LUCERO

v. Estrella
Isa 14:12 ¡cómo caíste del cielo, oh L, hijo de la
2Pe 1:19 y el l de la mañana salga en vuestros


Lucero (heb. Hêlêl, “brillante [luminoso]” [del verbo hâlal,”emitir luz”, “brillar”, “ser brillante”] o “lucero”). Término que se encuentra en Isa 14:12 en un pasaje en el que el rey de Babilonia aparece como un sí­mbolo de Satanás antes de ser echado del cielo. Antiguamente Hêlêl y su equivalente en las lenguas afines se aplicaba comúnmente al planeta Venus cuando aparecí­a con brillo sin rival como el astro matutino. Al alcanzar su brillo máximo es 7 veces más brillante que Sirio, la estrella más brillante del cielo. En esas ocasiones, es visible al ojo aun a mediodí­a, y en una noche oscura, sin luna, arroja sombra. Las frases anexas, “hijo de la mañana” o “hijo del alba”, eran expresiones corrientes que significaban “estrella de la mañana”. La LXX tradujo Hêlêl como Heí‡sfóros, “estrella matutina” (literalmente, “quien trae el amanecer”), una designación corriente entre los griegos para Venus como estrella de la mañana. Una versión literal de la expresión hebrea (traducida “Lucero, hijo de la mañana”) serí­a: “El brillante hijo del amanecer”. La aplicación figurada del esplendente planeta Venus (el cuerpo celeste nocturno más luminoso después de la Luna) a Satanás antes de su caí­da, cuando seguí­a a Cristo en poder y autoridad y era jefe de las huestes angélicas, es muy apropiada para ilustrar la alta posición desde la que cayó Lucifer,* el Lucero. En Isa 13:10 y 2Pe 1:19 se hace referencia al planeta. Véase Diablo.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

el brillante o portador de luz. Nombre usado para describir al rey de Babilonia, Is 14, 12-14, que engreí­do por su resplandor y progreso intentó colocarse entre los dioses.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(gr., phosphoros, dador de luz). El planeta Venus, visto como una estrella de la mañana, anunciando el amanecer. El profeta comparó el esplendor del rey de Babilonia con Lucifer, hijo de la mañana (Isa 14:12). Jesús se llama a sí­ mismo la estrella resplandeciente de la mañana (Rev 22:16). En 2Pe 1:19 se le llama el lucero de la mañana.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Hablando del rey de Babilonia en un oráculo, Isaí­as lo llamó †œLucero, hijo de la mañana† (Isa 14:12). Hoy decimos †œestrella matutina†. La porción completa (Isa 14:1-20) habla de la decadencia y caí­da que sobrevendrí­a al poderí­o caldeo y a la persona de su rey. Pero la mayorí­a de los exégetas propone un alcance mucho mayor, viendo en estas palabras una alusión a Satanás, así­ como también las descripciones sobre el rey de Tiro que se hacen en Ez. 28. Algunas traducciones, en vez de †œL. hijo de la mañana†, utilizaron el término †œLucifer†, porque así­ se llamaba en la mitologí­a a la estrella matutina, diciéndose que se trataba de un hijo de Júpiter y de la Aurora que tení­a el deber de anunciar el dí­a. La interpretación como referente a Satanás de los pasajes antes señalados hizo que también se le aplicara el nombre de Lucifer. Sin embargo, el verdadero dueño del tí­tulo de †œl. de la mañana† corresponde a nuestro Señor Jesucristo (2Pe 1:19), quien es la †œestrella de Jacob† (Num 24:17), †œla estrella resplandeciente de la mañana† (Apo 22:16). †¢Astronomí­a. †¢Estrellas.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

(lat. “portador de luz”). Este era el nombre latino del planeta Venus, el objeto más brillante en el cielo después del sol y la luna, que a veces aparece como la estrella de la tarde, y otras como la de la mañana. En Is. 14.12 es traducción de hēlēl (‘el que brilla’: LXX heōsforos ‘portador de luz’; cf. la voz ár. para Venus, zuhratun, ‘el que brilla con fulgor’), y se aplica burlonamente, como título para el rey de Babilonia, que en su gloria y pompa se había colocado entre los dioses. Este nombre resulta apropiado, ya que la civilización de Babilonia empezó en la gris aurora de la historia, y tenía fuertes relaciones astrológicas. Los babilonios y los asirios personificaban a la estrella de la mañana como Belit e Istar. Algunos han considerado que la frase “hijo de la mañana” podría referirse al cuarto de luna; cf. Gray en ICC, ad loc.; otros (p. ej. S. H. Langdon, ExpT 42, 1930–1, pp. 172ss) apoyan una identificación con el planeta Júpiter. La similitud de esta descripción con la de pasajes tales como Lc. 10.18 y Ap. 9.1 (cf. 12.9) ha hecho que se aplique este nombre a Satanás. El que verdaderamente puede reclamar este título, como podemos ver en Ap. 22.16, es el Señor Jesucristo en la gloria de su ascensión.

D.H.W.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico