). Esta ofrenda le había llegado por medio de Epafrodito evidentemente, Pablo agradece sinceramente tanto el envío como a presencia del mensajero que le han mandado (2.25).

Resulta claro que Epafrodito también le había llevado noticias del surgimiento de diversos problemas en Filipos, especialmente las inquietantes noticias de la desunión dentro de las filas de la iglesia misma. Esto resulta claro por 2.2–4, 14; 4.2, donde se menciona a los responsables de la disputa, y tal vez 1.27. Pablo encara la cuestión con suavidad, y los insta a la unidad en el Señor.

Otra fuente de confusión en el seno de la iglesia parece haber sido la existencia y la influencia de un grupo “perfeccionista” dentro de ella. Existe fundamento—de lo cual se tiene conocimiento por inferencias basadas en los argumentos esgrimidos por Pablo—para creer que la confianza que sentían los filipenses de llegar a la “perfección” estaba basada en una escatología de tipo gnóstico que eliminaba la esperanza futura de los cristianos y la transfería a la experiencia presente. La respuesta de Pablo en el cap(s). 3 se propone refutar dicho concepto. (Para mayores detalles, véase Martin, op. cit., pp. 22–34.)

La causa cristiana en Filipos parece haber sido objeto de persecución y ataques del mundo exterior. Hay alusiones claras a los “enemigos” de la iglesia (1.28), y una descripción del tipo de sociedad en cuyo seno la iglesia había sido llamada a vivir y dar testimonio de Cristo (2.15). Por ello el repetido llamado a mantenerse firmes (1.27; 4.1). Quizá podamos detectar en un ministerio de aliento una razón adicional de la carta, si bien la interpretación que hace Lohmeyer de toda la carta como si fuese un “tratado para mártires” resulta algo exagerada.

V. El valor de la carta

Podemos mencionar dos rasgos destacados de la carta. Primero, esta Carta a los Filipenses permanecerá siempre como un tributo a la actitud del apóstol frente a sus sufrimientos. Por la gracia de Dios puede regocijarse bajo las circunstancias más adversas de su cautividad y su inminente destino futuro. Sus constantes llamados a regocijarse (la palabra “gozo” y sus formas derivadas o afines aparecen 16 veces) es una característica distintiva, como lo hizo ver Bengel en su famosa frase: “summa epistolae; gaudeo, gaudete”. El secreto de ese gozo es la comunión con el Señor que es el centro de su vida, sea lo que fuere que le depare el futuro (1.20–21).

Segundo, ninguna introducción a la carta sería completa sin una referencia al gran pasaje de 2.5–11. Aquí encontramos el locus classicus de la doctrina paulina sobre la persona de Cristo y la naturaleza y el alcance de la salvación cristiana, y por esa razón la Epístola a los Filipenses permanecerá para siempre a la vanguardia de los estudios paulinos, mientras los escritos del gran apóstol sigan atrayendo la atención de los comentaristas cristianos.

Bibliografía. H. Conzelmann, G. Friedrich, Epístolas de la cautividad, 1972; E. L. Carballosa, Filipenses, un comentario exegético y práctico, 1973; J. Gnilka, Carta a los Filipenses, 1971; J. A. Fitzmyer, “Carta a los Filipenses”, Sagrada Escritura, NT, t(t). II; R. C. Lenski, Comentario al Nuevo Testamento, 1962, t(t). VIII.

Después de la publicación de los comentarios del autor (TNTC, 1959) y de F. W. Beare (1959), se han publicado estudios de K. Barth (trad. ing. 1962), K. Grayston (CBC, 1967) y J. L. Houlden, Paul’s Letters from Prison, 1970. El comentario de R. P. Martin (NCB, 1976) es el más reciente. Sobre el cap(s). 2.5–11, R. P. Martin, Carmen Christi, 1967, procura presentar un panorama de las opiniones de los investigadores; por otro lado, hay una exposición popular en el Broadman Bible Commentary, t.11, 1971 (F. Stagg).

R.P.M.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico