hermano de Simón, administrador del Templo en tiempos de los macabeos. Jasón, sumo sacerdote, envió a M. con dinero para el rey Antíoco IV Epífanes, al tiempo que lo encargó de gestionar algunos negocios con el soberano seléucida. M. impresionó al rey y ofreció trescientos talentos más que Jasón por el sumo sacerdocio, y fue investido como tal. J., quien había usurpado esta dignidad a su hermano Onías, recibió el misma moneda de parte de M., y debió huir a Amán, 2 M 4, 23-26. M., sin embargo no pagó al rey la suma de dinero prometida, a pesar de los requerimientos que le hacía Sóstrates, alcaide de la Acrópolis y encargado de hacer estos recaudos. M. y Sóstrates fueron llamados por el rey por este motivo, dejando aquél encargado del sumo sacerdocio a su hermano Lisímaco, quien cometió muchos crímenes, 2 M 4, 27-29. Se presentó una sublevación en Tarso y Malos, el rey debió ir a sofocarla, dejando a Andrónico encargado del trono, situación que aprovechó M. para robar algunos objetos de oro del Templo, de los cuales unos regaló a Andrónico, vendiendo los otros. Onías le reprochó a M. tal conducta, y éste instigó a Andrónico para que lo asesinara. Se instruyó un proceso en contra de M. por todos estos crímenes, pero de nuevo usó el dinero para salir absuelto del caso y continuó en el poder, siendo el principal adversario de sus conciudadanos, 2 M 4, 30-50.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital