PECADOS MORTALES, LOS SIETE

Ya desde tiempos tempranos en la vida de la iglesia, la influencia del pensamiento griego (con su tendencia a considerar el pecado como un defecto necesario en la naturaleza humana) hizo necesario que la iglesia determinase la seriedad relativa de varias faltas morales. Esto produjo, a fin de cuentas, lo que se conoce generalmente como los siete pecados mortales—concepto que ocupa un lugar importante en la disciplina y orden de la Iglesia Católica Romana.

Estos pecados son: orgullo, codicia, concupiscencia, envidia, glotonería, ira, pereza. K.E. Kirk (Some Principles of Moral Theology, pp. 265–267) enfatiza que no deben entenderse como «capitales» o pecados «base», sino como pecados «mortales» (esto es, pecados que lo sacan a uno de la verdadera meta). Son «las tendencias pecaminosas que se hacen notar en acciones pecaminosas particulares» (CE, sub «Sin»). La lista representa el intento por enumerar los instintos primarios que son los más probables de dar a luz pecado (Kirk, op. cit., p. 266).

Aun cuando la clasificación original pudo haber sido monástica en origen (cf. Cassian, Collationes Patrum, v. 10), bajo la influencia de Gregorio el Grande (quien nos entregó la exposición clásica sobre el tema: Moralia en Job, esp., xxxi. 45), su alcance fue ensanchado y, junto con las siete virtudes cardinales, llegaron a ser la norma moral y la prueba de la antigua Iglesia Católica. En el escolasticismo medieval se les dio considerable atención. Cf. esp. Aquino, Summa Theologica, II. ii.

BIBLIOGRAFÍA

Father Connell’s New Baltimore Catechism; J. Stalker, The Seven Deadly Sins; A.B.D. Alexander en HERE.

Robert H. Mounce

CE Catholic Encyclopaedia

HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (463). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología