NUEVA JERUSALEN

(También se le conoce como la “Nueva Iglesia”.)
Secta religiosa. Bajo la inspiración de Enmanuel Swedenborg, cientí­fico y filósofo sueco que anunció la llegada de la Nueva Jerusalén para 1757, un grupo de sus seguidores organizó una iglesia que por un tiempo logró numerosos seguidores. La primera congregación swedemborgiana se formó en Londres en 1787–1788. Han operado también bajo el nombre de Sociedad Swedenborg.
Swedenborg era hijo de un obispo luterano. Sus escritos incluyen La verdadera religión cristiana, Arcana caelestia, etc., pero no intentó fundar una iglesia. Por algún tiempo contó con simpatizantes en varias iglesias, sobre todo en la anglicana, pero después de su muerte algunos empezaron a acariciar la idea de crear una nueva iglesia.
Una de sus creencias es la afirmación de un mundo espiritual que puede penetrar en el mundo material. Swedenborg afirmaba haber vivido en contacto con ese mundo espiritual en el que las personas aman y viven después de la muerte. Por lo tanto, afirmaba haber conversado con San Pablo, San Agustí­n, los reformadores evangélicos del siglo XVI, etc. Los swedenborgianos no creen en la Trinidad.
En la interpretación de algunos, el mensaje de esta iglesia incluye elementos de gnosticismo y espiritismo. Los principales centros de la iglesia están en Estados Unidos e Inglaterra.

Fuente: Diccionario de Religiones Denominaciones y Sectas

Ciudad de Dios de Rev 3:12, Rev 21:2. En Gal 4:26 es la “madre de los creyentes”.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Esta expresión aparece dos veces en la Biblia, ambas en el libro simbólico de Revelación. (Rev 3:12; 21:2.) Cercano ya el final de las series de visiones, el apóstol Juan dice después de ver a Babilonia la Grande destruida: †œVi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendí­a del cielo desde Dios y preparada como una novia adornada para su esposo†. (Rev 21:2.)

La novia del Cordero. A la luz de otros textos se puede determinar la identidad de la Nueva Jerusalén. En principio se dice que es †˜como una novia†™. Más adelante, Juan escribe: †œUno de los siete ángeles […] habló conmigo y dijo: †˜Ven acá, te mostraré a la novia, la esposa del Cordero†™. De modo que me llevó en el poder del espí­ritu a una montaña grande y encumbrada, y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, que descendí­a del cielo desde Dios, y que tení­a la gloria de Dios. Su resplandor era semejante a una piedra preciosí­sima, como piedra de jaspe que brillara con claridad cristalina†. (Rev 21:9-11.)
¿De quién es novia la Nueva Jerusalén? Del Cordero de Dios, Jesucristo, que derramó su sangre en sacrificio por la humanidad. (Jn 1:29; Rev 5:6, 12; 7:14; 12:11; 21:14.) ¿Cuál es su identidad? Se compone de los miembros de la congregación cristiana glorificada. A la congregación en la tierra se la comparó a una †œvirgen casta† que habí­a de ser presentada a Cristo. (2Co 11:2.) Por otra parte, el apóstol Pablo compara la congregación cristiana a una esposa, que tiene a Cristo como su esposo y cabeza. (Ef 5:23-25, 32.)
Además, Cristo mismo promete en Revelación 3:12 que los miembros de la congregación que venzan, los fieles, tendrán escrito sobre ellos †œel nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo desde mi Dios, y ese nuevo nombre mí­o†. Debido a que una esposa toma el nombre de su esposo, aquellos a los que se ve de pie con el Cordero sobre el monte Sión —144.000 que tienen el nombre de este y el del Padre escrito en sus frentes— obviamente son el mismo grupo, es decir, la novia. (Rev 14:1.)

¿Por qué la †œNueva Jerusalén† no podrí­a ser una ciudad de Oriente Medio?
Puesto †˜que desciende del cielo desde Dios†™, la Nueva Jerusalén es celestial, no terrestre. (Rev 21:10.) Por eso no es una ciudad que hayan edificado los hombres y que esté formada por calles literales y edificios construidos en el Oriente Medio, en el lugar que antiguamente ocupaba la ciudad de Jerusalén, destruida en el año 70 E.C. Se dice de los miembros de esta clase de la novia mientras están en la Tierra que su †œciudadaní­a existe en los cielos† y que su esperanza es recibir †œuna herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible†. El apóstol Pedro sigue diciendo: †œEstá reservada en los cielos para ustedes†. (Flp 3:20; 1Pe 1:4.)
En el año 537 a. E.C. Jehová creó †œnuevos cielos y una nueva tierra† cuando el resto judí­o fue repatriado a Jerusalén del exilio babilonio. (Isa 65:17.) La gobernación de Zorobabel (un descendiente de David) en la ciudad de Jerusalén, ayudado por el sumo sacerdote Josué, constituyó en aquel tiempo los predichos †œnuevos cielos†. (Ag 1:1, 14; véase CIELO [Nuevos cielos y nueva tierra].) Por lo tanto, la Nueva Jerusalén, junto con Cristo entronizado en esta ciudad simbólica, constituye los †œnuevos cielos† que gobiernan sobre la †œnueva tierra†, la sociedad humana en la tierra.
Además, la visión que Juan tuvo de la Nueva Jerusalén apoya el hecho de que es una ciudad celestial. Únicamente una ciudad simbólica podí­a tener las dimensiones y el esplendor de la Nueva Jerusalén. Su base era cuadrada, de aproximadamente 555 Km. de lado, o unos 2.220 Km. de perí­metro, es decir, 12.000 estadios. Como era cúbica, medí­a lo mismo de altura que de longitud y anchura. Ninguna ciudad hecha por el hombre podrí­a jamás alcanzar esa altura. A su alrededor habí­a un muro de 144 codos (64 m.) de altura. El muro, construido de jaspe, descansaba sobre doce piedras de fundamento, piedras preciosas de gran belleza: jaspe, zafiro, calcedonia, esmeralda, sardónica, sardio, crisólito, berilo, topacio, crisoprasa, jacinto y amatista. Sobre esas doce piedras de fundamento estaban grabados los nombres de los doce apóstoles del Cordero. La ciudad propiamente dicha, encuadrada dentro de esos hermosos muros, no era menos gloriosa, puesto que se la describe como †œoro puro, semejante a vidrio claro†, con un camino ancho de †œoro puro, como vidrio transparente†. (Rev 21:12-21.)

Una gobernación pura y beneficiosa. La entrada a la Nueva Jerusalén a través de sus magní­ficos muros se efectuaba por medio de doce puertas, tres en cada lado, cada una de las cuales era una gran perla. Aunque esas puertas nunca estaban cerradas, el registro bí­blico dice: †œCualquier cosa que no sea sagrada, y cualquiera que se ocupe en una cosa repugnante, y la mentira, no entrará en ella de ninguna manera; solamente entrarán los que estén escritos en el rollo de la vida del Cordero†. Esta era una ciudad santa y sagrada; sin embargo, no habí­a en ella ningún templo visible de adoración, puesto que †œJehová Dios el Todopoderoso es su templo; también lo es el Cordero†. Y †œno tiene necesidad de que el sol ni la luna resplandezcan sobre ella, porque la gloria de Dios la alumbraba, y su lámpara era el Cordero†. Su gobernación sobre las naciones será beneficiosa para ellas, ya que †œlas naciones andarán por medio de su luz†. (Rev 21:22-27.)

Fuente: Diccionario de la Biblia